(zenit – 22 sept. 2020)-. Aunque no se pueda hacer nada más por alguien desde el punto de vista médico, el cardenal Luis Francisco Ladaria Ferrer indica que no hay razón para no seguir atendiéndole.
Así lo ha expresado a zenit el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, durante la conferencia de prensa sobre la nueva carta del dicasterio, Samaritanus Bonus sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida, celebrada con periodistas acreditados en la Oficina de Prensa de la Santa Sede hoy, 22 de septiembre de 2020.
La nueva carta, aprobada por el Papa Francisco el 25 de junio de 2020, que pidió su publicación, condena la eutanasia y el suicidio asistido, y pide que se proteja y se preserve la vida, independientemente de lo frágil o comprometida que pueda parecer.
“Incluso si alguien no puede ser ‘curado’ médicamente, siempre debe ser atendido”, hasta el final, subrayó.
Junto con el cardenal Ladaria, intervinieron el arzobispo Giacomo Morandi, secretario de la misma Congregación; la profesora Gabriella Gambino, subsecretaria del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; y el profesor Adriano Pessina, miembro de la Dirección de la Academia Pontificia para la Vida.
Dirigiéndose al cardenal Ladaria, la edición inglesa de zenit reconoció que el documento era muy concreto y oportuno, preguntando cómo desea el Vaticano que llegue a la sociedad en su conjunto.
“Esta esperanza [de que la carta llegue a la comunidad internacional y a la sociedad en general] está siempre presente, porque si no fuera así, la carta no se habría escrito”, dijo el prefecto del citado dicasterio.
“Pensamos, y creemos que el Santo Padre piensa, habiendo dado la autorización para publicar esta carta”, explicó, “que en lo profundo de cada persona, existe este profundo deseo de cercanía del ‘otro’, y cuando uno se olvida de esto, significa una parte de la humanidad se esfuma. ¿No?”.
“Para que esto llegue a la conciencia de todos”, dijo el cardenal Ladaria, “dependerá por supuesto de nosotros y de todos los católicos de todo el mundo, especialmente los que están involucrados en la asistencia sanitaria, de las personas que tienen el contacto más directo con los enfermos”. Personalmente, explicó, cree que esta esperanza está ahí “porque hay una esperanza en la bondad del hombre, y que ésta se encuentra en cada uno de nosotros”.
El cardenal jesuita advirtió sobre el hecho de que a veces alguien esté inconsciente y otros intenten presionar para que tome decisiones de vida o muerte. “Nos tientan, ‘mira esto es muy serio’, pueden decir”.
En este sentido, subrayó, es aún más imperativo, que permanezcamos cerca de la humanidad y de aquellos que sufren.
“Y para mí es muy importante, como todos mis colegas aquí destacaron y trataron mucho, esto es: La escena de la Cruz”.
“En muchos momentos, uno no puede hacer nada desde el punto de vista práctico, pero puede quedarse”, subrayó.
Por lo tanto, elaboró, una cosa es la posibilidad de curar y otra cosa es cuidar, “cuidar que puede ser desde el punto de vista médico, pero también desde el punto de vista espiritual, psicológico, o desde el punto de vista de solo estar cerca”.
Por todo ello, la esperanza de que el mensaje de la carta circule, reconoció, existe. Cómo se hará realidad su difusión, “No soy un profeta”, dijo sonriendo.
Como de costumbre, la Oficina de Prensa tomó la temperatura de cada periodista con mascarilla al entrar, le dio un desinfectante y estableció canales para entrar y salir de la sala. La prensa acreditada por el Vaticano (y el personal de la Oficina de Prensa) estaba obligada a llevar la mascarilla puesta y sentarse en asientos designados, socialmente distantes.