(ZENIT Noticias / Santiago de Chile, 14.03.2022).- Como suele ser habitual al inicio de cada nuevo gobierno en Chile, el sábado 12 de marzo se tuvo una ceremonia interreligiosa en la catedral de Santiago como parte de las tradiciones republicanas. Estuvo presente el nuevo presidente del país, Gabriel Boric.
En la liturgia, presidida por el arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, cardenal Celestino Aós, participaron diversas confesiones religiosas. En su homilía el cardenal Aós, señaló que “no es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede «a un costado de la vida». Enfrentamos cada día la opción de ser buenos samaritanos o indiferentes viajantes que pasan de largo. Cada día se nos ofrece una nueva oportunidad, una etapa nueva. No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan, sería infantil. Gozamos de un espacio de corresponsabilidad capaz de iniciar y generar nuevos procesos y transformaciones. Seamos parte activa en la rehabilitación y el auxilio de nuestra sociedad herida”.
El cardenal Aós también se refirió a la importante función de los políticos como servidores de la nación:
“El servicio es en gran parte cuidar de la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo. Los políticos están llamados a preocuparse de la fragilidad de la fragilidad de los pueblos y de las personas. Cuidar la fragilidad quiere decir fuerza y ternura, lucha y fecundidad, en medio de un modelo funcionalista y privativista que conduce necesariamente a la «cultura del descarte. Hay que fomentar una mística de fraternidad, y al mismo tiempo una organización social más eficiente”.
Comité Permanente, Conferencia Episcopal de Chile
Como concelebrantes de esta ceremonia estuvieron miembros del comité permanente de la Conferencia Episcopal de Chile, el vicepresidente y arzobispo de Concepción, Fernando Chomali; el secretario general del Episcopado y obispo de Chillán, Sergio Pérez de Arce, junto con el obispo de Copiapó, Ricardo Morales, quienes destacaron el espíritu de trabajo colaborativo por el bien de Chile, expresado por el arzobispo de Santiago, valorando la concordancia entre las diferentes confesiones religiosas.
Sobre la celebración, el arzobispo Fernando Chomali manifestó: “Es un momento muy significativo para Chile, porque queda claro que nuestro país es un país creyente y que reza por las nuevas autoridades para que tengan sabiduría, para que tengan prudencia, para que tengan también valentía, para jugárselo por lo bueno, lo verdadero, lo correcto. Y por sobre todo reconocer que estamos en un momento nacional e internacional muy complejo, donde evidentemente el talante del nuevo gobierno se va a medir en la medida que tenga capacidad de dialogar y de buscar siempre la paz que tanto la necesitamos”.
Por su parte, el obispo Sergio Pérez de Arce expresó: “Vinimos aquí a la Catedral de Santiago a orar primero por el nuevo gobierno, por el presidente y también a manifestar la cercanía de las Iglesias, de las confesiones religiosas, con el país. A todos nos interesa mucho que el país crezca, viva en unidad, en concordia, en fraternidad y las religiones están al servicio también de ese proyecto. Luego, me gustó mucho y me impresionó también, algunos acentos del mensaje del cardenal Aós insistiendo en el cuidado de la fragilidad: tenemos que cuidar a nuestros hermanos más frágiles, hombres, mujeres, niños, etc. que viven la fragilidad y necesitan de la comunidad. También esa insistencia en que nadie sobra, que todos nos necesitamos, que tenemos que dialogar, crear una cultura del encuentro. Así que estoy muy contento, fue muy hermoso y sigamos orando para que al gobierno y a la Patria le vaya muy bien”.
Por su parte, el obispo Ricardo Morales señaló que la celebración fue “una hermosa oportunidad, como se dijo en la oración, de fortalecer el alma de Chile. El alma de Chile siempre está en una dimensión que reconoce a Dios como el creador, como el que nos cuida, el que está siempre con nosotros. Y las distintas confesiones religiosas nos unimos hoy día desde esa fe común, para pedir al creador que interceda por nuestra patria, por el nuevo gobierno, por nuestro nuevo presidente. Creo que eso es muy hermoso porque finalmente estamos respondiendo a lo que Chile es: Un país donde la fe, Dios es importante. Y creo que las oraciones, la reflexión del señor cardenal, fueron muy en la línea de lo que queremos para Chile. En ese sentido descubrir que la sintonía con el primer discurso que dio el señor presidente ayer, con la homilía de don Celestino, están en la misma línea. Queremos ser hermanos, trabajar unidos, respetándonos en las diferencias, pero sabiendo que esta tierra se nos dio para que no nos dividamos, sino muy por el contrario, todos y todas pudieran confluir en eso que queremos: más justicia, más solidaridad, más fraternidad”.
Al día siguiente de este acto el presidente manifestó su desagrado porque en la ceremonia se encontraba el cardenal Ezzati, quien está acusado de encubrir casos de abusos. “»Me molestó ver al señor (Ricardo) Ezzati y a gente que actuó como encubridora de graves delitos contra los niños que están aquí presentes (…) esas cosas no las podemos seguir naturalizando», afirmó.