(zenit – 13 marzo 2020).- La diócesis de Roma ha determinado que las iglesias no parroquiales y, más en general, los edificios de culto de cualquier tipo permanezcan cerrados al acceso público; quedan abiertas, no obstante, las iglesias parroquiales y las que constituyen las sedes de las misiones con cuidado de las almas y equivalentes.
Así ha informado hoy, 13 de marzo de 2020, el propio Vicariato de Roma, en una nota firmada por el cardenal vicario Angelo De Donatis.
Modificación
Igualmente, el comunicado indica que los oratorios de las comunidades constituidas de forma permanente (religiosas y monásticas) siguen siendo accesibles, “limitados a las mismas comunidades que los utilizan habitualmente como residentes y cohabitantes, con la prohibición del acceso de los fieles que no son miembros permanentes de estas comunidades”.
Esta disposición constituye una modificación en relación con el Decreto Prot. nº 468/20 emitido ayer, 12 de marzo de 2020, concretamente, en lo establecido en el nº 1 del mismo y relacionada con el acceso público a los templos de la diócesis ante la emergencia del coronavirus. En dicho punto se establecía el cierre de todas las iglesias hasta el viernes 3 de abril de 2020.
Responsabilidad
Ante dicho cambio, la responsabilidad de acudir a los templos permitidos se atribuye a los sacerdotes y a todos los fieles, “para no exponer a la población a ningún peligro de contagio y, al mismo tiempo, evitar el signo de la prohibición física de acceso al lugar de culto mediante su cierre, que podría crear desorientación y una mayor sensación de inseguridad”.
Asimismo, el texto expone que “toda medida de precaución eclesial debe tener en cuenta no solo el bien común de la sociedad civil, sino también ese bien único y precioso que es la fe, especialmente la de los más pequeños”.
Estar cerca del Pueblo de Dios
En este sentido, tal y como indica una carta adicional del cardenal De Donatis, esta decisión es fruto del encuentro hoy con el mensaje del Papa Francisco, que les ha hecho considerar el riesgo de que las personas se sientan “aún más aisladas”.
Del mismo modo, encomendándose a su discernimiento, la misiva se dirige a los sacerdotes “estad muy cerca del pueblo de Dios, hacer que cada uno se sienta amado y acompañado, ayudad a todos a percibir que la Iglesia no cierra sus puertas a nadie, sino que se preocupa de que ningún ‘pequeño’ arriesgue su vida o sea olvidado”. Y también “tomad todas las precauciones necesarias para llevar el consuelo de los sacramentos a los enfermos, asegurar la ayuda a las necesidades de los pobres y de los que no tienen con quien contar, evitad todas aquellas situaciones de contacto entre personas que puedan crear peligro para la salud”.
Finalmente, la carta recuerda que “la oración en familia, una tradición de nuestros padres y abuelos, debe ser recuperada e incrementada, también a través de los subsidios del oficio litúrgico y de las iniciativas en las redes sociales (#iopregoacasa,#yorezoencasa)”.
Dispensa del precepto dominical
Igualmente, la nota anteriormente citada remarca que “solo podemos frenar esta trágica eventualidad aplicando medidas para frenar el contagio y permitiendo que el Servicio Sanitario Nacional se reorganice. Los italianos están creciendo en la conciencia de que detrás de la invitación a no salir de casa hay una necesidad improcastrinable de proteger el bien común”.
Por otro lado, no obstante, se pide a los feligreses que hasta el 3 de abril se atengan a las directrices de la Presidencia del Consejo de Ministros de los últimos días y se les confirma que están dispensados de cumplir con el precepto dominical.