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Padre Antonio Rivero: “¿Has encontrado a Cristo Camino, Verdad y Vida?” 

Quinto Domingo de Pascua

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Ciclo A

Textos: Hechos 6, 1-7; 1 Pe 2, 4-9; Jn 14, 1-12

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: Cristo Resucitado es el Camino, la Verdad y la Vida (evangelio). Es la piedra angular (segunda lectura).

Resumen del mensaje: Sin Cristo que es Camino, nos extraviamos. Sin Cristo que es Verdad, caemos en la mentira y en las ideologías. Sin Cristo que es Vida, nos alcanzará la muerte del alma. Sin Cristo que es Piedra angular, el edificio de la Iglesia, del matrimonio y de nuestra vida personal y profesional se derrumba. En estos momentos del coronavirus miremos a Cristo. Sólo en Él está la solución y la respuesta a cuanto está pasando.

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, Cristo no sólo enseña la verdad, sino que es la Verdad encarnada. Desde la Encarnación Cristo Verdad acampa entre nosotros. Así dice san Agustín: “Esta verdad se vistió de carne por nosotros y nació de María virgen para que se cumpliera la profecía: la Verdad brotó de la tierra”. Cristo, la Verdad eterna, se hizo Verdad en el tiempo. En un mundo plagado de mentiras aberrantes, mentiras en el campo social, en la política, con un lenguaje de medias verdades y sofismas insostenibles desde el punto de vista racional –baste apuntar de pasada lo que nos vino encima con la ideología del género y que nos obligan a aprobar y aceptar como natural en los colegios y en la sociedad-. Mentiras que tantas veces disfrazan la cobardía, la manipulación del género humano y el atentado contra Dios Creador. Es la hora de que sigamos siempre la verdad plena que es Cristo. No olvidemos lo que nos dice el salmo 32 leído de hoy: “La Palabra del Señor es recta y Él obra siempre con lealtad; Él ama la justicia y el derecho”. Mi pregunta en estos momentos de pandemia es obvia: ¿Se nos ha dicho la verdad a nivel mundial de las causas de este terrible virus? ¿No estarán los países causantes escondiendo la verdad y disfrazando las noticias con la mentira? Si todos siguiéramos a Cristo-Verdad, estaríamos más serenos y esperanzados.

En segundo lugar, Cristo no sólo tiene vida, sino que es la Vida. Mediante la Encarnación, la Vida eterna que es Dios, se hizo carne entre nosotros. “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. ¿Qué significa que Cristo es Vida? Que anhela hacerse vida nuestra, que anhela vivificar nuestro ser. Dicha vida fue introducida en nuestros corazones el día del bautismo. Pero dicha vida en nosotros tiene que estar en crecimiento, al modo de una semilla que apunta a su plenitud, que tiende a hacerse árbol. Las flores y los frutos de la gracia y de esa vida divina en nosotros son las virtudes cristianas, las teologales y las cardinales. Lo que mataría esta vida de Cristo en nosotros es el pecado. Por tanto, mantengámonos lejos, no sólo del pecado, que esclaviza, sino de la mediocridad, que es como una arterosclerosis del espíritu, porque impide el paso triunfal de la savia divina por las venas de nuestra alma. ¿Los que aprueban, promueven, aplauden y hacen el aborto y la eutanasia y los mil experimentos genéticos que ofenden la dignidad de la persona humana siguen a Cristo-Vida? No podemos menos que apuntar aquí el problema del coronavirus que está matando a tantos de nuestros hermanos. ¿Qué estará pensando Cristo-Vida de todo esto? ¿Acaso Él lo ha querido? ¡Eso, nunca! El causante de todo esto es el hombre, la malicia del hombre que no sigue ni acepta a Cristo-Vida. Cada uno de nosotros tendrá que rendir cuentas ante Dios de todos sus actos.

