Celestino Aós es recibido por el Papa Francisco © Twitter Iglesia de Santiago

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ENTREVISTA al administrador apostólico de Santiago de Chile: «Cambiar el corazón» es la estrategia pastoral de Mons. Celestino Aós

«Amar y servir» es su lema episcopal

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(ZENIT – 11 abril 2019).- «Todos tenemos claro que no basta con dar los decretos o cambiar a la persona (…) Si no que hace falta cambiar el corazón» son las palabras del nuevo administrador apostólico de Santiago de Chile. «Cambiar el corazón para que el clericalismo del que tanto se habla y que ciertamente existe, y a veces muy fuerte, desaparezca».

«Amar y servir» es el lema episcopal de Mons. Celestino Aós. Y es que este franciscano capuchino de 74 años, insiste en que «el sacerdote está no para mandar ni para imponer, sino para servir. Tiene una función concreta de servicio».

El obispo español, instalado en Chile desde hace 36 años, fue nombrado por el Papa administrador apostólico de Santiago de Chile el 23 de marzo de 2019, tras la renuncia del cardenal Ricardo Ezzati Andrello.

Natural de Artaiz, Navarra (España), el religioso ha dirigido los últimos cinco ha sido el pastor de la diócesis de Copiapó, una zona desértica al centro-norte del país latinoamericano.

Mons. Aós fue recibido por el Santo Padre en la tarde del viernes, 5 de abril de 2019, y los días sucesivos ha visitado las congregaciones vaticanas para la Doctrina de la fe, para el clero, la de lo obispos, la dedicada a la vida religiosa y el de la secretaría general, donde ha realizado diferentes entrevistas que le ayudarán a su nueva misión pastoral, frente a la Arquidiócesis de Santiago, con alrededor de 6 millones de fieles, y actualmente, una de las más complejas de gobernar.

Comisión para la Tutela de Menores © Iglesia en Chile

«Yo voy aquí a las congregaciones y todo el mundo tiene afán de colaborar, de ayudar, de decir ‘queremos ayudarles para que salgan de este momento en el que están y queremos ayudarles para ver como se puede organizar un futuro donde esto no vuelva a ocurrir’. Yo estimo mucho a Mons. Scicluna y espero que me pueda ayudar y dar consejos que sean muy eficientes para mi gestión», declaró Mons. Aós a los periodistas el pasado lunes, 8 de abril de 2019.

Plena colaboración con el poder civil

El obispo Aós aseguró que el Papa le indicó que hay que seguir una plena colaboración con los fiscales y con el poder civil: «Cuando yo le pregunté por la colaboración que vamos a tener con los fiscales, con el poder civil, que si hay algún caso de estos, si los señores fiscales piden una petición concreta, es decir, si quieren saber de esta causa que es lo que hay, él me dijo que estudiará cada caso, levantará si es necesario el secreto pontificio y ofrecerá toda la colaboración», describió.

El obispo Aós en la Misa de Santa Marta, 9 de abril de 2019

El obispo Aós en la Misa de Santa Marta, 9 de abril de 2019

«Podéis estar seguros de que esa es la mentalidad del Papa y propio testimonio». «El Papa no anda jugando una doble carta» aclaró Mons. Aós a los periodistas en Roma, frente a la sede de la Oficina de Prensa del Vaticano.

«Espero que haya cambios» afirmó el religioso español a los medios de comunicación. «Habrá nuevos obispos auxiliares. Es imposible que ni yo ni otra persona pueda llevar el peso del gobierno de una diócesis como esa». El capuchino ha pedido «con urgencia» al Papa y a la Congregación correspondiente del Vaticano que nombren pronto obispos auxiliares que puedan colaborar con él en la arquidiócesis de más de 6 millones de personas.

A continuación, ofrecemos la entrevista que Mons. Celestino Aós ofreció a Zenit en exclusiva esta semana en Roma, durante su visita al Santo Padre y a las diferentes Congregaciones Vaticanas.

***

ZENIT: Monseñor, ¿se esperaba este nombramiento? ¿Cómo recibió la noticia?

