(zenit – 10 septiembre 2020).- Los obispos del Perú enviaron un mensaje en defensa de los pueblos nativos y Escazú dirigido al presidente del Congreso y a los congresistas del Perú, tras la muerte de 3 personas de la etnia Kukama Kukamiria.
En una nota difundida hoy, 10 de septiembre de 2020, por la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), los prelados lamentan en primer lugar la muerte de estos 3 compatriotas en el Lote 95, Loreto.
Estas fueron resultado del “enfrentamiento con las Fuerzas del Orden, en protesta por la contaminación de las actividades de la empresa petrolera y por la deficiencia de los servicios públicos de salud y falta de acciones efectivas ante la propagación del COVID-19 que afecta duramente al Perú y especialmente a la Amazonía”.
Ratificar el “Acuerdo de Escazú”
“Para proteger la vida de los pueblos indígenas u originarios, hay que garantizar la plena vigencia de sus derechos”, indican los prelados. Por ello, sostienen que es necesario reflexionar sobre la importancia “de ratificar el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe – ‘Acuerdo de Escazú’-“, pues “los acuerdos supranacionales fortalecen la institucionalidad y el bienestar principalmente de los más vulnerables en el Perú”.
Después, sobre este acuerdo, los miembros del episcopado desarrollan 5 puntos. El primero de ellos indica que este convenio fue generado “por los propios países de América Latina y El Caribe, y suscrito por el Perú, para fortalecer la democracia y la transparencia en materia ambiental, mediante el acceso a la información veraz, participación ciudadana, justicia ambiental” y para garantizar “el derecho a la vida y la integridad física de los defensores y defensoras de derechos ambientales”, en particular de los pueblos indígenas.
Priorizar la defensa de la vida
En segundo lugar, recuerdan que la decisión de ratificar el Acuerdo de Escazú por el Congreso “debe estar fundamentada en la verdad, y ser el resultado de un diálogo honesto y transparente que respete el plazo de ratificación” e invocan a las autoridades “a priorizar la defensa de la vida, la protección de los derechos, del ambiente y el desarrollo humano integral”.
El mensaje remite en el tercer punto a las palabras del Papa Francisco, que expone que “un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres” (Laudato si’, n° 49).
Y la Exhortación Apostólica “Querida Amazonia” cuestiona una visión “que no reconoce los derechos de los pueblos originarios o sencillamente los ignora, como si no existieran o como si esas tierras que ellos habitan no les pertenecieran” (n° 12).
Humanidad y solidaridad
En el punto número cuatro hacen referencia al Documento Final del Sínodo para la Región Amazónica: “La Iglesia anima a la comunidad internacional a disponer nuevos recursos para la protección y promoción de un modelo de desarrollo justo y solidario, con el protagonismo y la participación directa de las comunidades locales y de los pueblos originarios, fortaleciendo también las herramientas ya desarrolladas por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Río de Janeiro, 1992” (Cfr. Documento Final, n° 68)”.
Finalmente, el último punto subraya que “los valores de hermandad y solidaridad sustentan el Acuerdo de Escazú, pues reconoce nuestra realidad pluriétnica y pluricultural, promueve la cultura del encuentro y del diálogo, de la escucha mutua, del consenso, y de la comunión, para encaminar decisiones soberanas que protejan y garanticen la vida de los pueblos y la ecología integral”.