(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 14.03.2022).- Como informamos en otro contenido, el 6 de marzo la nunciatura del Vaticano en Nicaragua comunicaba a las demás embajadas la salida de Nicaragua por parte del Nuncio, en lo que era a todas luces muy extraño.
Seis días después de la salida de Nicaragua de Mons. Waldemar Stanislaw Sommertag, la Santa Sede emitió un comunicado aclarando la situación. Ante todo, se refiere que se “ha recibido con sorpresa y dolor la comunicación de que el Gobierno de Nicaragua ha decidido retirar el beneplácito (agrément) a S.E. Mons. Waldemar Stanislaw Sommertag, Nuncio Apostólico en Managua desde 2018, imponiéndole que dejara inmediatamente el País después de notificarle esa medida”. A continuación menciona que “Tal disposición resulta incomprensible ya que, durante su misión, S.E. Mons. Sommertag ha trabajado incansablemente por el bien de la Iglesia y del pueblo nicaragüense, especialmente por los más vulnerables, buscando siempre favorecer las buenas relaciones entre la Sede Apostólica y las Autoridades de Nicaragua”.
En ese contexto apenas referido en el comunicado, se menciona además la “particular mención” que merece “su participación como testigo y acompañante de la Mesa de Diálogo Nacional entre el Gobierno y la Oposición política, en vista de la reconciliación nacional y de la liberación de los presos políticos”.
Finalmente, la Santa Sede se subraya “Convencida de que esta grave e injustificada decisión unilateral no refleja los sentimientos del pueblo de Nicaragua, profundamente cristiano, la Santa Sede desea reafirmar su plena confianza en el Representante Pontificio”.
Se trata, en definitiva, de un acto más de despotismo del presidente Daniel Ortega quien tiene prácticamente a toda la oposición en la cárcel y quien se ha perpetuado en el poder gracias a cambios en la Constitución del país y a elecciones de dudosa transparencia.
