(zenit – 14 agosto 2020)-. Los cristianos de Beirut, capital del Líbano, han decidido resistir y mantener sus hogares en Beirut frente a la presión de grupos que buscan beneficiarse de la explosión de la semana pasada, tratando de persuadirles para vender e irse.
Así informa Ayuda a la Iglesia Necesitada, organización benéfica católica, en una nota difundida hoy, 14 de agosto de 2020.
Después de que las últimas estimaciones describieran que 300.000 familias fueron desplazadas por los sucesos del pasado 4 de agosto, monseñor Toufic Bou-Hadir describió cómo la gente -incluyendo los ancianos- están optando por mantener sus casas dañadas en lugar de aceptar ofertas para vender sus propiedades.
Los cristianos quieren quedarse
En una entrevista con ACN, que desde el primer momento presta ayuda de emergencia a las víctimas de la explosión, Mons. Bou-Hadir relató: “Hay gente que intenta sacar provecho de esta catástrofe y compra tierras y casas a los cristianos”.
No obstante, indicó, “la gente quiere quedarse. Algunos de los ancianos – y los más jóvenes también – se quedan en sus casas, incluso las que están dañadas”.
Dignidad
“Con todo respeto a las personas que tienen otras creencias religiosas, no podemos vender hogares cristianos a otros”, expuso el prelado. “No queremos cambiar la demografía. La tierra no solo tiene un valor material. Es nuestra dignidad. Es donde tenemos nuestras raíces”, aclaró.
Destacando que los distritos cristianos de Beirut fueron los más afectados por la explosión, Mons. Bou-Hadir afirmó que, en los últimos días los líderes de la Iglesia han trabajado con los políticos para frustrar los intentos de los acaparadores de tierras, aprobando una legislación que impedía a los fieles vender sus casas.
Vigilia nocturna para jóvenes
Mientras tanto, casi 300 jóvenes abarrotaron la dañada catedral maronita de Beirut para una vigilia nocturna en la que el arzobispo Paul Abdel Sater les pidió que no perdieran la fe en su futuro en la ciudad, a pesar de lo sucedido.
Mons. Bou-Hadir, director de la Comisión Patriarcal Maronita para la Juventud, elogió a los jóvenes, que han estado trabajando duro como voluntarios para limpiar las calles de los escombros causados por la explosión y proporcionar suministros de emergencia a las familias.
Camino de recuperación lento
El pastor maronita subrayó que el camino hacia la recuperación en Beirut será largo y complicado, con informes de que 200 personas murieron y 6.000 resultaron heridas.
Sobre el trágico suceso, resaltó que al principio, “solo hubo conmoción, la gente se centró en tratar de sobrevivir”. “Ahora la gente está asimilando todo el impacto de lo que ha ocurrido y se está dando cuenta de lo duro y difícil que será el future, pero nuestra esperanza es Cristo”, concluyó.
A las pocas horas de la catástrofe, ACN acordó un paquete de emergencia para proporcionar alimentos a 5.000 familias. Por su parte, el Papa Francisco envió el 7 de agosto de 2020, a través del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral, una primera ayuda de 250.000 euros para atender las necesidades de la Iglesia del Líbano tras las explosiones de Beirut.