(ZENIT Noticias / Bruselas, 10.03.2022).- El presidente de los obispos de la Unión Europea, el cardenal Hollerich, arzobispo de Luxemburgo, envió una carta al patriarca de Moscú Kirill este martes 8 de marzo de 2022 pidiéndole que emita un llamamiento urgente a las autoridades rusas para que detengan de inmediato las hostilidades contra el pueblo ucraniano. Ofrecemos una traducción al castellano de esta correspondencia.
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Su Santidad
Con profundo dolor en mi corazón me dirijo hoy a ud como Presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) y como hermano fiel en Nuestro Señor Jesucristo.
Con el corazón roto, escuchamos las voces de nuestros hermanos y hermanas que sufren la insensatez de la guerra en Ucrania, cuyas horribles consecuencias están ante nuestros ojos. Miles de personas -tanto soldados como civiles- han perdido ya la vida y más de un millón de personas han sido desplazadas o han huido de su patria, la mayoría de ellas mujeres y niños vulnerables. Mientras los ataques violentos golpean cada día con más fuerza a Ucrania y a su pueblo, la necesidad de ayuda humanitaria crece dramáticamente cada hora, mientras que los esfuerzos diplomáticos han sido infructuosos hasta ahora. Además, a medida que las palabras y las acciones se van intensificando, no se puede excluir la posibilidad de un conflicto europeo más amplio, o incluso mundial, con consecuencias catastróficas.
En estos momentos oscuros para la humanidad, acompañados de intensos sentimientos de desesperanza y miedo, muchos miran a usted, Su Santidad, como alguien que podría traer un signo de esperanza para una solución pacífica de este conflicto. En 2016, usted deploró junto con Su Santidad el Papa Francisco «la hostilidad en Ucrania que ya ha causado muchas víctimas, ha infligido innumerables heridas a los habitantes pacíficos y ha sumido a la sociedad en una profunda crisis económica y humanitaria», instando a actuar para construir la paz y la solidaridad social.
Por favor, no deje que esas poderosas palabras sean en vano. Compartiendo los sentimientos de angustia y preocupación del Papa Francisco expresados repetidamente sobre los «ríos de sangre y lágrimas que fluyen en Ucrania», me atrevo a implorar a su Santidad en el espíritu de la fraternidad: por favor, dirija un llamamiento urgente a las autoridades rusas para que cesen inmediatamente las hostilidades contra el pueblo ucraniano y muestren buena voluntad para buscar una solución diplomática al conflicto, basada en el diálogo, el sentido común y el respeto al derecho internacional, permitiendo al mismo tiempo corredores humanitarios seguros y el acceso sin restricciones a la ayuda humanitaria.
Como Su Santidad subrayó durante su reciente encuentro con el Nuncio Apostólico en la Federación Rusa, «la Iglesia puede ser una fuerza pacificadora». En este tiempo de Cuaresma, como cristianos, proclamando el mismo Evangelio y rezando al mismo Dios, que es el Dios de la paz y no de la guerra, recemos y hagamos todo lo posible para ayudar a terminar esta guerra sin sentido, para que la reconciliación y la paz vuelvan a habitar en el continente europeo.