Santa Rosa de Lima © JMJ Panamá 2019

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Patronos de la JMJ: Santa Rosa de Lima

Celebrada como la primera flor de santidad de América

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VIDA

Isabel Flores de Oliva, que por su belleza recibió popularmente el nombre de «Rosa» al que ella añadió «de Santa María», nació en Lima en 1586. En la sociedad colonial de su época, había una clara distinción de clases: familias pudientes, otras de pequeños propietarios y la gran mayoría de campesinos, negros y mulatos, que son tratados como esclavos.

La familia de Rosa es de pequeños propietarios. Sus padres se esfuerzan en darle una seria educación humana además de proporcionarle una sólida formación en la fe. Lima tiene una comunidad pionera en la evangelización: el convento de Santo Domingo.

Allí los seglares pueden participar en la liturgia, reunirse a meditar la Palabra de Dios y colaborar temporalmente en los puestos misionales o «doctrinas». Santa Rosa de Lima en su interior vive un dilema: por un lado siente vocación de religiosa contemplativa y, por otros, percibe la imperiosa llamada a realizar esta vocación en el interior de su familia, trabajando por el Reino de Dios desde fuera del convento.

A sus 20 años encuentra el camino: ser pobre por la fraternidad universal ingresando en movimiento laical de la Orden de Predicadores. Como laica dominica da clases a los niños, incluyendo aprendizaje de instrumentos musicales (guitarra, arpa, cítara), cultiva el huerto de casa u trabaja en costura. De esta forma aporta al sostenimiento de su familia amenazada con estrecheces económicas. En aquel hogar la vida es sencilla, pero lo necesario nunca falta.

Participa en la Eucaristía en el Convento de Santo Domingo. Al fondo de su casa construye una cabaña con el fin de asimilar más el Evangelio en la oración; allí entra en comunión con Dios, con los hombres y con la naturaleza. Sólo Dios la va retribuyendo y ella se va forjando como mujer de «contemplación en lo secreto». A esto une una serie de mortificaciones.

Explica en sus escritos que la mortificación es necesaria para ser saciados por el Espíritu de Dios, para vivir orientados por el Espíritu Santo, para renovar la faz de la tierra a partir de uno mismo. Frente a sus prójimos es una mujer comprensiva: disculpa los errores de los demás, perdona las injurias, se empeña en hacer retornar al buen camino a los pecadores, socorre a los enfermos. Se esfuerza en la misericordia y la compasión.

Ella misma querrá salir de Lima como misionera pero diversas circunstancias se lo impiden. Murió a los treinta y un años en Lima el 24 de agosto de 1617. Su cuerpo se venera en la Basílica dominicana de Santo Domingo en Lima. Fue canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671. Desde ese año Toda América Meridional y Filipinas la veneran como patrona.

ESPIRITUALIDAD

Santa Rosa de Lima fue celebrada como la primera flor de santidad de América, insigne por la fragancia de su penitencia y oración. Dotada de brillantes cualidades y dotes de ingenio, ya desde niña se consagra al Señor con voto de virginidad. Siente profunda veneración por Santa Catalina de Siena, con quien se advierte una sorprendente afinidad, por ello decidió, en 1606, inscribirse en la Orden Seglar Dominicana para darse más plenamente a la perfección evangélica.

Amante de la soledad dedicó gran parte del tiempo a la contemplación deseando también introducir a otros en los arcanos de la «oración secreta», divulgando para ello libros espirituales. Anima a los sacerdotes para que atraigan a todos al amor a la oración. Recluida frecuentemente en la pequeña ermita que se hizo en el huerto de sus padres, abrirá su alma a la obra misionera de la Iglesia con celo ardiente por la salvación de los pecadores y de los «indios». Por ellos desea dar su vida y se entrega a duras penitencias, para ganarlos a Cristo. Durante quince años soportará gran aridez espiritual como crisol purificador. También destaca por sus obras de misericordia con los necesitados y oprimidos. Santa Rosa de Lima arde en amor a Jesús en la Eucaristía y en honda piedad para con su Madre, cuyo rosario propaga con infatigable celo, estimando que todo cristiano «debe predicarlo con la palabra y tenerlo grabado en el corazón».

MODELO PARA LA JUVENTUD

  • Mujer de «contemplación en lo secreto”.
  • Busca y encuentra su camino de santidad
  • Amante de la Eucaristía y la oración
  • Preocupación misionera por los pobres y los indígenas
  • Practica las obras de misericordia
  • Educadora y catequista

PRIMERA FLOR DE SANTIDAD DE AMÉRICA

  • Laica consagrada en la Orden de Santo Domingo
  • América Meridional y Filipinas la veneran como patrona
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Redacción zenit

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