En este camino de la esperanza, después de dos semanas de confinamiento inevitablemente pesado, me gustaría invitarles a tomar conciencia de que como bautizados, somos miembros de un pueblo!
Estamos menos solos de lo que parece, no sólo porque una gran parte de nuestro planeta está confinada: inevitable solidaridad humana. Pero desde el día de nuestro bautismo, hemos sido injertados en este nuevo pueblo que es la Iglesia. Tomar conciencia de esto es entonces ampliar nuestro horizonte espiritual y tomar nuestra oración suplicante a estos pueblos en guerra… estas poblaciones perseguidas… estos hombres y mujeres enclaustrados que llevan el mundo amado de Dios.
Sí, estamos menos perdidos de lo que parece porque tenemos un guía espiritual visible, un pastor en la persona del Santo Padre “el Cristo en la tierra”, según la expresión de Santa Catalina de Siena (siglo XIV). En estos días no deja de cumplir su misión de guía e intercesor a través de la oración, de sus llamados a la solidaridad y el consuelo de los enfermos. Nosotros también, en nuestra oración, lo llevamos, nos apoyamos en su fe ya que es la “Roca sobre la que Jesús nunca deja de construir su Iglesia”. Por suerte tenemos muchos medios: la carta diaria de zenit… la página web del Vaticano… nuestras radios cristianas….que nos permite rezar con él y salir de la ansiedad transmitida por el efecto mediático sobreabundante.
De Jesús, el sucesor de Pedro recibió una misión muy especial: “Todo lo que has atado en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que has desatado en la tierra será desatado en el cielo”. Mateo 16:19. Esta es la raíz del servicio que él ejerce y del que podremos beneficiarnos: el don de la Indulgencia plenaria. Mañana, al final del día para Europa (18 horas en Italia), frente a una plaza vacía de San Pedro. El Papa intercederá por el mundo y pedirá la fuerza de la misericordia de Dios sobre la ciudad y el mundo.
Compañeros lectores, uníos a la oración de nuestro Papa Francisco, confiadlo al Señor para que “lo guarde sano y salvo para su Iglesia, para gobernar el pueblo de Dios” (intercesión del Viernes Santo) y desde el lugar de vuestro confinamiento, recibid ya en casa, el anuncio de la Gran Esperanza!
Canónigo Denis METZINGER
– 26 de marzo de 2020.