(zenit – 16 sept. 2020)- Monseñor Gonzalo de Villa y Vásquez, presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG), junto al padre Juan Luis Carbajal, secretario ejecutivo de la Pastoral de Movilidad Humana del episcopado y unos 15 huéspedes del albergue participaron en la inauguración de la Casa Siloé, para personas solicitantes de asilo y refugiadas, fue inaugurada y bendecida, la semana pasada, por el neo arzobispo metropolitano de Guatemala.
El arzobispo en su intervención recalcó que el proyecto “es un esfuerzo muy grande” por ayudar a las personas que llegan a Guatemala con la intención de quedarse. “Dice la Palabra que con la vara que midas serás medido, y si pedimos por nuestros migrantes en el norte también nosotros tenemos que abrir los brazos a la gente que viene de otros lados”, afirmó monseñor de Villa al recordar que hay muchos guatemaltecos migrantes en otras naciones y que la forma en que se trate a los migrantes es, en cierto modo, un termómetro que mide la propia humanidad.
Hogar exclusivo para solicitantes de asilo
El albergue ubicado en la capital guatemalteca tiene capacidad para unas 30 personas y cuenta con todos los servicios necesarios para permanecer mientras sus solicitudes se resuelven. Se trata de la primera casa-hogar de la Iglesia Católica para recibir exclusivamente a solicitantes de asilo y de refugio, pues las otras 17 estructuras están destinadas a migrantes en tránsito.
El albergue también proporcionará asesoría para que los solicitantes de protección puedan integrarse a la vida económica del país y contar, por ejemplo, con un permiso de trabajo, una cuenta bancaria y acceso a la educación de sus hijos cuando sea necesario. “Se trata de dar toda la ayuda humanitaria, alimento, vestido, ayuda psicológica y social”, afirmó el padre Carvajal.
Las dificultades de la pandemia
El responsable de la Pastoral de Movilidad Humana, padre Juan Luis Carbajal, explicó a medios de comunicación nacionales que las solicitudes de asilo y refugio recibidas por el Estado de Guatemala no se han detenido, pese a la pandemia de COVID-19. En lo que va de año, se han recibido más de 250 solicitudes que seguramente aumentarán con la reapertura de las fronteras.
El sacerdote explicó que la pandemia ha hecho más difícil el proceso de solicitud de asilo, no solo por el recrudecimiento de las medidas de seguridad y militarización de las fronteras, sino porque, prácticamente, “los mismos trabajadores de la salud y los propios vecinos se han convertido agentes migratorios”. Es decir, denuncian a los migrantes por temor a que sean portadores del virus. El sacerdote advirtió que con la apertura de las fronteras “se va a destapar la olla” y se tendrá un flujo de personas “enorme” migrando al norte y, consecuentemente, “más detenciones en la frontera y muertes en el desierto”.
Protección al llegar a la frontera
Respecto de la agilidad con que el Estado analiza las solicitudes de asilo, el padre Carbajal indicó que ha habido altibajos en la atención, y aunque en algunos momentos se ha visto voluntad por revisar los casos pendientes, quedan muchas de solicitudes de asilo por resolver.
Igualmente, se hizo referencia las dificultades que traería la posible reactivación del Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA) firmado en julio del año pasado y mediante el cual Estados Unidos puede deportar a Guatemala a hondureños y salvadoreños que soliciten protección al llegar a su frontera.