Mons. Celestino Aós: La verdad es que para mí fue una sorpresa absoluta. Fue una sorpresa hace 4 años y medio cuando me nombraron obispo, y después, por supuesto que yo nunca había pensado en la más mínima idea de que pudiesen llamarme para este servicio y estas circunstancias. Fue como de asombro y un poco también como de “santo temor” decir ¿qué voy a hacer yo ahí con ese buque tan grande?, pero uno se confía en el Señor porque dice “bueno, yo no he buscado ninguna de estas cosas”: Es el Señor quien llama a través de la Iglesia, a través del juicio de otros y uno siente que el Papa lo confirma y que también aquí, hasta ahora, en todos los dicasterios, muestran ese afán de colaborar, de ayudarlo a uno.

Z: ¿Por qué el Papa Francisco ha pensado en usted para gobernar la Arquidiócesis de Santiago?

M. CA: Buena pregunta, pero habría que preguntárselo a él. No tengo la más remota idea. Como te digo, para mí fue una sorpresa. Por el lugar donde estaba, por la labor que he realizado… no sé. Ellos ciertamente han evaluado, y en esa evaluación juzgarán dos cosas. En primer lugar, juzgan a uno a las necesidades que ellos tienen y también las otras personas que puedan tener. La verdad es que no lo sé, no le he preguntado.

Simplemente eso, que en este momento, la Iglesia de Santiago vive en una situación compleja, delicada, con unos problemas enormes, de los abusos, pero eso es solo uno problema, porque la iglesia de Santiago es mucho más grande que todo eso. Hay que pensar que son cientos de sacerdotes, que son religiosos, que son religiosas, que hay todo un mundo social… son muchos millones también… para pasar de una diócesis como la del norte –de 300.000 habitantes, a pesar de que la diócesis es grande pero como es desierto no tiene muchos habitantes– pasar a una diócesis de más de 6 millones de personas, es encontrar toda la complejidad porque ahí está el mundo académico, está la sanidad…

Z: Usted es administrador apostólico. ¿Le dijo el Papa cuando nombrará arzobispo?

M. CA: No me ha comentado nada. Yo lo único que tengo cierto es que mucho tiempo no voy a estar… por la edad que tengo, pero, ¿cuánto es mucho tiempo para la Santa Sede? No sé… son años, son procesos. Poco tiempo tampoco creo que vaya a ser, es decir, en tres meses han hecho todos estos cambios. No hay un plazo definido, –pienso que ellos estarán evaluando y preparando…– porque la diócesis no depende tanto de una persona, sino de procesos que hay que poner en marcha, y eso hay que hacerlo, Uno “echa a andar” los procesos y después hay que darle tiempo, hay que darle paciencia para que se vayan realizando las cosas.

El Papa nos hablaba ahora, yo vengo de la Misa de Santa Marta, y hablaba de eso, de que ahora vivimos en una sociedad “inmediatista” y si no se consiguen las cosas de inmediato, uno se desanima y dice “no más”, y eso no puede ser. Dentro de la Iglesia hay que dar tiempo precisamente para que se vayan dando estos procesos.

En Chile hay en estos momento 8 diócesis que tienen administrador, que no tienen obispo. En estas condiciones suele ser cuando hay alguna situación especial y se nombra. Después, en algunos casos, el que ha sido administrador lo nombra el obispo de ese lugar. En esos casos, el obispo puede ser administrador de otro lugar o puede sencillamente volver a su tarea ordinaria. Sobre eso no hay en la Iglesia ninguna determinación. Eso quiere decir que hoy estoy aquí y mañana, el Papa me puede decir vaya usted a la Iglesia de Linares o de Valdivia, o me puede decir vaya usted a su convento y se terminó.

Z: Su lema episcopal es “Amar y servir”. ¿Por qué lo tomó?

