Instrucción sobre parroquias y evangelización

Celebración eucarística en una parroquia (C) Vatican Media

Congregación para el Clero: Instrucción sobre parroquias y evangelización

Comunicado del Dicasterio

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(zenit – 20 julio 2020).- La Congregación para el Clero da a conocer hoy la Instrucción “La conversión pastoral de la comunidad parroquial al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia”, promulgada el pasado 29 de junio.

Se trata de un instrumento canónico-pastoral relativo a los diversos proyectos de reforma de la comunidad parroquial y de las reestructuraciones diocesanas.

Pastoral de cercanía

El documento no ofrece novedades legislativas, pero propone formas de aplicar mejor la legislación vigente, a fin de fomentar la corresponsabilidad de los bautizados, así como de promover una pastoral de cercanía y cooperación entre las parroquias.

No obstante, la Instrucción sí trata sobre la urgencia de una renovación misionera, de una conversión pastoral de la parroquia, para que vuelva a descubrir el dinamismo y la creatividad que comporta estar siempre “en salida”, con la contribución de todos los bautizados.

Corresponsabilidad

Tal y como informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede en un comunicado, el documento “trata el tema de la pastoral de las comunidades parroquiales, de los diferentes ministerios clericales y laicos, con el signo de una mayor corresponsabilidad de todos los bautizados”.

El texto recuerda, fundamentalmente, que “‘en la Iglesia hay lugar para todos y cada uno puede encontrar su lugar’ en la única familia de Dios, respetando la vocación de cada uno”.

Según la nota, el Dicasterio para el Clero, a petición de diversos obispos, “ha sentido la necesidad de elaborar un instrumento canónico-pastoral relativo a los diversos proyectos de reforma de las comunidades parroquiales y de reestructuración diocesana, ya en curso o en fase de planificación, con el relativo tema de la unidad y de las zonas pastorales”.

Misión evangelizadora de la Iglesia

Este texto, pues, se propone “ponerse al servicio de algunas opciones pastorales, ya iniciadas hace tiempo por los pastores y ‘experimentadas’ por el pueblo de Dios, para contribuir a su evaluación y a la adecuación del derecho particular con el derecho universal”.

En esta perspectiva, continúa el comunicado “se destaca el papel del párroco como ‘pastor propio’ de la comunidad”, pero también “se valoriza y resalta el servicio pastoral relacionado con la presencia en las comunidades de diáconos, consagrados y laicos, llamados a participar activamente, según su vocación y ministerio, en la única misión evangelizadora de la Iglesia”.

Estructura

Compuesta por once capítulos, la Instrucción puede dividirse en dos áreas: la primera (capítulos del 1 al 6) ofrece una amplia reflexión sobre la conversión pastoral, el sentido misionero y el valor de la parroquia en el contexto contemporáneo.

La segunda (capítulos del 7 al 11), por su parte, se ocupa de la distribución de las comunidades parroquiales, los diferentes papeles que se desempeñan en ellas y las modalidades de aplicación de las relativas normas.

“Casa en medio de las casas”

En la Instrucción se define que la parroquia “es una casa en medio de las casas”, que, representada por el edificio de culto, “es signo de la presencia permanente del Señor Resucitado en medio de su Pueblo”.

Igualmente, el texto reconoce que, el territorio de una parroquia ya no es solo un espacio geográficamente delimitado, un “’territorio existencial’ donde se juega por completo el desafío de la Iglesia en medio de la comunidad”. Y es en él en el que se enmarca la “plasticidad” de estas comunidades, pues “si no vive del dinamismo espiritual propio de la evangelización, la parroquia corre el riesgo de hacerse autorreferencial y de esclerotizarse, proponiendo experiencias desprovistas de sabor evangélico y de impulso misionero, tal vez destinadas solo a pequeños grupos”.

“Cultura del encuentro” 

En este sentido, se describe que la comunidad parroquial es el contexto humano donde realiza “la acción evangelizadora de la Iglesia, se celebran los sacramentos y se vive la caridad, en un dinamismo misionero que – además de ser un elemento intrínseco de la acción pastoral – llega a ser el criterio de verificación de su autenticidad”.

Dentro de ellas, la “cultura del encuentro” es el contexto que promueve el diálogo, la solidaridad y la apertura a todos, resaltando “la centralidad de la persona”, de manera que que la parroquia sea un “lugar” que favorezca el “estar juntos» y el “arte de la cercanía”.

Diáconos

En el apartado dedicado a los diáconos, colaboradores de los Obispos y de los presbíteros en la única misión evangelizadora, se explica que son ministros ordenados y participan, aunque de manera diferente, del Sacramento del Orden, en particular en el ámbito de la evangelización y de la caridad, incluso en la administración de los bienes, la proclamación del Evangelio y el servicio de la mesa eucarística.

No obstante, se aclara que no deben ser considerados, “mitad sacerdotes y mitad laicos”, ni deben ser contemplados desde la perspectiva del clericalismo y el funcionalismo.

Consagrados y laicos

Con respecto a los consagrados, el texto indica que su misión deriva en primer lugar de su “ser”, de su testimonio de “seguimiento radical de Cristo”. Y, en segundo lugar, de su “hacer”, esto es, “de las acciones realizadas conforme al carisma de cada instituto (por ejemplo, catequesis, caridad, formación, pastoral juvenil, cuidado de los enfermos)”.

En cuanto a los laicos, el texto recuerda que hoy se requiere “un generoso compromiso de todos los fieles laicos al servicio de la misión evangelizadora, ante todo con el testimonio constante de una vida cotidiana conforme al Evangelio, en los ambientes donde habitualmente desarrollan su vida y en todos los niveles de responsabilidad; después, en particular, asumiendo los compromisos que les corresponden al servicio de la comunidad parroquial”.

Igualmente, resalta que estos pueden ser instituidos lectores y acólitos (o para el servicio del altar) de forma estable o ministros extraordinarios, siempre que estén “en plena comunión con la Iglesia Católica” hayan recibido “la formación adecuada” para esa función,  y manifiesten “una conducta personal y pastoral ejemplar, que les de autoridad para llevar a cabo el servicio”.

Puedes leer el documento completo en este enlace.

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Larissa I. López

Larissa I. López es licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla, Máster en Artes de la Comunicación Corporativa y Doctora en Comunicación por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Su trayectoria profesional ha transcurrido entre el ámbito de la comunicación y el de la docencia. Como redactora, ha colaborado con medios como Aceprensa, Pantalla 90 o CinemaNet. Como profesora, por su parte, ha impartido clases en la universidad y en centros de FP y bachillerato. En estos últimos realizaba también tareas relacionadas con la comunicación (redes sociales y edición de contenidos). Cordobesa de nacimiento también ha vivido en Sevilla, Madrid y Roma.

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