(zenit – 30 julio 2020).- La Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebra anualmente, cada 30 de julio, el Día Mundial contra la Trata de seres humanos, un delito y una grave violación de los Derechos Humanos.
De acuerdo a la ONU, cada año, miles de hombres, mujeres y niños caen en las manos de traficantes, en sus propios países y en el extranjero y prácticamente todos los países del mundo están afectados por el tráfico, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas.
Víctimas de la trata
El organismo describe también que, como mínimo, la trata de personas es utilizada en explotación sexual, trabajo forzado, mendicidad forzada, matrimonio forzado; para vender niños y como niños soldados, así como para extraer órganos.
De acuerdo a los datos aportados, las mujeres representan el 49% de las víctimas totales y las niñas el 23%. La explotación sexual es la forma más común de explotación (59%) seguida del trabajo forzado (34%). La mayoría de las víctimas de la trata lo sonlson dentro de las fronteras de sus países; las víctimas de la trata en el extranjero se trasladan a los países más ricos.
Figuras de socorro
Este año, en el Día Mundial contra la Trata, la ONU se centra en recalcar los esfuerzos del personal que lucha en primera línea contra la trata de personas, gente que trabaja en diferentes aspectos: identificar, apoyar, asesorar y buscar justicia para las víctimas de la trata y desafiar la impunidad de los traficantes.
Del mismo modo, la organización internacional remarca el papel esencial de estas figuras de socorro que se ha vuelto aún más importante durante la crisis del coronavirus, particularmente porque las restricciones impuestas por la pandemia han hecho que su trabajo sea aún más difícil.
Para contribuir a la proliferación del testimonio positivo de estos trabajadores, la ONU pide unirse a la conversación y utilizar los hashtags #FindelaTrata y #TratadePersonas en todas las plataformas digitales.
Llamamiento de Caritas Internationalis
Por su parte, con motivo de esta jornada y en este momento de difusión de la COVID-19, el secretario general de Caritas Internationalis, Aloysius John, denuncia esta realidad preocupante y afirma que la concentración de la atención y los esfuerzos en la emergencia causada por el virus “no debería impedirnos ocuparnos de las personas más propensas a la explotación”, ofreciéndoles “redes de seguridad” y “apoyo material, médico, jurídico y psicológico” para “acompañarles en las dificultades”.
Por ello, Caritas Internationalis realiza un llamamiento a los gobiernos para que presten más atención a “los daños colaterales de la pandemia mundial, especialmente a los migrantes y los trabajadores informales, que ahora están más expuestos a la trata”.
El Papa Francisco contra la trata
El Papa Francisco define la trata de personas “Una actividad innoble, una vergüenza para nuestras sociedades que se dicen civilizadas”. Desde que ocupó la Sede Petrina, tal y como indica L’Osservatore Romano en un artículo titulado “El magisterio del Papa Francisco contra la trata de seres humanos”, el Santo Padre delató con fuerza este flagelo, calificándolo como “la esclavitud más grande de este siglo XXI” y convirtiéndolo en uno de los temas recurrentes de sus enseñanzas.
De acuerdo al medio vaticano, para el Papa, esta lacra supone un crimen contra la humanidad, que, en sus palabras, “concierne a todos los países, incluso a los más desarrollados, y afecta a las personas más vulnerables: las mujeres y las niñas, los niños y las niñas, los discapacitados, los pobres, los que provienen de situaciones de desintegración familiar y social”.
Prioridad en las agendas pastorales
Para sellar su “vocación” original de servicio a los excluidos, Francisco no ha dejado de llamar a la Iglesia, insistiendo a los demás líderes religiosos, a los gobernantes y a la comunidad internacional en poner el tema entre las prioridades de su agenda pastoral.
Así, por ejemplo, en una nota escrita por el Pontífice y enviada en agosto de 2013, año en el que comenzó su pontificado, al canciller de las Academias Pontificias de Ciencias y Ciencias Sociales, Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, pidió explícitamente: “Creo que sería bueno ocuparse de la trata de personas y la esclavitud moderna”.
Desde entonces han sido múltiples los llamamientos contenidos en discursos, homilías y documentos, y con iniciativas concretas. Tal es el caso de la creación en 2014 del Grupo Santa Marta –una alianza mundial de jefes de policía, obispos y comunidades religiosas– y de la institución del Día Mundial de la Oración y la Reflexión que se celebra todos los años el 8 de febrero, en memoria de santa Josefina Bakhita, religiosa originaria del Sudán que de niña fue vendida como esclava.