M. CA: Cuando yo me iba a ordenar sacerdote, hace 51 años, generalmente se tomaba una frase del Evangelio, o algo así. Entonces yo elegí el lema “Ungido sacerdote para amar y servir a Dios y a los hombres” pero eso cabe en un escrito, cabe en una estampa, pero cuando te dicen que hay que hacerlo en un escudo, hay que ir viendo y al final se va recortando y queda “Amar y servir”. Ese es el sentido, porque ese es el sentido de mi vida. Es decir, hacer del sacerdocio, hacer de la vida de uno un servicio a los demás y tratar de amar a los demás, que quizá es lo más difícil, que al final uno se pregunta que tanto amo yo a la gente. Y eso es lo que nos van a preguntar un día cuando nos hagan un último examen.

Z: Le ha pedido al Santo Padre el pronto nombramiento de obispos auxiliares. ¿Qué le ha dicho el Papa al respecto?

M. CA: Lo veo necesario porque es obvio que una iglesia tan grande con una situación tan compleja no la puede llevar una persona sola. Sería impensable, ni yo, ni una persona más joven. Siempre se necesitan ahí auxiliares, aunque tiene ahí uno siempre toda la curia que le ayuda, pero también están los auxiliares. Y en este caso, yo lo pedí y el Papa mismo me animó a que lo pida con urgencia porque hay gente que piensa que el Papa es el que determina y uno pone la firma y ya está, ¿no? El Papa acoge esa petición pero él tiene que contar con la Congregación de los obispos.

La Congregación de los obispos tendrá que examinar a los candidatos que se le propone, tendrá que ver una serie de condiciones y entonces vendrá el nombramiento. Yo espero que sea un nombramiento pronto porque llego a Santiago y no conozco siquiera la Diócesis de Santiago, en cuanto a su estructura, en cuanto al personal, y por eso es que le he pedido que sea con urgencia, y el Papa también está de acuerdo en eso, en que se acelere todo lo que se pueda.

Z: “No bastan retoques de maquillaje. Necesitamos reformas y cambios profundos”. ¿Cuáles serán sus primeros pasos hacia una Iglesia preventiva de abusos en la gran arquidiócesis de Santiago?

M. CA: La verdad es que los cambios a los que me referí son porque el Papa insistió y todos tenemos claro que no basta con dar los decretos o cambiar a la persona, es decir, esta estaba en esta oficina y la llevamos al otro lugar. Si no que hace falta cambia el corazón. Cambiar el corazón para que el clericalismo del que tanto se habla y que ciertamente existe, y a veces muy fuerte, desaparezca. Como digo, el sacerdote está no para mandar ni para imponer, sino para servir. Tiene una función concreta de servicio. Para “servir” no quiere decir que va a dejar que cada uno haga lo que le de la gana, no. Él tendrá esa labor de ordenar, de dirigir, de tener la última palabra, pero tendrá que escuchar a los demás. En él y en los demás. Porque hay mucha gente que simplemente se queda mirando y después critica. Y no, todos somos colaboradores y cada uno tiene que hacer su aporte.

En concreto ¿cuáles son los cambios? No tengo una estructura. Es decir, tengo que cambiar esto, tengo que cambiar lo otro, sino ir como digo, comenzando a liderar este proceso, y en el caso concreto de las víctimas, continuar en lo que ya se inició. Es decir, poner a las personas lo primero. Nosotros no estamos para defender una institución, que es el mal que en algún momento se hizo. Dicen que “por el bien de la Iglesia, para mantener el buen nombre entre comillas y tal, había que tapar y había que hacer esta cosa. No, la Iglesia no se defiende con la mentira, no Iglesia se defiende con la verdad y si tiene que reconocer que hay uno de sus hijos que pecó, que hizo una maldad, la tendrá que reconocer y pedir perdón. Entonces ya se empezó con este estilo, es decir: Primero está la verdad, están las personas. Y es así como se defiende la Iglesia. En ese sentido, tolerancia cero sobre las cosas que han ocurrido o que pueden ocurrir.

Y después, también se está librando un proceso grande, gigantesco diría, porque no conozco ninguna institución así global que lo esté haciendo con esa intensidad en Chile que es la preparación de los agentes pastorales. Son miles los que han hecho ya esos cursos de prevención, que son para mejorar las prácticas pastorales, para decir: como podemos tener ambientes más seguros, de manera que una mamá o un papá que lleva a su hijo a catequesis, sepa que su hijo está en un entorno seguro, que no va a estar en manos de un depredador o en manos de un delincuente sexual.

