Por: Wendy Wang
(ZENIT Noticias – IFStudies / Estados Unidos, 22.01.2022).- Una encuesta reciente del Centro de Investigación Pew muestra que la población cristiana de Estados Unidos ha disminuido constantemente en la última década. En la actualidad, el 63% de los estadounidenses se describen como cristianos, frente al 75% de hace una diez años. La proporción de estadounidenses que se identifican con religiones no cristianas (6%) se mantiene estable, pero la proporción de estadounidenses seculares ha aumentado en 10 puntos porcentuales desde hace una década.
En tiempos de crisis, como la pandemia de COVID-19, cabría esperar que un mayor número de personas recurriera a la religión, dada la muerte, el miedo y el aislamiento que la pandemia ha generado. De hecho, los datos de las encuestas al inicio de la pandemia sugerían que los estadounidenses eran mucho más propensos a decir que la crisis del COVID-19 había fortalecido su fe en lugar de debilitarla. Sin embargo, la reacción inicial a la crisis puede no durar, y algunas personas podrían verse disuadidas de volver físicamente a la iglesia debido a la prolongación de la pandemia.
Según los datos recogidos en abril/mayo de 2020 por Barna Group, uno de cada tres cristianos practicantes abandonó completamente la iglesia durante la COVID-19. El pasado mes de junio, la AP publicó una historia sobre muchas casas de culto en los Estados Unidos que se cerraron para siempre debido a la pandemia. Y lo que es peor, el número de miembros de la iglesia en Estados Unidos cayó por debajo del 50% por primera vez en 2020, según datos de Gallup que se remontan a 1940.
Un nuevo análisis del IFS utilizando la American Family Survey sugiere que la asistencia religiosa ha disminuido significativamente en los últimos dos años. La proporción de asistentes regulares a la iglesia ha bajado 6 puntos porcentuales, del 34% en 2019 al 28% en 2021. Mientras tanto, la proporción de estadounidenses “seculares” que nunca o rara vez han asistido a servicios religiosos aumentó 7 puntos porcentuales.
La asistencia a servicios religiosos se midió de forma estándar en la Encuesta sobre la Familia Americana: «Aparte de bodas y funerales, ¿con qué frecuencia asiste a servicios religiosos?». No sabemos si los encuestados incluyen la asistencia a la iglesia por Internet como parte de su asistencia a servicios religiosos.
Mientras tanto, el descenso de la asistencia religiosa varía según algunos datos demográficos. Los estadounidenses más jóvenes o de mayor edad son más propensos que los de los grupos de edad media a haber experimentado un descenso en su asistencia a la iglesia. El descenso es de unos 10 puntos porcentuales entre 2019 y 2021 para los menores de 35 años, así como para los mayores de 65, pero solo 4 puntos porcentuales para el grupo de mediana edad. Los estadounidenses de raza negra también son más propensos que otros a ver un fuerte descenso en la asistencia a la iglesia.
En 2019, el 45% de los estadounidenses de raza negra asistía a un servicio religioso con regularidad. En 2021, la proporción cayó al 30%, una diferencia de 15 puntos porcentuales. El descenso en otros grupos raciales/étnicos es de entre 5 y 6 puntos porcentuales.
El descenso en la asistencia a la iglesia también es más pronunciado entre los adultos casados sin hijos menores de 18 años. Alrededor del 30% de los adultos casados sin hijos pequeños asistieron a servicios religiosos con regularidad en 2021, frente al 40% en 2019. Esto está quizás relacionado con la edad, dado que este grupo de adultos es el mas viejo de los cuatro grupos categorizados por estado civil y por tener hijos menores de 18 años (la edad media era de 61 años).
Por otro lado, la ideología no parece estar relacionada con el descenso de la asistencia a la iglesia. Los conservadores son más propensos que los moderados y los liberales a asistir a los servicios religiosos en primer lugar, pero el descenso de la asistencia es similar en los tres grupos. Asimismo, no se encuentran diferencias significativas por ingresos en el descenso de la asistencia a los servicios religiosos en los últimos dos años.
A medida que se disponga de mas vacunas y tratamientos contra el COVID-19, la pregunta candente es si veremos un repunte en la asistencia a las iglesias después de que la pandemia pase finalmente. Es difícil de predecir, pero la investigación previa sobre cómo la Gran Recesión de 2007 a 2009 afecta a la asistencia religiosa puede arrojar algo de luz. En aquel momento, mucha gente creía que la crisis económica provocaría un aumento de la asistencia a la iglesia. Sin embargo, los datos muestran que no hubo un aumento en la asistencia a los servicios religiosos en Estados Unidos desde la Gran Recesión. Además, la investigación también muestra que la crisis financiera de 2008 tampoco tuvo un impacto claro en los niveles de asistencia religiosa en los países europeos.
Es posible que algunos bancos vacíos sean sustituidos por fieles en línea, pero no hay datos disponibles que lo confirmen. Además, la falta de interacción en persona podría debilitar los lazos sociales dentro de las iglesias a medida que la pandemia se prolongue. Como sabemos, la asistencia a los servicios religiosos no sólo está vinculada a la existencia de una red de apoyo social, sino también a los beneficios para la salud pública, como una menor depresión, menores tasas de suicidio y menos sobredosis de drogas y alcohol. Es poco probable que los servicios en línea, con personas aisladas en casa, ofrezcan el mismo nivel de beneficios.
También hay costes emocionales para las personas que practican la religión, pero ya no asisten a los servicios religiosos. Según la encuesta de Barna, los encuestados que dejaron de asistir a la iglesia durante la COVID-19 tenían más probabilidades de sentirse inseguros y ansiosos, en comparación con los cristianos practicantes que no dejaron de asistir a los servicios en persona.
Como señalaron recientemente Tyler Vanderweele y Brendan Case en Christianity Today, «los bancos vacíos son una crisis de salud pública estadounidense». Además, los estadounidenses que acuden con frecuencia a los servicios religiosos tienen más probabilidades de estar casados y tener hijos. Además, los estadounidenses religiosos son más propensos que los no religiosos a tener un mayor deseo de casarse y tener hijos. Un descenso en la asistencia a los servicios religiosos no sólo tiene el potencial de afectar negativamente a la salud pública, sino también a la estabilidad familiar y al crecimiento de la población en Estados Unidos.
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Wendy Wang es directora de investigación del Institute for Family Studies. Su trabajo ha aparecido en The New York Times, The Wall Street Journal y muchos otros medios. Este artículo, publicado originalmente como “The Decline in Church Attendance in COVID America” en la web del IFS, ha sido traducido al español por el director editorial de ZENIT.