(zenit – 2 julio 2020).- Los obispos de Ecuador publicaron, el pasado 29 de junio de 2020, una “Carta abierta al pueblo que peregrina en el Ecuador” en la que expresan su condena a la corrupción ante la “escandalosa proliferación de casos” .
En la misiva, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) manifiesta su cercanía en estos momentos “en los que el pueblo sufre las dolorosas consecuencias de la pandemia”, tales como “la pérdida de vidas, de trabajo y de esperanza, y con todos aquellos que se han sentido abandonados a su suerte”.
Transparencia en la gestión
Ante un escenario económico y político en el que los recursos públicos disponibles se ven mermados, el texto sostiene que la corrupción “menoscaba nuestro futuro como país, dilapida nuestro potencial y priva a los pobres de oportunidades”.
En este sentido, los prelados se dirigen a los políticos, funcionarios públicos e instituciones del Estado, llamándoles a maximizar “la transparencia en la gestión de los recursos destinados a afrontar todo tipo de crisis y en la que la lucha anticorrupción no es la excepción”.
Devolver el dinero defraudado
La CEE denuncia que la corrupción es un delito que condena a muerte a muchas personas pobres”, pues promueve el descarte de los más vulnerables. Por tanto, este mal “roba la esperanza a un pueblo requerido de trabajo y de pan”, de una sociedad que anhela un “futuro mejor”.
Además, el texto remarca que “la corrupción es un gravísimo pecado, un desorden moral incompatible con la fe cristiana”. Así, recuerda que todos tendremos que dar cuenta de la propia vida a Dios y que “los corruptos y quienes los han amparado también tienen que dar cuenta de su corrupción y, ojalá, ante los hombres”.
Por todo ello, los obispos exigen que se hagan “lás más exhaustivas investigaciones y se llegue hasta el fondo ‘caiga quien caiga’, y se devuelva el dinero defraudado y robado a la sociedad”, ya que, “un pueblo digno no pude ser cómplice de la corrupción y de la impunidad”.