(zenit – 9 dic. 2020).- El presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Mons. Miguel Cabrejos, se pronunció ante la actual crisis del sector agrícola del Perú, a través de un comunicado difundido el pasado 4 de diciembre de 2020.
El prelado explica que la Iglesia peruana “mira con preocupación los últimos acontecimientos en diferentes partes del país”, originados en la región de Ica, en el sur del Perú, debido a las demandas laborales.
“Entendemos que existen reclamos legítimos por parte de la población trabajadora, pero no debemos permitir ni avalar que se promueva la violencia y el irrespeto a los derechos de las personas y de las empresas”, describe el mensaje.
Importancia del diálogo
“Estamos convencidos que el diálogo constituye el único camino para solucionar los problemas que puedan existir. Por ello, pedimos a todas las partes, trabajadores, empresarios y representantes del Estado, a promover los espacios y decisiones necesarios para llegar a un acuerdo que ponga fin al caos, pero también a las diversas formas de explotación laboral”, exhorta el también arzobispo de Trujillo y actual presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM.)
Asimismo, el comunicado urge que el Congreso de la República revise cuidadosamente el marco normativo laboral agrario, con la finalidad de desarrollar una legislación que permita generar trabajo con condiciones y salarios dignos que garantice una sociedad más justa, más solidaria y con mayor bienestar.
Solución “pacífica y armoniosa”
Por otra parte, con el objetivo de ayudar a promover una mesa de diálogo, la Conferencia Episcopal Peruana a través de su primer vicepresidente, el cardenal Pedro Barreto Jimeno, arzobispo de Huancayo y con monseñor Héctor Vera Colona, obispo de lca, “ofrece sus buenos oficios en la Región lca, centro de las protestas, a fin de buscar una solución pacífica y armoniosa”.
“Tal como nos recuerda el Papa Francisco, que la crisis sea una oportunidad para poner en el centro de nuestras preocupaciones la dignidad de las personas y la dignidad del trabajo (Papa Francisco, mayo 2020)”, concluye el texto.