(ZENIT – 29 mayo 2019).- «Vengo entre ustedes a caminar juntos», saluda el Papa Francisco a los rumanos en un video mensaje enviado el martes, 28 de mayo de 2019, tres días antes de comenzar su viaje al país, que tendrá lugar del viernes 31 de mayo al domingo 2 de junio.
«Caminamos juntos cuando aprendemos a custodiar nuestras raíces y nuestra familia, cuando cuidamos el futuro de nuestros hijos y del hermano que está a nuestro lado, cuando vamos más allá de los miedos y las sospechas, cuando dejamos caer las barreras que nos separan de los demás», ha expresado.
Con motivo de su 30º viaje apostólico internacional, a Rumanía, el Pontífice expresa su «alegría» por el inminente encuentro, convirtiéndose en el segundo pontífice que visita el país, después de que Juan Pablo II lo hiciera en 1999.
Hermanos de sangre
Así, el Papa ha manifestado su pregusto de la «alegría» de conocer al Patriarca y al Sínodo Permanente de la Iglesia Ortodoxa Rumana, así como a los pastores y fieles católicos. «Los lazos de fe que nos unen se remontan a los Apóstoles, en particular al vínculo que unía a Pedro y Andrés, que según la tradición trajeron la fe a vuestras tierras. Hermanos de sangre, también lo fueron en derramar su sangre por el Señor».
«Vengo a Rumania –anuncia Francisco– un país hermoso y acogedor, como peregrino y como hermano, y agradezco al Presidente y a las demás autoridades de la nación por haberme invitado y por su plena cooperación».
Legado precioso, herencia común
«Entre ustedes ha habido muchos mártires, incluso en los últimos tiempos, como los siete Obispos greco-católicos a los que tendré la alegría de proclamar Beatos», ha anunciado el Papa. «Por lo que han sufrido, incluso hasta el punto de ofrecer sus vidas, es un legado demasiado precioso como para olvidarlo. Y es una herencia común, que nos llama a no distanciarnos del hermano que la comparte».
Asimismo, el Santo Padre no ha querido dejar de agradecer «de todo corazón» a todas las personas que están preparando su visita, ha expresado, y les ha asegurado su cercanía en la oración y la bendición, así como la petición de rezar por él.