(ZENIT – 3 sept. 2019).- El Papa Francisco viajará mañana, 4 de septiembre de 2019, por segunda vez, a África subsahariana. En esta ocasión, su 31º viaje apostólico internacional, visitará Mozambique, Madagascar e Islas Mauricio del 4 al 10 de septiembre.
En vísperas de esta visita apostólica de 7 días de duración, el Pontífice ha ido esta mañana, 3 de septiembre de 2019, a la Basílica de Santa María La Mayor en Roma, para recogerse en oración ante el icono de la Virgen María, la Salus Popoli Romani, ha informado Vatican News.
El Santo Padre estuvo en noviembre de 2015 en Kenia, Uganda y la República Centroafricana, donde inauguró el Año Santo de la Misericordia. Así, de nuevo, en los próximos días, el Pontífice será portador de la Buena Nueva en un continente hambriento y sediento de justicia y paz.
“Esperanza, paz y reconciliación”
Bajo el lema de “Esperanza, paz y reconciliación”, el Papa llegará el día 4 a Maputo, capital de Mozambique, país que se encuentra actualmente en una tregua del reciente conflicto militar, tras la firma de un histórico acuerdo de paz por parte del presidente Filipe Nyusi y el líder de la RENAMO (Resistencia Nacional Mozambiqueña), Ossufo Momade, que prevé, entre otras cosas, la celebración de elecciones generales libres, pacíficas y transparentes el próximo 15 de octubre.
Mozambique es un país con el 28,1% de católicos entre su población, en un territorio de 801.590 kilómetros cuadrados y 27,12 millones de habitantes, según la Santa Sede.
Mozambique, país joven
El caso de Mozambique es emblemático: ha sido golpeado repetidamente por ciclones catastróficos, los últimos de los cuales fueron los de Idai y Kenneth, que han sembrado la muerte y la destrucción. Todo esto en un país que sufrió un castigo indecible durante una sangrienta guerra civil que estalló en 1975 y terminó con los acuerdos de paz firmados en Roma gracias a la mediación de la Comunidad de Sant’Egidio en octubre de 1992, apunta L’Osservatore Romano, el diario del Vaticano.
Asimismo, se trata de un país muy joven: más del 60% de la población tiene menos de 25 años y por eso miramos al futuro con esperanza, aunque sólo sea porque las generaciones más jóvenes son las que invocan el codiciado cambio en nombre de la armonía, el desarrollo y el bien común.
Madagascar
La segunda etapa del viaje será Madagascar. En las últimas décadas, ha estado plagada de crisis políticas e institucionales que han amenazado con sumirla en una guerra civil debido a las divisiones dentro de la arena política nacional. El crecimiento económico a menudo se ha visto obstaculizado por la corrupción y la explotación de los recursos naturales. Además, existe el azote de la exclusión social, que penaliza severamente a los menos favorecidos, informa L’Osservatore Romano.
La Iglesia católica malgache es muy viva y comprometida, cuenta con una representación del 34,8% entre sus habitantes. También a través de la contribución de las congregaciones misioneras y de las órdenes religiosas, al anuncio del Evangelio y a la promoción humana.
Hindúes, cristianos y musulmanes
Finalmente, el viaje apostólico terminará en las Islas Mauricio, rodeadas por el inmenso Océano Índico, con un territorio de 2.040 kilómetros cuadrados, habitados por por hindúes, cristianos y musulmanes. Esta visita será para Francisco una «oportunidad para afirmar el diálogo interreligioso en un ar
chipiélago que es una encrucijada de pueblos», tal y como ha anunciado en video mensaje dirigido a los mauricianos, un día antes de su partida a África.
Su capital, Port Louis, será visitada por el Pontífice argentino el 9 de septiembre de 2019. Mauricio es un país soberano insular a unos 900 kilómetros de Toamasina, ciudad en la costa oriental más cercana de Madagascar y, aproximadamente a 3800 kilómetros en dirección suroeste del cabo Comorin en el extremo sur de la India. Cuenta con 1,3 millón de habitantes, de los que el 28,1% son católicos.
El país logró la independencia del Reino Unido en 1968, y se convirtió en una república dentro de la Commonwealth en 1992. Mauricio ha sido una democracia estable con elecciones libres regulares con un récord positivo de respeto a los derechos humanos y ha atraído considerables inversiones extranjeras logrando uno de los ingresos per cápita más altos de África.