Z: Se espera también la próxima publicación del vademécum para todos los obispos después de este encuentro que hubo

M. CA: Sí, lo están preparando porque aunque nosotros, como digo, ya en Chile tenemos las líneas guía y hay un proceso, en otras partes de la Iglesia y también entre nosotros, como esto es una cosa digamos nueva, cada obispo, o en algunos casos cada país, hizo las cosas un poco a su modo, a veces con errores. No por mala voluntad, sino por impericia y demás. Entonces ahora entiendo –no he visto el borrador—que se está preparando ese vademécum donde va a dar pistas concretas y orientaciones para decir en estos casos “procédase”, este es el procedimiento, lo cual va a favorecer a quienes tengan que tomar los procedimientos, sean los obispos, sean los receptores denuncias o los jueces, y también a la gente porque así la gente, cualquier persona, sabe y dice este es procedimiento que se sigue, y podrá, si es necesario, si una persona cree que debe criticarlo, lo podrá criticar y lo podrá proponer para que se mejore, porque no hay ninguna obra humana que esté ya finalizada, hay que ir mejorándolo, pero será un gran paso adelante.

También va a unificar, entonces también aquí en Roma, seguramente, van a tenerlo más fácil porque la información que estaba llegando, de una parte llega con un formato, de otra parte de otra, entonces será mucho más fácil incluso para los oficiales que tiene que trabajar sobre ella.

Z: ¿Qué le ha encomendado el Papa en la reunión mantenida con él?

M. CA: Con el Papa tuve una audiencia larga, de más de una hora, a solas, cordial, el Santo Padre es siempre acogedor. Hablamos sobre cosas personales y sobre los temas de la marcha de una Iglesia tan importante como la Iglesia de Santiago, una Iglesia tan compleja.

El Papa está bien informado. El Papa está cercano al pueblo de Chile y tiene interés en procurar que se le de el mejor servicio religioso posible al pueblo, el Papa sabe que la Iglesia son esas personas que sufren, que han sido víctimas, que sufren, pero que también están los ancianos

Como saben, San Pablo ya saben que definió, usó como comparación de la Iglesia un cuerpo y el cuerpo tiene todos sus miembros. También aquí con el Santo Padre consideramos que en la Iglesia no solamente está una parte de algunos hermanos que están heridos, por estos abusos que ha habido, que son víctimas o que de alguna manera les ha tocado.

Sino que la Iglesia de Santiago es muy rica, y están los matrimonios, y están los niños y los jóvenes y la educación y los ancianos y los trabajadores… o sea, es muy amplio y es muy rico. Y el Santo Padre insistió siempre en eso, en que yo sea el pastor de toda la Iglesia de Santiago.

Z: Comisión o consejo para la prevención de abusos en Santiago. La creación de la figura del agente pastoral se ha creado a nivel de Conferencia Episcopal. ¿Está estudiando la creación de un organismo o perfil en la Arquidiócesis?

M. CA: Sí, los agentes pastorales funcional a nivel de Conferencia Episcopal porque la Conferencia tomó muy claro la “tolerancia cero”, es decir, nosotros, a cualquier agente pastoral que va a actuar en una parroquia, sea el párroco sea el sacristán, o sea el catequista, le exigimos –primero que tenga una hoja intachable, no puede ser que esté manchado o condenado por eso–, pero exigimos que haga esta preparación para que efectivamente, primero, él no caiga en esas prácticas, porque a veces son prácticas que son medio ambiguas y que al final terminan siendo más que “medio ambiguas”, terminando siendo ya defectuosas.

Pero también para que sepa estar alerta y descubrir si se están dando esas prácticas. Es decir, si por ejemplo, un alumno o una alumna, en un colegio o en una catequesis está cambiando de comportamiento o tiene ciertos signos que la persona que está ahí pueda decir -algo está pasando ahí, cuidado- y pueda a visar para que no se prolongue esta situación, para que no lleguen a más, y eso es lo que se pretende en las líneas guía.

