(ZENIT Noticias / Roma, 14.03.2022).- En una entrevista a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el padre Wladyslaw Biszko afirma que «aquí hay un gran ir y venir. Cada día llegan miles de refugiados». El sacerdote dirige un centro de peregrinaciones y retiros espirituales en Lviv, ciudad del oeste de Ucrania, en los mismos locales que el seminario católico romano. Desde el comienzo de la guerra, los edificios, construidos en gran parte con el apoyo de AIN, han sido utilizados como campamento para refugiados de toda Ucrania y el pasado miércoles 10 de marzo fueron visitados por el enviado del Papa Francisco, el cardenal polaco Konrad Krajewski.
La casa está abierta a todos los que buscan refugio, explica el sacerdote. «No preguntamos nada sobre la religión. Sin embargo, la gente debe saber que está en un centro católico. Rezamos antes de las comidas y todas las noches tenemos oraciones, que son bien recibidas. Siempre hay unas 120 personas viviendo aquí», informa el padre Biszko. «Simplemente están esperando a saber si pueden volver a sus casas». En su mayoría son madres con sus hijos o personas mayores que no quieren abandonar su tierra, al menos todavía. La gente duerme en todos los espacios disponibles, incluso en el suelo de las salas de conferencias.
Los refugiados no son sólo los ucranianos. Los estudiantes internacionales visitantes, por ejemplo de la India, también buscan refugio. Antes de la guerra, Lviv, Kiev, Odessa y Kharkhov eran populares entre los estudiantes internacionales.
Como enviado del Papa Francisco, el cardenal Krajewski está en Ucrania desde el martes 8 de marzo y trata de reforzar la labor de ayuda de la Iglesia. «El Santo Padre está presente en Ucrania», dijo durante su visita, «aunque esté en el Vaticano. Está sufriendo contigo. El Papa está experimentando el camino de la Cruz que ustedes recorren en Ucrania». El Pontífice está comprometido con la paz «de todas las maneras imaginables», añadió el cardenal Krajewski. «Al mismo tiempo, el Papa agradece a todos los que muestran su amor hacia Ucrania».
En respuesta al estallido de la guerra en Ucrania, Ayuda a la Iglesia Necesitada envió un paquete de ayuda que actualmente asciende a 1,3 millones de euros. El dinero se destina a sacerdotes y religiosos que trabajan en todo el país en parroquias, con refugiados, en orfanatos y en residencias de ancianos.