(ZENIT – 10 sept. 2019).- “El río Amazonas nace en el Perú”, recuerda monseñor Salvador Piñeiro, arzobispo de Ayacucho, quien regresó días atrás de la asamblea mundial de Religiones por la Paz en Alemania, donde asistió como copresidente del Consejo Interreligioso del Perú-Religiones por la Paz.
Fue así como, junto a los temas de la paz y el desarrollo, se abordó la urgencia de voltear la mirada hacia la Amazonía, ahora que el Papa Francisco ha convocado a un Sínodo para ese fin.
zenit: ¿Qué impresión le ha dejado el reciente encuentro de Religiones por la Paz?
Mons. Piñeiro: Fue una experiencia muy interesante al encontrar los novecientos delegados de todo el mundo y de todas las creencias para reflexionar en esa urgencia que tenemos de cuidar esta casa común, como nos recuerda el Papa Francisco. Y trabajar por estrechar lazos de fraternidad para que se alejen los odios, para que no estemos recordando situaciones de guerra y de conflicto que entristecen, sino ver con mucha esperanza el futuro.
zenit: ¿Cómo estuvo conformada la delegación latinoamericana?
Mons. Piñeiro: De América Latina éramos cien delegados bien distribuidos, como veinte obispos de la Iglesia Católica, también otros representantes de las diversas confesiones en un ambiente de comunicación y de diálogo. Por eso Pablo VI nos invitaba a buscar lo que nos une para ser un mundo de hermanos, para que respondamos a ese Dios que nos llama a trabajar y a cuidar nuestro mundo, por hacer una sociedad de hermanos.
zenit: ¿Se habló de la actual persecución religiosa?
Mons. Piñeiro: Los testimonios que hemos recibido han sido muy elocuentes, sobre todo en aquellos lugares donde son perseguidos por el credo religioso, donde se denigra a la mujer. Hemos escuchado testimonios de personas que han estado en la cárcel, y con qué paz lo contaban, fruto del perdón que es el gran signo del amor.
zenit: ¿Por qué las religiones tienen que estar juntas para estos temas como la paz o el desarrollo?
Mons. Piñeiro: Un tema de comunicación es la paz, esa paz que brota en el corazón del hombre cuando no anida el odio, ni la venganza, esa paz que se construye en el santuario del hogar, en la familia. La paz tenemos que compartirla sin trincheras, sin guerras, sin odios. Porque religio es el verbo latino unir, es el hombre que busca a Dios, es Dios que viene a nuestro encuentro; y si nos unimos con Dios tenemos que vivir como hermanos.
zenit: Algunos piensan que son muchas religiones y credos… ¿Es voluntad de Dios que haya tantas manifestaciones religiosas?
Mons. Piñeiro: En este camino, en esta unión del hombre con Dios, el hombre tiene muchos caminos para llegar a Dios y hay que respetarlos, esa es la libertad religiosa. Yo tengo que respetar al sintoísta, al musulmán, a las religiones de los pueblos originarios que buscan a Dios. Para mí es una seguridad la presencia de Jesús en la historia, en su evangelio. Yo respeto todos los caminos de los hombres que buscan a Dios, pero también yo tengo la seguridad de que Dios ha venido a encontrarse conmigo.
zenit: En los días de la reunión se avivaron los incendios en los bosques de Sudamérica… ¿Llevarán alguna posición para el Sínodo de la Amazonía?
Mons. Piñeiro: Era unánime la preocupación por los incendios en la Amazonía. Todos presentaron sus inquietudes y el aporte latinoamericano fue muy valioso. Esto al final lo asumió la asamblea y es el que llevaremos también al sínodo de octubre, sobre lo que significan nuestros pueblos amazónicos. El Perú aporta con buen porcentaje a esa cuenca amazónica y además el río Amazonas nace en nuestra patria.
zenit: El Sínodo, para muchos era un tema pendiente y urgente, pero para otros es un tema periférico, secundario… ¿Por qué el Papa ha asumido eso como algo tan importante?