Pero no solamente pretenden el estar mirando este aspecto, de que va a haber este error… sino que nosotros tenemos un Evangelio y nosotros tenemos una necesidad de ofrecer cada mejor o un mejor servicio a los hermanos. Jesucristo nos dice “ámense unos a otros”, “sírvanse” y se trata de esto. Por ejemplo, no se trata solo del erotismo y de la sexualidad, está el bullying, muchas veces también la ridiculización (que viene a ser lo mismo que el bullying), pero hay muchas maneras de humillar también al otro, de hacerle sentirse inferior, etc, y todo eso debe ser rechazado porque va en contra del Evangelio, y nuestros colegios y nuestras instituciones son cristianas, son católicas no simplemente porque cuelgan de la pared una serie de cuadros religiosos o símbolos religiosos que están bien sino porque efectivamente esas personas viven los valores religiosos. No haríamos nada con poner ahí una imagen religiosa de la Virgen en el patio si luego resulta que se están dando de combos (golpes) o se están insultando unos a otros.

Z: Las congregaciones religiosas (por ejemplo, Maristas), se ciñen a las líneas guías generales de la Conferencia Episcopal o siguen otro criterio?

M. CA: Los religiosos, a través del organismo de la CONFER –el que une a religiosos y religiosas—se adhirieron y han ido formándose también en este espíritu de líneas guía pero luego, cada congregación, sean los jesuitas, sean los del Verbo Divino, salesianos, maristas, tienen sus propios protocolos, algunos protocolos –algunos, diría, mejor diseñados que otros—igual que los colegios. Cualquiera puede tener su reglamento, donde hay unas cosas básicas, hay otros que hay ido más adelante. Eso también sirve de ayuda, cuando se encuentra y se puede hacer una comparación y un compartir y decir “esto es lo que nosotros tenemos” o “esto nos está resultando bien”, etc, es ayudar a los otros en esta búsqueda de un mejoramiento en las relaciones sociales y demás.

Z: Según las cifras de la Fiscalía chilena –sobre delitos sexuales de clérigos y laicos vinculados a la Iglesia Católica– hay 158 casos vigentes que involucran a 219 personas investigadas y a 241 víctimas (de las cuales 123 eran menores de edad cuando ocurrieron los hechos) ¿Qué mensaje quiere dar a todas estas personas?

M. CA: Para las víctimas, mi mensaje es que soy también el pastor de ellos, que estoy dispuesto a acogerlas por supuesto y no solamente a acogerlas, ayudarlas en la medida de lo posible, en el dolor y en el sufrimiento que han recibido, cosas que nunca debieron pasar y que pasaron y que les pasaron a ellos, precisamente, y con miembros de la Iglesia.

Y no solamente eso, también invitarlas a que ellos y ellas que han pasado ya por este calvario, nos ayuden. Ellos nos pueden ayudar para decir: aquí había una señal de peligro o las cosas así no funcionan… o tengan cuidado con esto. O incluso también, cuando ya se ha sufrido, cómo se puede ir superando, puesto que cada una de ellas ha vivido un proceso diferente, y puede indicar que es lo que a ella le ayudó, la confortó y le dio ánimo para seguir adelante. Las víctimas, en ese sentido, tienen una función también constructiva de prevenir que es sumamente importante porque es una experiencia que solo ellos han vivido.

Z: Creo que ha tenido usted la ocasión de estar con sacerdotes víctimas de Karadima en Santiago de Chile. ¿Qué aprendió de sus testimonios?

M. CA: Me encontré con algunos sacerdotes y también estuve en la comunidad de El Bosque. Allí es donde vivió Karadima y donde estaba la sede de ese grupo de sacerdotes, que es una parroquia, y la gente de la parroquia que ha sufrido mucho también, simplemente por eso. Fue una experiencia hermosa, porque estuve con los sacerdotes, los escuché, y ellos tienen también su camino que hacer… cada uno ha llevado su proceso interior.