Finalmente, Cristo no es un camino entre muchos otros, sino “el” Camino, el único camino para la salvación, para la felicidad. Cristo se hizo camino también por medio de la Encarnación. Dirigiéndose desde Belén hasta el Calvario, nos trazó el camino de la Redención. Camino de venida. Tras su muerte y resurrección, ascendió al cielo, retornando a la casa del Padre. Camino de vuelta. Por el mismo camino vino y volvió, para señalarnos la dirección de la ruta verdadera. San Agustín nos dice: “Siguiendo el camino de su humanidad, llegarás a la Divinidad. Él te conduce a Él mismo. No andes buscando por donde ir fuera de Él. Si Él no hubiera tenido la voluntad de ser camino, extraviados anduviéramos siempre. Se hizo, pues, camino, por donde ir. Por tanto, no te diré: Busca el camino. El camino mismo es quien viene a ti. ¡Levántate y anda! Anda con la conducta, no con los pies. Muchos andan bien con los pies y mal con la conducta. Y aun los hay que andan bien, pero fuera del camino. Corren, mas no por el camino, y cuanto más andan, más se extravían, pues se alejan más del camino… Preferible, sin duda, es ir por el camino, aun cojeando, a ir bravamente fuera del camino” (Sobre el evangelio de san Juan, 13). Sí, Cristo es camino estrecho, frente a los caminos espaciosos del mundo. Pero estos últimos son atajos sin salida. En estos momentos de pandemia, ¿por donde caminar? Cristo-Camino nos dejó el evangelio. Metámonos en ese sendero y llegaremos a buen puerto.

Para reflexionar: ¿Qué me impide seguir a Cristo camino: los atajos agradables del mundo? ¿Qué me impide seguir a Cristo verdad: las ideologías de turno (ideología de género, el tradicionalismo a ultranza…) y los trucos del mundo? ¿Qué me impide seguir a Cristo vida: los elixires de esta sociedad sin Dios que promete la eterna felicidad cuando en realidad provoca la muerte del alma?

Para rezar: Señor, si Tú eres el Camino, dame la fuerza para andarlo. Si Tú eres la Verdad, que la acepte y la defienda, si es necesario con mi sangre. Y si Tú eres la Vida, líbrame de ir al cementerio de las almas. Amén.

Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el email del padre Antonio, arivero@legionaries.org

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Antonio Rivero

El padre Antonio Rivero nació en Ávila (España) en 1956. Entró a la congregación de los Legionarios de Cristo en 1968 en Santander (España). Se ordenó de sacerdote en Roma en la Navidad de 1986. Es licenciado en Humanidades Clásicas en Salamanca, en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma y en Teología por la Universidad de santo Tomás también en Roma. Es doctor en Teología Espiritual por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma) donde defendió su tesis el 16 abril del año 2013 sobre la dirección espiritual en san Juan de Ávila, obteniendo “Summa cum laude”. Realizó su ministerio sacerdotal como formador y profesor de Humanidades clásicas en el seminario en México y España. Fue vicario parroquial en la ciudad de Buenos Aires durante doce años. Durante diez años fue director espiritual y profesor de teología y oratoria en el Seminario María Mater Ecclesiae en são Paulo (Brasil), formando futuros sacerdotes diocesanos. Actualmente es profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y ayuda en el Centro Logos, en la formación de sacerdotes y seminaristas diocesanos. Ha dedicado y dedica también parte de su ministerio sacerdotal a los Medios de Comunicación Social. Ha publicado catorce libros: Jesucristo, Historia de la Iglesia, Los diez mandamientos, Breve catequesis y compendio de liturgia, El tesoro de la Eucaristía, El arte de la predicación sagrada, La Santísima Virgen, Creo en la Vida eterna, Curso de Biblia para laicos, Personajes de la Pasión, G.P.S (Guía Para Santidad, síntesis de espiritualidad católica), Comentario a la liturgia dominical ciclo A, Comentario a la liturgia dominical ciclo B, Comentario a la liturgia dominical ciclo C. Ha grabado más de 200 CDs de formación. Da conferencias en Estados Unidos sobre pastoral familiar, formación católica y juventud. Y finalmente imparte retiros y cursos de formación a religiosas, seminaristas y sacerdotes diocesanos en México, Centroamérica y donde le invitan.

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