(zenit – 16 marzo 2020).- El pasado viernes, 13 de marzo de 2020, el equipo de sacerdotes de villas de emergencia de Buenos Aires y Gran Buenos Aires presentó el documento “Cuidando la vida construimos nuestros barrios. Algunas consideraciones sobre el drama del aborto”.
El texto se presentó a través de una rueda de prensa en la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé, situada en la villa 21-24 de la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Participantes
Participaron en la rueda de prensa de esta presentación el obispo auxiliar de Buenos Aires, Mons. Gustavo Carrara, el párroco del lugar, Lorenzo de Vedia, y los presbíteros José María “Pepe” Di Paola, Nicolás Angelotti, Adrián Bernardis, Juan Isasmendi, Guillermo Torre, Gastón Colombres y Andrés Benítez.
Asimismo, las mujeres que coordinan los Hogares del Abrazo Maternal decidieron no asistir con motivo de las recomendaciones preventivas ante el coronavirus.
Discernir prioridades
“En tiempos de crisis es necesario discernir prioridades. Por eso valoramos la iniciativa en la lucha contra el hambre” se expone al inicio del documento, mostrando su aprecio por “el compromiso hacia los últimos y el deseo de un país más federal”. “Esto presupone una actitud de profunda escucha de los más humildes” continúan, remarcando que “la legalización del aborto, no está en la prioridad de los más pobres”.
Los sacerdotes puntualizan que la negociación de la deuda externa del país, “no puede hacerse a costa de generar más deudas sociales”. Por lo que señalan que “muchas veces los organismos internacionales que prestan dinero ‘sugieren’ políticas de control de crecimiento de la población. Esto apunta directamente a nuestras villas y barrios donde en vez de reducir la pobreza se reduciría la cantidad de pobres”.
Al mismo tiempo, hacen notar el compromiso y valoración de la vida de las mujeres pobres “las mujeres de nuestros barrios son profundamente progresistas. No se dejan seducir por el individualismo y asumen en sus decisiones los valores de la comunidad. Muchas veces son madres de sus hijos y de los del pasillo”.
Cultura de la Vida
Como Iglesia presente en villas y barrios populares, donde se viven múltiples dificultades, “queremos renovar nuestro compromiso con la lucha por la Cultura de la Vida y los derechos humanos”, apuntan, y “nuestra opción es por ‘la vida como viene’, sin grises. Especialmente la vida amenazada en cualquiera de sus formas”.
Por ello, “hemos hablado a favor de los inmigrantes, de la lucha por la justicia social, de que nadie a raíz de la desnutrición tenga su futuro hipotecado, que nadie muera por enfermedades que podrían curarse, como por ejemplo la tuberculosis. Por eso estamos en contra del gatillo fácil. Por eso hemos apoyado las manifestaciones de ‘Ni una menos’ contra los femicidios. Y a esta opción la confirmamos con acciones comunitarias concretas”, añaden.
Ayuda a las madres
“Cuando se niega el derecho más elemental, el derecho a vivir, todos los derechos humanos quedan colgados de un hilo. Porque cualquier opción por la dignidad humana necesita fundamentos sólidos que estén más allá de cualquier circunstancia. De otra manera esa opción se vuelve muy frágil”, prosigue el documento.
Además, el grupo de sacerdotes de las villas reconocen “sabemos que el aborto existe, y no negamos esa realidad. Creemos que la ‘interrupción’ del embarazo no es camino de solución a los profundos problemas que sufren muchas mujeres”. De hecho, “para las mujeres de nuestros barrios, el aborto es vivido como un drama existencial, personal y comunitario”.
Y aclaran que a las madres que sufren situaciones dramáticas es preciso acompañarlas y ayudarlas con su embarazo, como hacen muchas vecinas que ayudan en situaciones difíciles: “La propuesta de una vida digna no acaba con el nacimiento de la niña o el niño. Estos necesitan calor de familia-comunidad, necesitan nutrirse bien, necesitan jardín y escuela, necesitan acceder a la atención médica adecuada, necesitan que los clubes sean espacios sanos y dichosos donde desplegar sus potencialidades, etc. Y si en nuestra patria la mayoría de los pobres son niños y adolescentes, ellos deben ser los privilegiados”.