Y después estuve con la gente, celebramos una Misa y tomamos un te. Y ahí también algunas personas pudieron expresarse, pudieron conversar porque hay mucho dolor, mucha esperanza, mucho deseo de colaborar, pero todo eso tiene que como aglutinarlo alguien, recogerlo. Y me parece que esa es la función del obispo, que no es que tenga alguien una varita mágica para decir: aquí se solucionan los problemas, pero sí para decir: juntos, ¿cómo podemos construir el mañana? Porque no nos podemos quedar estancados en lo que pasó y dándole vueltas, y simplemente quejarnos… sino que hay que construir.

Z: ¿Se reunirá próximamente con Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo? ¿Cómo cree usted que pueden colaborar con usted para su nuevo gobierno pastoral?

M. CA: En primer lugar, si se puede, ayudarlos en su dolor porque el dolor es un dolor que nos acompaña siempre, casi como la sombra. Todo el que ha sufrido un trauma sigue con eso. Eso forma parte de su vida. Ahora, el desafío es como hacer que eso que ocurre, y que uno no quería o que no hubiera querido que pasara nunca, se integre en el proceso de construcción de nuestra biografía. Una persona que ha tenido un accidente, una mamá a la que le asesinaron un hijo, etc, va a vivir siempre, no va a olvidar eso. De ahí entra quien pretende olvidarlo con la droga o con el alcohol. Está en definitiva haciéndose más daño. Ayudarlos, pero también ver en qué nos pueden ayudar ellos. Y lógicamente el aporte unos lo hacen de una manera, otros de otra, y depende de la situación. Unos creen que hay que reforzar esto, otros lo otro. No sé en concreto como va a ser la actuación con ellos. Tengo intención de encontrarme con ellos pronto, en cuanto vuelva a Santiago, y de conversar un poco, de ver en esta dinámica qué cauces se pueden abrir.

Z: Estos días en Roma ha tenido ocasión de encontrarse con algunos hermanos, especialista en temas de abusos dentro de la Iglesia, como Mons. Scicluna o el Cardenal O’Malley. ¿Qué consejos le ha dado del Cardenal O’Malley en este ámbito?

M. CA: Me lo encontré esta mañana –martes, 9 de abril– en Santa Marta y estuvimos concelebrando, ayer estuve almorzando con él. Somos capuchinos los 2 y efectivamente yo tenía mucho interés en encontrarlo porque es un referente, es un hombre que es digamos como experto en esto, y conversamos. Yo le pregunté cosas concretas como de qué manera han atendido a las víctimas, cómo han atendido a las familias de las víctimas, cómo han atendido a las comunidades, y cómo han atendido incluso a los sacerdotes o los clérigos que cayeron. O sea, que son los victimarios. Y él me contó las cosas concretas que están haciendo. No se trata de que vayamos a copiar lo que están haciendo en Boston. Hay cosas que por el temperamento, la ideología o la misma legislación civil, ellos las tienen que hacer de una manera. Pero hay cosas que sí ayudan.

El Cardenal O’Malley siempre se ha mostrado como hermano y siempre muy cercano, tanto que yo le volví a insistir, y mi ilusión sería que nos visitara en Chile y que pueda tener alguna encuentro con el clero precisamente para ayudar desde ese afán de ayudarnos unos a otros a superar esto y a ser mejores cristianos.

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Rosa Die Alcolea

Profesional con 7 años de experiencia laboral en informar sobre la vida de la Iglesia y en comunicación institucional de la Iglesia en España, además de trabajar como crítica de cine y crítica musical como colaboradora en distintos medios de comunicación. Nació en Córdoba, el 22 de octubre de 1986. Doble licenciatura en Periodismo y Comunicación Audiovisual en Universidad CEU San Pablo, Madrid (2005-2011). Ha trabajado como periodista en el Arzobispado de Granada de 2010 a 2017, en diferentes ámbitos: redacción de noticias, atención a medios de comunicación, edición de fotografía y vídeo, producción y locución de 2 programas de radio semanales en COPE Granada, maquetación y edición de la revista digital ‘Fiesta’. Anteriormente, ha trabajado en COPE Córdoba y ABC Córdoba.

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