Por: Valentina di Giorgio
Aunque la participación fue de apenas un 41% en un país de apenas 33.553, ganó el “sí” al asesinato de bebés en el vientre de sus madres. 7 de cada 10 ciudadanos dieron su sí en el referéndum del domingo 26 de septiembre (77,3% de “síes” contra un 22,7% de “noes”). El partido en el gobierno, el Partido Democristiano, instó al “no” pero la respuesta ya se conoce. No obstante que San Marino es un país mayoritariamente católico.
“Ahora llega el momento de la coherencia” –declaró el obispo de San Marino- “no con declaraciones o proclamaciones, sino con un compromiso activo, de ayuda a las mujeres y a las familias, y de cercanía” a quien ha vivido el drama del aborto.
Un día después de la aprobación del aborto en San Marino, el Papa dijo a la Pontificia Academia para la Vida: ““Me gustaría mencionar que somos víctimas de una cultura del descarte. (…) ahí está el descarte de los niños que no queremos recibir, con esa ley del aborto que los envía al remitente y los mata directamente. Y hoy en día esto se ha convertido en una forma «normal», un hábito que es muy feo, es realmente un homicidio, y para entenderlo bien quizás nos ayude hacernos una doble pregunta: ¿es justo eliminar, quitar una vida humana para resolver un problema? ¿Es justo contratar a un sicario para resolver un problema? Esto es el aborto”.