(ZENIT Noticias / Kiev, 13.03.2022).- En la comunicación de este domingo 13 de marzo, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, líder de los greco católicos ucranianos, advierte que el invasor está usando armas prohibidas por convenciones internacionales. Por otra parte, recuerda a los creyentes que a falta de un sacerdote para confesarse queda el recurso a un acto de contrición perfecta. A continuación la traducción al castellano de la carta.
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¡Alabado sea Jesucristo!
Queridos en Cristo, hermanos y hermanas. Hoy es domingo, 13 de marzo de 2022, y Ucrania vive ya el 18º día de esta terrible guerra.
Gracias al valor digno de asombro de nuestras tropas, los ucranianos han logrado detener al enemigo, casi en todas las direcciones. Se percibe cierta calma temporal en Ucrania, sobre todo en este día domingo. Al mismo tiempo quizás podemos decir que son las noches las que son más inquietantes en Ucrania, porque es justamente por la noche que el enemigo bombardea ciudades pacíficas y causa daños irreparables a la infraestructura civil matando de este modo a muchos civiles.
Esta noche hemos vuelto a ver imágenes espeluznantes… un bombardeo alcanzó el Monasterio de la Santa Montaña, un importante monasterio de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana del Patriarcado de Moscú en la provincia de Donetsk, donde había mucha gente, muchos refugiados. Están siendo destrozadas nuestras iglesias, nuestras ciudades… por la noche, en muchas partes de Ucrania, son convertidas en llamas… Las autoridades ucranianas nos informan que el enemigo está utilizando diversas armas prohibidas por las convenciones internacionales, en particular, esta noche, sobre Popasna en la región de Donetsk, se utilizaron bombas incendiarias de fósforo, que causan heridas muy graves a la población civil.
La noche en Ucrania fue angustiosa, fue pesada… Pero llegó la mañana, la mañana del domingo, y estamos este domingo ante Dios y rezamos, rezamos por Ucrania, rezamos por el ejército ucraniano, rezamos por todas las víctimas de esta guerra, rezamos por nuestros enemigos, por aquellos que vinieron a nuestra tierra y siembran destrucción, muerte; siembran miedo y grandes heridas…
Sabemos que ahora, durante el tiempo de la Cuaresma, nuestro pueblo necesita de manera particular acudir al Santo Sacramento de la Confesión. Es justamente el tiempo de la Cuaresma, un tiempo de arrepentimiento, un tiempo en el que los cristianos acudimos a este Santo Misterio de la misericordia de Dios, para confesar nuestros pecados, para recibir de nuestro amoroso Señor el perdón y la redención de nuestros pecados y faltas. Todos nuestros sacerdotes están dispuestos a servir a su pueblo. Cada uno allí donde está. En los territorios ocupados, en las ciudades sitiadas, en todas nuestras ciudades y pueblos, las iglesias están abiertas casi las 24 horas del día para servir a nuestro pueblo.
Muchas personas también acuden a nosotros en circunstancias en las que no tienen acceso a un sacerdote. Sabemos que el Misterio de la Confesión sólo puede experimentarse cuando un sacerdote está personalmente presente y hay un encuentro personal con quien, en nombre de Dios Nuestro Señor, tiene el poder de concedernos el perdón de nuestros pecados. Pero en las circunstancias en las que no hay acceso al ministro del sacramento de la penitencia, quiero recordarles que es necesario aprovechar la oportunidad de recibir el perdón de los pecados a través de un acto de contrición perfecta. Cuando nos arrepentimos ante Dios Nuestro Señor y nos arrepentimos de nuestros pecados, no porque tengamos miedo, no porque temamos algún tipo de castigo, sino porque nos dolemos por haber ofendido el amor de Dios. Así nos arrepentimos perfectamente de nuestros pecados, cuando sentimos dolor por nuestros pecados mirando ese amor, ese amor de Dios por el hombre.
En estas circunstancias extraordinarias, quiero dar las gracias a todos los que se solidarizan con Ucrania. Quiero dar las gracias a la Conferencia de Obispos Católicos Escandinavos, que ha condenado de forma clara y contundente al agresor y la agresión contra Ucrania y apoya a nuestro pueblo ucraniano.
Quiero dar las gracias a los patriarcas orientales, al patriarca Melquita de Siria, quiero dar las gracias al patriarca Caldeo de Irak, que han expresado su apoyo a nuestra Iglesia y a nuestro pueblo.
Rezamos por Ucrania. Luchamos por nuestra libertad. Y pedimos: Oh Señor, acepta todas nuestras oraciones, dale la paz a Ucrania, dale la victoria a Ucrania, dale a Ucrania un cielo tranquilo y la vida a tu pueblo.
¡Alabado sea Jesucristo!