(zenit – 10 agosto 2020)-. La Iglesia de Latinoamérica, a través del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), invitó a las autoridades del continente a descentralizar las ayudas sociales y económicas de la pandemia de COVID-19, para que los pueblos indígenas reciban con urgencia la atención que necesitan.
Este fue el llamamiento incluido en el mensaje del presidente del CELAM, Mons. Miguel Cabrejos, con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que tradicionalmente se conmemora el 9 de agosto.
Igualmente, el comunicado expone que la Iglesia reafirma su compromiso en la defensa de los derechos humanos “de nuestros hermanos y hermanas que viven en los pueblos indígenas de todo el mundo”.
Atención a las comunidades
En esta línea, la nota remite a las palabras del Papa Francisco sobre estas comunidades, quien considera “indispensable prestar atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales. No son una simple minoría, sino que deben convertirse en los principales interlocutores”.
Las comunidades aborígenes, además de enfrentar la amenaza de sus tierras y su modo de vida, sufren grandes adversidades, como la falta de los servicios sanitarios, educación de calidad y múltiples formas de discriminación.
Situación agravada por la pandemia
Esta situación, explica el comunicado, “se ha visto agravada por la emergencia sanitaria que propició el COVID-19, que ha golpeado duramente a la región amazónica, siendo las mujeres y niños indígenas las poblaciones más vulnerables de este mortal virus”.
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, “en el continente americano, más de 70.000 indígenas han sido contagiados por el nuevo coronavirus, entre ellos cerca de 23.000 pertenecen a 190 pueblos originarios de la cuenca del Amazonas”.
Ayuda al Papa Francisco
Finalmente, en su mensaje, el CELAM difunde las prioridades de la Iglesia en el continente y hace suya la invocación de Aparecida, que recoge el apego profundo de las culturas indígenas por su tierra: “Su respeto y su amor a la madre tierra como fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano”.
Y reitera el firme compromiso de ayudar a la construcción de los pueblos amazónicos planteada por el Papa Francisco y mencionada en la Exhortación Apostólica “Querida Amazonía”: “Sueño con una Amazonía que luche por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos, donde su voz sea escuchada y su dignidad sea promovida. Sueño con una Amazonía que preserve esa riqueza cultural que la destaca, donde brilla de modos tan diversos la belleza humana“. (Q. A. 7)