(zenit – 3 marzo 2020).- El significado del nacimiento y la vocación han sido los temas de las dos primeras meditaciones del padre Bovati en el retiro de Cuaresma en Ariccia, Italia.
El Papa Francisco lo ha seguido desde la Casa de Santa Marta al no poder participar personalmente a causa de un resfriado, tal y como informa Vatican News.
“Quiénes somos”
La mañana del 2 de marzo de 2020, el padre Bovati , predicador de estos Ejercicios Espirituales, comenzó su intervención en la Casa del Divino Maestro en Ariccia resaltando que debemos “meditar sobre cómo venimos al mundo, en nuestra relación con Dios y con las cosas, constituye el principio y fundamento de nuestra vida espiritual”.
De este modo, lo que realmente necesitamos es “entender quiénes somos”, yendo al “origen del prodigio de nuestro nacimiento” y meditando sobre el propio génesis y sentido de la existencia.
Jesús y Moisés
Posteriormente, señala el medio vaticano, el predicador se introdujo en la reflexión de dos nacimientos antiguos, el de Moisés y el de Jesús. En sus vidas se revela el misterioso significado de nuestra venida al mundo: “estamos constituidos como hijos prodigiosamente donados por el amor eterno de Dios”.
Al referirse a la figura de Moisés, dado que la Sagrada Escritura expone que en el vientre de cada mujer es Dios mismo quien forma el feto y le da el aliento de vida, apuntó que “esta ardiente imagen de Dios tiene el mérito de hacernos comprender que toda existencia humana es una obra querida por el Creador, siempre deseada y realizada por Él en el tiempo establecido”.
Fuimos salvados
Por otro lado, como Moisés, que sobrevivió a la muerte de pequeño, recordó que “nosotros también nacimos como fruto de una manifestación extraordinaria, un conjunto de causas inimaginables, pero guiadas por el plan de Dios. Y fuimos salvados. Podríamos haber muerto muchas veces, podríamos habernos perdido. Y estos son sólo los rastros, los signos de un maravilloso plan para nosotros”.
“Esta experiencia debe ser leída más bien como un evento de amor, porque alguien nos salvó, sacándonos de la amenaza de muerte, del vórtice de las aguas, en algunos casos de muerte física, en otros de muerte espiritual”, continuó. Además, sostuvo que “el hecho de ser salvado es la experiencia de haber sido amado por personas concretas”, ya que, “fuimos adoptados por nuestros padres”.
La genealogía
En este sentido, el jesuita recomendó que en Cuaresma saquemos “nuestra genealogía a través de la oración y, en ella, ver los rostros de aquellos que me amaron y ayudaron, porque en esos rostros, como signos, se manifiesta la voluntad providencial de Dios hacia mí”.
Por último, subrayó que si bien en la historia de Moisés son sobre todo las mujeres las que intervienen en su infancia “para mostrar la presencia activa de Dios”, en la historia de Jesús “es un hombre, José, el que toma este papel”. Y es el ejemplo de José el que “debe guiar nuestras decisiones” con la fuerza de su “dócil, predispuesta y humilde obediencia a la voz de Dios”.
Encuentro con Dios
En la segunda meditación, por otro lado, el padre Bovati definió la vocación como “el encuentro decisivo en el que Dios nos ha hablado” y en el que decidimos obedecer su elección.
Después, destacó que “Dios siempre está trabajando para guiar a la persona al descubrimiento de una dimensión superior de la vida, de una donación más útil, un servicio más útil para los hermanos y hermanas. Dios llama en la vida, en esa historia concreta en la que, de algún modo de puede ver una parte de esa llamada. Dios llama en la vida, incluso en sus aspectos de sentido y esfuerzo, que son las condiciones para aspirar, tal vez inconscientemente, a una realidad más alta: lo que Dios, y sólo Él, es capaz de revelar y cumplir”.
Dios llama por sorpresa
Poniendo como ejemplo la llamada del Señor a Moisés, que no comprendía el significado de la zarza ardiendo y lo que se le reveló, el padre indicó que la ignorancia y la no conciencia “constituyen la matriz esencial para comprender lo que es realmente la vocación en su dimensión profética, es decir, que siempre es una revelación de Dios, no una lúcida autoconciencia, no una autodeterminación”.
Y agregó que la llamada de Dios se produce “en una condición humana, en una persona no preparada; sucede como una sorpresa, como un evento inesperado que aparentemente sucedió de manera inesperada”, una sorpresa que relaciona directamente con “la marca” de Dios.
Elección personal
Asimismo, aclaró que la vocación “es siempre una elección que viene del corazón del individuo y nunca es el asentimiento a un grupo, a algo que se determina de manera colectiva, como una especie de ola en la que se participa sin una responsabilidad personal y decisiva”.
En el caso de Pedro, el apóstol también se transforma por la adhesión a Dios: “Él, débil, incierto, se convierte en la roca en la que se apoya la propia Iglesia, se convierte en el principio de la solidez en la fe para ayudar a sus hermanos y hermanas a superar todos los escollos del diablo, todos los poderes del inframundo que se desatarán”, describió.
Finalmente, el padre Bovati se dirigió a la Curia: “A nosotros se nos ha pedido ser como Pedro, pero debemos seguir al Señor, seguirlo de verdad”, en su camino de la Pasión y la Cruz.