(zenit – 17 marzo 2020)-. Los templos se cerrarán, pero jamás abandonaremos los templos humanos, afirma el fraile franciscano Gabriel Gutiérrez conocido como fray Ñero, quien guía la “Fundación Callejeros de la Misericordia” en Colombia.
En tiempos de coronavirus, los laicos y frailes de esta organización continúan su labor acompañando a los ciudadanos que habitan las calles de la ciudad: unas 9.500 personas sólo en Bogotá, informa Vatican News.
Colombia también se ha visto afectada por la pandemia causada por el virus Covid-19. Según el Ministerio de Salud del país, hoy, 17 de marzo de 2020, existen 65 casos confirmados.
Ante la emergencia, el Gobierno anunció que desde hoy y hasta el 30 de mayo todas sus fronteras terrestres, marítimas y fluviales, estarán cerradas, una medida adicional a las ya adoptadas para tratar de contener la expansión del coronavirus en esta nación.
Una nueva crisis
“En Colombia son muchos los seres humanos que padecen crisis humanitarias, y una de esas comunidades o pueblos concretos que están sufriendo grandes crisis humanitarias son los migrantes, los ciudadanos o habitantes de calle, las trabajadoras sexuales, comunidad LGTB, los vendedores ambulantes, vendedores informales y otras expresiones callejeras”, indica el padre Gabriel Gutiérrez.
Fray Ñero apunta que, de acuerdo a la Dirección Nacional de Estadística, “9.538 seres humanos que viven en las calles”. A ellos, prosigue, se suman el número de migrantes que llegan todos los días, el de los desplazados por la violencia en Colombia y el de las muchas personas que se quedan sin empleo y viven en las calles.
De este modo, además de la crisis que ya viven todos los días, las personas sin hogar deben afrontar otras nuevas, como es la del coronavirus. Una situación adicional que el padre Gabriel Gutiérrez considera que es preciso enfrentar con “fuerza y con decisión».
Vulnerables al contagio
“Estas personas viven en situaciones infrahumanas debajo de los puentes, en los caños, en los parques, en las calles, en los andenes, y son totalmente vulnerables al contagio – como cualquier persona. Por eso les estamos llamando la atención en relación a esta nueva crisis” relata el padre según el citado medio vaticano.
Asimismo, fray Ñero explica que además “muchos de los que habitan en las calles son adictos”, motivo por el cual, es necesario dar respuestas concretas a estos casos: “Ellos son ‘tenazmente vulnerables al contagio’ (…). Se prestan las pipas, ruedan la marihuana entre ellos y comparten las ollas donde viven. Los lugares donde viven o los que frecuentan para comprar su droga, son foco de infección”.
Por otro lado, a todo ello se añade el hecho de que son escasos los lugares donde pueden cumplir con el aseo personal: “En Bogotá no hay baños públicos para ellos, entonces ¿dónde les vamos a enseñar que se laven las manos? ¿quién les va a dar un tapabocas? ¿quién va a darles un gel para que se limpien las manos? Sus condiciones son totalmente vulnerables. Por lo tanto, difícilmente podrán cumplir su aseo personal. Tampoco comen alimentos que fortalezcan su sistema inmunológico, duermen poco, no tienen seguridad social, por lo tanto son los más vulnerables entre todos vulnerables”.
Patrocinio
Para prevenir a estas personas de la enfermedad y ofrecerles asistencia, el pastor apunta que es necesario un buen patrocinio “del Estado, del mundo económico, de las empresas privadas” y también “del corazón de los cristianos y de tantos otros que podemos ver en ellos el rostro de Cristo”.
“Además de hacer un trabajo pedagógico con ellos, tenemos que proveerles de implementos, como alimentos, jabón, tapabocas, gel y otros elementos que ellos necesitan”, aclara.
Preocupación por los más débiles
En consecuencia, el franciscano expone que tratan de llamar la atención de la sociedad “poniendo una mirada muy profunda y muy seria sobre esta ciudadanía, sobre los niños, jóvenes, adultos mayores, personas en discapacidad que viven en nuestras calles en la ciudad de Bogotá y en otros lugares de Colombia, en donde se pueden contar en 40 mil, las personas que viven en situación de calle”.
Y concluye: “La protección es para nosotros, pero también tenemos que preocuparnos por los más débiles y los más pobres, y por eso saldremos a las calles incluso desafiando este virus, para poder acompañar y estar cerca de estos hermanos. Lo haremos con todo el cuidado necesario que podamos tener los que trabajamos en las calles, pero también llamamos la atención a la sociedad, para que no olvide a esta ciudadanía callejera”.