Los acuerdos no son respetados y se violan los derechos humanos, llevando al borde del colapso a la libertad religiosa. Foto: Archivo.

La oración impulsa a ser fuertes en la defensa de la libertad religiosa”. Entrevista con Marcela Szymanski de Ayuda a la Iglesia Necesitada

La libertad religiosa es un derecho humano, individual y fundamental.

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Por: Ana Paula Morales (corresponsal en México)

(ZENIT News Agency, 26.07.2021).- En una entrevista a Marcela Szymanski, directora en jefe del “Informe de la Libertad Religiosa en el Mundo” y representante de “Ayuda a la Iglesia necesitada” ante la Unión Europea, habla de la impunidad y de cómo se avanza en un país o en una región para destruir la libertad religiosa.

Al inicio de la entrevista para ZENIT definió la libertad religiosa como un “derecho humano, individual y fundamental que conviene comprenderlo en todas sus dimensiones”. Las dimensiones a las que ella se refiere son cuatro: 1) El derecho a tener o no una religión; 2) la persona puede cambiar de religión; 3) la libertad de vivir acorde a los principios individuales o colectivos; 4) vivir esos principios en público o en privado.

Por otro lado, Marcela Szymanski mostró un mapa con varios países teñidos de rojo, lo cual indica tres realidades: 1) la discriminación y la persecución; 2) la fe firme de los creyentes, que son capaces de dar la vida por sus principios y creencias; y 3) la impunidad. “Esto debe hacer recordar a los mandatarios que han firmado acuerdos internacionales en los que se comprometieron a respetar los derechos humanos y defenderlos, a la vez que debe llevar a generar presión e invita a hacer comparecer la violación de los derechos delante de la Corte Internacional o la Corte Interamericana de Justicia, encargadas de estos asuntos”. Aunque también existen organizaciones como “El Centro Europeo de Leyes y Justicia” o la así llamada “Alliance for the Difference of Freedoms”, que se especializan en casos de violaciones a la libertad religiosa. La manera de proceder de estos grupos es entrevistarse con los agraviados tras lo cual les explican los pasos que hay que seguir.

A pesar de los acuerdos establecidos entre países, los acuerdos no son respetados y se violan los derechos humanos, llevando al borde del colapso a la libertad religiosa. Pero esto no sucede espontáneamente sino que se va forjando lentamente hasta que se llega al punto que la libertad religiosa está en riesgo de desaparecer. Primero surge la intolerancia (se manifiesta por actos de odio, los cuales afectan casos aislados). En un segundo momento evoluciona y se pasa a la discriminación, en la cual se pide a los fieles de esa religión que no ejerzan en público sus creencias y se dan leyes y reglas que les van prohibiendo la expresión religiosa. Después de la discriminación se pasa a la persecución, en la cual hay ataques realmente violentos contra la masa de fieles, como son asesinatos, secuestros, violaciones, entre otros. El cuarto momento es el genocidio, llevando a cabo acciones que buscan la parcial o total eliminación de ese grupo religioso o comunidad.

La directora Szymanski resalta que esta evolución no sólo se debe al mal ejercicio de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de un país, sino también por la falta de denuncia de parte de las víctimas. Puesto que, al no generarse la documentación debida en el tiempo oportuno, aunque no sean normalmente escuchados los casos, queda testimonio de que la situación se fue forjando paulatinamente y los mandatarios habrán de justificar posteriormente su inocencia conforme a pruebas contundentes, expresando el por qué no hubo protección a los ciudadanos, no sólo a los que pertenecen a la religión mayoritaria. Así que Marcela Szymanski invita a “ir forjando una cultura de la denuncia para evitar llegar a los extremos en donde la pérdida de vidas y los daños se vuelven casi irreversibles”.

Por otro lado, Szymanski resalta a ZENIT que es importante compilar la información debido a que se vuelve la base de una queja legal. Sólo así se pueden llevar los datos sólidos y delante de un legislador, jefes de Estado o un ministro de relaciones exteriores para que se puedan tener las pruebas necesarias y usar correctamente el poder que tienen para solucionarlo.

Finalmente, la propuesta que Marcela Szymanski da para mejorar las situaciones de los países que están teñidos en rojo es que “cada uno de nosotros aportemos lo que nos corresponde, es decir, con la oración: realizando acciones en favor de los otros, pero también denunciando a tiempo. Por ejemplo, si hay vandalismo con un templo, o una expresa discriminación por la creencia religiosa. En el caso de la directora Szymanski su campo de acción se encuentra bien definido con las obras que realiza en “Ayuda a la Iglesia necesitada”, que es solicitar la justicia, promover y proteger los derechos de libertad de pensamiento, conciencia y religión. Ella remarca que en esta gran obra “la oración es la que la impulsa a ser fuerte y con ello acompaña a las familias de las víctimas que se encuentran ante un grave sufrimiento”.

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Ana Paula Morales

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