Coronavirus, testimonios del confinamiento

Videollamada con abuelos durante el confinamiento (C) Captura de Jim Fair

Coronavirus: Testimonios sobre la vida durante el confinamiento

Lo mejor y lo peor en estos tiempos

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(zenit – 2 junio 2020)-. zenit habla con una muestra representativa de gente de fe para saber cómo se enfrentaron a lo mejor y a lo peor de estos tiempos, y sus esperanzas.

“Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación” – Charles Dickens, Un cuento de dos ciudades.

Charles Dickens no estaba escribiendo sobre la pandemia de coronavirus del 2020, pero sus palabras de un tiempo y lugar diferentes ciertamente suenan familiares a millones de fieles en todo el mundo.

Muchos millones han estado confinados, adhiriéndose a los mandatos del Gobierno de permanecer en casa, a establecer “distancia social” mientras se les prohibía ir al trabajo, la escuela y la Iglesia. Esto ha producido una situación de vida que pocos han experimentado antes, que nunca esperaban experimentar, y que esperan no volver a experimentar nunca más.

Mientras gran parte del mundo se prepara para reabrir las iglesias y los negocios, zenit conversa con una muestra representativa de personas de fe para saber cómo se enfrentaron a lo mejor y a lo peor de estos tiempos, y qué esperan que suceda en los próximos meses.

Hicimos cuatro preguntas a los participantes en esta encuesta no científica pero anecdótica:

1. ¿Cuál fue la parte más difícil de estar encerrado?

2. ¿Cómo mantenías tu vida espiritual?

3. Mirando hacia atrás en los últimos meses, ¿qué no hiciste que desearías haber hecho?

4. ¿Qué es lo que más deseas hacer después de que todo vuelva a abrirse?

Entre las respuestas más claras está la del P. Luke Winkelmann, párroco de la parroquia de St. John Vianney en la arquidiócesis de Chicago:

“La parte más difícil del encierro fue no poder ofrecer la confesión a mis feligreses, no ver a los devotos, la gente sin poder asistir al Santo Sacrificio, o recibirlo. Mi vida espiritual era como siempre. Disciplina diaria de oraciones: una hora de oración mental, breviario, Rosario. A medida que las cosas se inicien de nuevo, espero bautizar a los niños, casar a las parejas y dar la Santa Comunión a los fieles”.

¿Cómo respondieron los demás a nuestras preguntas? A continuación, una muestra:

¿Cuál fue la parte más difícil de estar encerrado?

“Lo más duro de estar confinado fue que sentí, y la sensación persiste, que me había metido en una historia de ficción de Ray Bradbury.  El problema era, y sigue siendo –siendo Bradbury es uno de los escritores más entretenidos y que provocan la reflexión que honra a Estados Unidos–, que si estuviéramos viviendo una ficción, sería entretenido y provocador; pero no lo es.  Todo esto es tan real como la lluvia. – Sara Sullivan, Cumming, Georgia

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Pasar tanto tiempo a solas. Gregg ha podido seguir trabajando fuera mientras yo he estado trabajando desde casa. He descubierto que incluso para mí mismo es importante conectar con los demás. Otro desafío ha sido cómo manejar la ansiedad de otras personas y sus miedos sobre el futuro de sus trabajos, cómo manejar el trabajo y la educación de sus hijos en casa, cómo ayudar a todos a estar bien con un ritmo más lento. – Jeannine Backstrom, Minnesota

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Darme cuenta de la falta de liderazgo y unidad en el mundo para enfrentar la amenaza unidos y siguiendo un plan bien pensado. – Roberto Sánchez Mejorada, Atlanta

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Con diferencia la parte más difícil del encierro ha sido no tener acceso a los santos sacramentos, la confesión, la Eucaristía y la adoración. Me ha costado mucho acostumbrarme a no tener la presencia física de Cristo visible en mi rutina semanal. Dado que nada puede llenar ese vacío, me ha costado habituarme a ello. Aparte de eso, el que los niños no puedan ver a sus abuelos ha sido difícil. Sé que disfrutan y aprenden mucho de la familia y es difícil explicarles la pérdida de esa conexión personal, aunque las reuniones online han sido una bendición para mantenerse conectados. Aparte de esas dos cosas, realmente, nada más. Siendo una familia bastante independiente podemos estar contentos con menos, contentos con nosotros mismos y felices haciendo cosas simples que nos aportan alegría, simplemente no necesitamos muchos ‘extras’”.  – Adriennhe Fair Leach, Sycamore, Illinois

¿Cómo mantuviste tu vida espiritual?

“Bueno, en realidad esta fue la mayor gracia para mí en este tiempo… Tener más tiempo para rezar. Me despertaba y tomaba una taza de café y hacía mi oración matutina y también añadía  una consagración de 33 días a San José. Fue un tiempo tan sagrado y pacífico que siempre atesoraré y por el que estaré agradecido”. – Lauren Hawkesworth, Atlanta

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El confinamiento también ha significado una disminución de la velocidad. Ha sido un gran momento para volver a algunas prácticas espirituales de mi noviciado, como la adoración al Santísimo Sacramento durante todo el día. Nuestra vida comunitaria también ha crecido enormemente ya que estamos todos juntos en esto, compartiendo ideas creativas para estar en misión aunque sea desde casa. Siento que nuestra comunidad se ha vuelto más vibrante en nuestro discipulado. También he sido muy consciente de lo privilegiado que soy al poder celebrar la Misa y recibir la comunión cada día, y esto me ha ayudado a desempolvar cualquier rutina que pueda haber estado presente en mi vida sacerdotal”. – P. Benjamín Clariond, Legionario de Cristo, Escuela Internacional Cumbres Querétaro, México

