(ZENIT – 23 enero 2020).- El obispo de San Cristóbal, Mons. Mario Del Valle Moronta, ha publicado un nuevo comunicado sobre la muerte del sacerdote Jesús Manuel Rondón Molina, que desapareció el pasado 16 de enero y fue encontrado sin vida el 21 de enero.
En dicho comunicado, difundido el 22 de enero de 2020 y motivado por “el principio evangélico de que ‘la verdad les hará libres’”, el prelado indica que “según informaciones emitidas por autoridades, el mencionado sacerdote habría sido asesinado por un menor de edad, quien fuera víctima de abusos sexuales por parte del clérigo, acción que repudiamos”.
Del mismo modo, la nota expresa que “lamentamos la muerte trágica del sacerdote y pedimos que la justicia divina se manifieste con misericordia. Oramos por él, por su madre y familiares que atraviesan un momento de dolor y tristeza”. También expone que rezan “por quien ejecutara este hecho” e imploran “también para él la misericordia del Dios de la Vida y del Amor”.
Caso del padre Rondón
Al mismo tiempo, el obispo manifiesta que, como en todas las diócesis de Venezuela, en la de San Cristóbal se han adoptado las normativas de la Iglesia Universal para enfrentar los casos de abusos de menores por parte de clérigos.
En el caso concreto del padre Jesús Manuel Molina Rondón, continúa el texto, una vez recibidas varias denuncias “se realizaron las investigaciones pertinentes y se le dieron medidas cautelares” entre las que estaba la de residir en el Monasterio de las Carmelitas en Rubio, “donde podía celebrar sólo en privado para las religiosas y se le había prohibido el trato con menores de edad mientras durara el proceso respectivo”.
Ya se había recibido sentencia definitiva de dimisión del estado clerical y se “había presentado la apelación a los organismos correspondientes de la Santa Sede”. No obstante, “a pesar de las múltiples llamadas de atención”, el padre Jesús “desobedeció las órdenes y medidas cautelares puestas según lo establecido en el derecho de la Iglesia”.
Tristeza y preocupación
Mons. Moronta también expresa que su diócesis “garantiza que no se ha encubierto ni a este ni a ningún clérigo que haya sido denunciado e investigado”. Este hecho lamentable “nos llena de tristeza y preocupación”, pero al mismo tiempo, “tenemos la conciencia clara de haber obrado sin encubrimientos y de acuerdo a lo que exige la Iglesia”.
En este sentido, prosigue, piden a las autoridades que terminen de aclarar lo ocurrido pero “sin valerse de este triste suceso para fines políticos o de otra índole”, sin hacer generalizaciones.
Seguir anunciando la Palabra
Por otra parte, el comunicado recuerda que la mayoría de los sacerdotes “se entregan denodadamente al servicio del pueblo” y que, “a pesar de las dificultades y de las fallas que puedan tener algunos”, seguirán “anunciando la Palabra de la Verdad que hace libres, denunciando el pecado del mundo y construyendo el Reino” de Cristo.
“Sentimos el dolor del pueblo de Dios que sufre por muchas causas y que se ahonda por el mal testimonio de unos pocos; compartimos el dolor de las víctimas abusadas (…)” y “sabiendo que ese dolor se identifica con el de Cristo en la Cruz, ponemos nuestra mirada en la fuerza arrolladoramente liberadora de su Resurrección”, concluye la nota.