Mons. Piñeiro: En esta reunión me llamó la atención que muchos pueblos sobre todo de Europa, de Asia, ven muy distante nuestra América y todo el tema de la Amazonía. Por eso fue necesario este campanazo que nos ha dado el Papa Francisco para cuidarla, porque también en África hay zonas que se depredan, que no se cuidan y ahí está el pulmón del mundo con tanta riqueza. La Amazonía es un lugar en el que muchos hemos estado de espaldas, donde hubo olvido a esos hermanos porque “no son muchos”, pero basta que uno sufra para que nos preocupemos.
zenit: Pero no es reciente esta preocupación, ¿verdad?
Mons. Piñeiro: Hace cien años, el único que defendió a los nativos del problema del abuso de los caucheros, fue el Papa san Pío X que escribió una encíclica en 1912. Qué buenas informaciones tendría, cuando abogó por los hijos de Iquitos (Perú) en un hermoso documento. Hace cien años un papa se preocupaba de la selva, hoy día lo hace Francisco que también tiene esa gran motivación.
zenit: ¿Cómo podría involucrarse un ciudadano de otras partes del mundo en esta preocupación pastoral de la Amazonía?
Mons. Piñeiro: En primer lugar, estar informados. No podemos estar de espaldas ante una situación tan difícil, no podemos decir que es un problema de los que viven en la selva, sino que todos tenemos que ser solidarios en esta situación. Por eso invito también a los hombres de ciencias y de la técnica, para que nos ayuden a valorar esos territorios, a cuidar de las personas originarias que cuidan su tierra.
zenit: Hay un tema que aparecerá en el Sínodo, que es la evangelización en las zonas amazónicas… ¿Se debe predicar e inculturar el Evangelio o dejar que los pueblos originarios permanezcan tal como están?
Mons. Piñeiro: Hay dos interpretaciones. Una dice que mejor dejemos a esos pueblos originarios para que sigan su ritmo, no metámosles nuestras civilizaciones. Por otro lado, también hay quienes dicen que hay que cuidarlos, promoverlos. A mí me gusta mucho el pensamiento de san Agustín, cuando se habla de este tema de las idolatrías: sobre todo hay que arrancar las idolatrías del corazón. Las cosas externas son secundarias, pero hay que llegar al corazón del poblador amazónico para que no esté amarrado a estas idolatrías, como las tenemos también los citadinos.
zenit: Se insiste en la necesidad de tener un mayor número de presbíteros, involucrando incluso a laicos casados…
Mons. Piñeiro: Yo creo que el tema de formación es a largo plazo, son iglesias que tienen cien años, no hay tantas raíces, no hay mucha historia, no queramos tampoco el cultivo inmediato. Yo conozco un poco el tema porque también tengo una zona que es el Vraem (Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro), donde hay que catequizar con mucha paciencia, con mucha serenidad. No podemos tener la misma medida para nuestros andes que han sido evangelizados hace quinientos años, que tienen tradiciones, y estas zonas que recién están despertando a la luz del Evangelio.
zenit: Finalmente, ¿cree que el resultado del sínodo cambiará el trabajo que se realiza en la Amazonía?
Mons. Piñeiro: El instrumento de trabajo tiene cosas muy valiosas. Y he visto también encuestas a gente que está en la faena, que está en esos trabajos. Muchas veces nos quedamos en una pastoral de laboratorio, sin embargo, hay que cuidar a esas personas que dejan sus comodidades, su ritmo de vida y están en zonas inhóspitas, donde el clima y la alimentación no son fáciles. Por eso debemos acompañar a los misioneros con nuestra oración, nuestra amistad, con nuestra colaboración económica porque son iglesias que tienen pocos recursos y muchas demandas. Ya me imagino el pobre obispo, quien tiene que ir consiguiendo la gasolina para movilizarse a través del río…
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