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“Pude sobrellevar el encierro durante la Cuaresma porque lo vi como una penitencia. Pero cuando continuó durante la Pascua, me sentí cada vez más inquieto. Si no hubiéramos encontrado una iglesia a una hora de nuestra casa dando la comunión por la ventana del coche, no sé qué habría hecho”. – Bloomfield Hills, Michigan

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Desde el comienzo del encierro, vi una oportunidad espiritual de adoptar una prolongada experiencia de oración de “Sábado Santo”.  Nuestro Señor, de alguna manera, estaba en la tumba, atrapado en los tabernáculos, aislado de sus seguidores; claramente, Jesúcristo está más allá y por encima de cualquier restricción construida humanamente.  Alabado sea Dios porque la Misa regresa. Ante todo esto, alabado sea Dios por nuestros sacerdotes, y estoy muy agradecido a los sacerdotes que encendieron sus aparatos electrónicos para permitirnos ricas experiencias de comunión espiritual”. – Sara Sullivan, Cumming, Georgia

Mirando hacia atrás en el último par de meses, ¿qué es lo que no hiciste que desearías haber hecho?

“¡Más ejercicio!” – Lauren Hawkesworth, Atlanta

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“Mientras me siento en mi ‘oficina en casa”, una pelota de ejercicio y una mesa de cartas, desearía haber establecido un montaje un poco más permanente para el trabajo a distancia. En el lado espiritual de las cosas, me hubiera gustado participar en la Misa de diferentes parroquias, o incluso que un amigo asistiera a una Divina Liturgia Bizantina. Además, me hubiese gustado intentar la transmisión de una capilla de adoración durante la oración para ayudarme a concentrarme más durante la oración, ya que no podía asistir a mi tiempo de adoración semanal”. – Keaton Leach, Sycamore, Illinois

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“Mi hija y yo íbamos a ir a Tierra Santa en mayo de 2020.  ¡Ojalá lo hubiera hecho el año pasado!  He viajado mucho… desearía haberlo hecho más. He estado posponiendo las visitas a la familia y amigos (en los Estados Unidos y en el extranjero)… ojalá lo hubiera hecho antes. Desearía no haber pospuesto hacer las cosas que era necesario hacer”. – Joyce Pope, Chicago

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“La corona de mi diente se desprendió en la primera semana del encierro. El dentista me dijo que podría ser multado si me la volvía a poner, ya que el gobierno no lo consideraba una emergencia suficiente. Esto ha supuesto un poco de dolor para mí, así que desearía que se hubiera podido solucionar antes. Todavía tengo que ir…” – Dra. Joan Kingsland, Roma

¿Qué es lo que más esperas después de que las cosas se abran?

“Estoy deseando volver a ir a Misa en familia; tanto por la gracia sacramental de la Eucaristía como para deshacer cualquier mal hábito que nuestros hijos hayan desarrollado al intentar participar desde casa. La parte más difícil, hasta ahora, de estar encerrado ha sido tratar de asistir a la Misa como una familia. Debido a que estamos viendo desde casa, ha sido muy difícil involucrar a nuestros niños en la Misa cuando sus juguetes están en la habitación de al lado. Se ha perdido toda la reverencia y la ‘alteridad’ para ellos, ya que no hay nada especial en abrir el ordenador y tratar de participar desde casa”. – Keaton Leach, Sycamore, Illinois.

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“Tener algo de normalidad. Ir a la iglesia y tener la libertad de ir a los lugares”. – Joyce Pope, Chicago

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Volver a la Misa regular, sobre todo. Y ver la continua disminución de nuevos casos de COVID y muertes, es decir, menos sufrimiento. Pensé que el encierro de la pandemia tenía beneficios secundarios al reducir algunas de las actividades pecaminosas que ahora forman parte de la vida pública diaria – y no deseo que esa parte de la sociedad se reanude”. – Chris McLaughlin, Cove, Oregon.

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“Ser capaz de entrar en la Iglesia y ver a Cristo allí. Recientemente pude confesarme y entrar en la iglesia y fue una gran bendición. Recibir la Eucaristía será uno de los mayores regalos”. – Adrienne Fair, Sycamore, Illinois

¿Lo mejor y lo peor?

Aunque las sencillas preguntas que zenit hizo dieron lugar a una amplia gama de respuestas, hubo temas comunes. Todos mencionaron el dolor de estar lejos de los sacramentos y todos esperan volver a la Iglesia, recibiendo el Santísimo Sacramento.

Nadie sugirió que estar encerrado en respuesta a la pandemia fuera algo que apreciaran y disfrutaran. No obstante, hubo un tema constante de bendiciones inesperadas y aprecio por los amigos y familiares que no podían visitar en persona.

Varios mencionaron que el hecho de verse obligados a conectarse con la familia a través de un vídeo de computadora ha dado lugar a un contacto más frecuente, a una sensación de cercanía, e incluso a la curación de las relaciones rotas. Como dijo la Dra. Joan Kingsland, consagrada de Regnum Christi: “Ha habido momentos de reunión familiar online que han sido muy valiosos y que no hubiéramos tenido si no fuera por el confinamiento. Ha habido una curación en una relación familiar durante este tiempo que llegó a través de esta circunstancia”.

Y una pareja de Illinois que lleva casada más de cuatro décadas dijo que estar juntos ha sido una verdadera bendición. “Ha sido maravilloso estar juntos”.

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