Por: P. Jorge Enrique Mújica, L.C.
(ZENIT News Agency, 26.07.2021).- Este domingo 25 de julio la Iglesia celebró por primera vez la Jornada Mundial de los Abuelos y Adultos Mayores instituida por el Papa Francisco. Aunque el Papa no celebró la misa en la basílica de San Pedro (tal vez por motivos de salud tras su reciente operación), sí rezó el Ángelus con cientos de personas congregadas en la plaza de San Pedro.
Desde ahí el Papa ofreció primero una reflexión sobre el Evangelio del domingo, el de la multiplicación de los panes, subrayando la tragedia del hambre que afecta especialmente a niños: “e ha calculado —oficialmente— que alrededor de siete mil niños menores de cinco años mueren a diario en el mundo por motivos de desnutrición, porque carecen de lo necesario para vivir. Ante escándalos como estos, Jesús nos dirige también a nosotros una invitación, una invitación similar a la que probablemente recibió el muchacho del Evangelio, que no tiene nombre y en el que todos podemos vernos: “Ánimo, da lo poco que tienes, tus talentos y tus bienes, ponlos a disposición de Jesús y de los hermanos. No temas, nada se perderá, porque, si compartes, Dios multiplica”.
Después del Ángelus el Papa quiso saludar de modo especial a los protagonistas de la jornada: los abuelos. “¡Un aplauso a todos los abuelos, a todos! Abuelos y nietos, jóvenes y viejos juntos han manifestado uno de los rostros bellos de la Iglesia y han mostrado la alianza entre generaciones”, dijo el Papa. Y añadió: “Invito a celebrar esta Jornada en todas las comunidades y a visitar a los abuelos y a los ancianos, a los que están más solos, para entregarles mi mensaje, inspirado en la promesa de Jesús: “Yo estoy contigo todos los días”. Le pido al Señor que esta fiesta nos ayude a los más entrados en años a responder a su llamamiento en esta etapa de la vida, y muestre a la sociedad el valor de la presencia de los abuelos y los ancianos, especialmente en esta cultura del descarte. Los abuelos necesitan a los jóvenes y los jóvenes necesitan a los abuelos: ¡tienen que hablar, tienen que encontrarse! Los abuelos tienen la savia de la historia que sube y da fuerza al árbol que crece. Me viene a la mente —creo que ya lo he citado— ese pasaje de un poeta: “lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”. Sin diálogo entre jóvenes y abuelos, la historia no sigue, la vida no sigue: hay que retomar esto, es un desafío para nuestra cultura. Los abuelos tienen derecho a soñar mirando miran a los jóvenes, y los jóvenes tienen derecho al coraje de la profecía tomando la savia de sus abuelos. Por favor, haced esto: encontrar abuelos y jóvenes y hablar, dialogar. Y hará felices a todos”.
Antes de concluir el Papa ofreció su oración por las víctimas de las inundaciones en China y exhortó a que los Juegos Olímpicos de Tokio “sean un signo de esperanza, un signo de hermandad universal conforme a un sano agonismo”.