(zenit – 6 mayo 2020)-. Cada día la granja de las Villas Pontificias de Castelgandolfo del Santo Padre dona una parte de la leche que se produce en ella a los pobres de Roma, informa Vatican News.
Efectivamente, todas las mañanas antes de las 7, esta granja entrega en el Vaticano 200 litros de leche fresca, junto con algunas cajas de yogurt, al cardenal Konrad Krajewski, limosnero apostólico.
Invitación del Santo Padre
En declaraciones al citado medio vaticano, el director de las Villas Pontificias señala que, con esta práctica “estamos dando vida a esta iniciativa de solidaridad en respuesta a los llamamientos del Papa Francisco que, desde el inicio de la emergencia causada por la pandemia, nos recuerda que no se puede dejar solos a los pobres”.
“Donar una parte de la leche que se produce cada día en la granja del Papa es una señal muy concreta para relanzar la invitación del Santo Padre a no permanecer cerrados, abriéndonos generosamente a las necesidades de las personas más pobres y solas, especialmente en este tiempo tan difícil”.
Ayuda fraternal a los necesitados
El director indica que comenzaron a entregar la leche en fechas próximas al 13 de marzo, día del séptimo aniversario de la elección de Francisco: “Por nuestra parte no podría haber mejor ‘regalo’ para el Papa que prestar un servicio continuo a las personas que necesitan ayuda fraternal”.
De este modo, “a través del presidente y el secretario general del Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano – el cardenal Giuseppe Bertello y el obispo Fernando Vérgez Alzaga – nos dirigimos al cardenal limosnero para entregarle un suministro diario de leche – doscientos litros, precisamente – destinada en parte a los Museos Vaticanos, cerrados desde el 9 de marzo”.
Asimismo, asegura que la granja de las Villas Pontificias seguirá suministrando la leche a los pobres asistidos por la Limosnería Apostólica “incluso cuando la emergencia haya terminado”.
Modelo de ecología
Esta explotación, describe, produce unos 800 litros de leche, “la mitad de los cuales se venden en la ‘Annona’ – el pequeño ‘supermercado’ vaticano que permaneció siempre abierto – mientras que la otra mitad recién ordeñada se transforma, en la histórica lechería de Castelgandolfo, en yogur y quesos que también se venden en el Vaticano”.
Esta iniciativa solidaria, continúa, se inscribe en la naturaleza “de servicio” de las Villas Pontificias, que se están convirtiendo cada vez más en “un modelo de ecología integrada en el respeto del medio ambiente, del hombre y de los animales”.
En definitiva, constituye “un ecosistema que tiene una visión económica y social armoniosa” en línea con la encíclica Laudato Si’ del Papa.
Economía solidaria y sostenible
Por otro lado, son conscientes de que las Villas Pontificias presentan la misión de emprender una estrategia “que no persiga exclusivamente el beneficio, sino que tenga en su centro el respeto a la creación: los hombres, los animales, el medio ambiente”.
De acuerdo a la misma fuente, el director de las Villas Pontificias sostiene que esta granja, con 54 empleados, confirma que es realmente posible lograr una economía no egoísta, solidaria, a escala humana y para el hombre, más justa, fraternal, sostenible y con el nuevo protagonismo de los excluidos de hoy, en línea con las enseñanzas de Francisco.