(zenit – 25 mayo 2020)-. Ante la compleja emergencia sanitaria que se está viviendo en las cárceles de Colombia, la Iglesia local, por medio del Secretariado Nacional de Pastoral Social urge “para que se aborde la crisis humanitaria en los centros penitenciarios, con medidas que respeten la dignidad humana y protejan la salud de los reclusos”.
Según informa Vatican News, los centros penitenciarios colombianas cuentan con más de 1.000 casos positivos de COVID-19, 16 hospitalizados y 4 muertos. El jueves pasado se agregaron otros nueve casos en el Instituto La Ternera de Cartagena, y otro en Villavicencio, a 67 kilómetros al sur de Bogotá, siendo el principal brote de la enfermedad en las cárceles del país.
Todo ello en una situación de hacinamiento del 51% que supera la capacidad de contención de las células, lo que constituye una clara violación de los derechos fundamentales.
Humanización de los centros penitenciarios
En una carta emitida el pasado 22 de mayo por el Secretariado Nacional de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Colombiana, expone que la Iglesia Católica, a través de diversos medios, “desde hace mucho tiempo viene denunciando la crítica situación de las cárceles del país, sin que se haya avanzado en las soluciones prometidas. Ahora, evidenciamos con dolor que la pandemia ha agravado las condiciones de hacinamiento e insalubridad ya presentes en estos centros”.
De este modo, urgen a trabajar por “la humanización de los centros penitenciarios”, lo que supone “crear condiciones inmediatas de bioseguridad, sin distinciones, tanto para la población privada de la libertad como para el personal de custodia, deben ser medidas integrales y de calidad para garantizar el derecho a la vida y a la salud, con la prevención del virus y el acceso a los servicios de salud adecuados”.
Personas más vulnerables
También exigen que sea afronte el hacinamiento “con programas de redistribución de la población privada de la libertad, la agilización de la documentación solicitada por los jueces para la obtención de la libertad y la revisión a fondo de la situación de los sindicados” y que se encuentren soluciones para las madres con hijos menores de tres a los tres años, aquellos que padecen enfermedades preexistentes y a los más mayores, que son aún más vulnerables al virus.
Finalmente, el comunicado recuerda que la Pastoral Penitenciaria, en medio de esta emergencia, “ha continuado y continuará con la atención espiritual y los programas humanitarios en los centros penitenciarios”.