(zenit – 9 marzo 2020).- “Como dicasterio del Santo Padre encargado de la pastoral de los laicos, de la familia y de la vida, queremos manifestar – en este momento difícil – a los afectados por el Covid-19 o a los que se sienten amenazados por esta infección viral, nuestra cercanía, nuestro afecto y nuestra oración por ellos”.
Estas palabras forman parte del comunicado enviado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, con motivo de la situación actual por la propagación del Coronavirus, difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede el pasado 6 de marzo de 2020.
El organismo se une al Papa Francisco, quien ya expresó su “cercanía a los enfermos de coronavirus y a los trabajadores sanitarios que los tratan, así como a las autoridades civiles y a todos los que se están esforzando para asistir a los pacientes y detener el contagio” en la audiencia general del 26 de febrero de 2020.
Agradecimiento
En dicha nota, el dicasterio vaticano se dirige también, por tanto, a los laicos que trabajan como médicos, enfermeros, socorristas e investigadores científicos, “que se esfuerzan por aliviar sufrimiento y la ansiedad causados por la amenaza del contagio y a descubrir formas eficaces de tratamiento para esta enfermedad”.
Además, agradece “la generosidad de su dedicación” y se les anima “a emplear para esta buena causa sus mejores energías y los talentos intelectuales que Dios les ha dado”.
Familias
Del mismo modo, el texto dirige un pensamiento especial a las familias “llamadas, con amor y un gran sentido de la responsabilidad” a acompañar a sus miembros afectados por el Covid-19 o a “cuidar de los ancianos que no pueden salir de casa por el riesgo de contagio, a los más débiles por otra enfermedad ya en curso, y a los niños que tienen que quedarse en casa por motivos sanitarios”.
Se trata de una tarea onerosa, especialmente para las familias que viven en lugares pobres y también para los que corren el riesgo de perder sus empleos “debido a las consecuencias de la epidemia en la producción, el comercio, el transporte, la educación y otras actividades civiles”.
El comunicado recuerda que la soledad es un mal de la persona que, “en el caso del peligro de contraer una enfermedad, se añade al mal físico causado por la patología”. Por tanto, en estas circunstancias, “la familia puede convertirse en recurso, fuerza propulsora y difusora del sentido de responsabilidad de cada persona, de solidaridad, de fortaleza y prudencia, de compartición y de ayuda mutua en las dificultades”.
Valor de la vida humana
Por otro lado, el mensaje remarca que la vida humana “tiene un gran valor a los ojos de Dios” y, aunque ahora en muchas partes del mundo se está propagando este virus nuevo, no “debemos sentirnos solos ante este enemigo”.
Así, todos estamos llamados a enfrentar esta emergencia sanitaria internacional “con seriedad, serenidad y valentía, estando dispuestos a hacer algunos sacrificios en nuestra forma de vida cotidiana por el bien común: nuestro propio bien y el de todos” .
“Cada uno de nosotros está llamado a dar su aportación, pero no está solo: tenemos la protección de Dios, que vela por cada uno de nosotros con el amor del Padre y de los hombres y mujeres que comparten con nosotros el camino de la vida y la solidaridad en el tiempo presente y venidero”, indica el texto.