3rd European Catholic Social Days. Imagen: catholicsocialdays.eu

Europa: “volver a empezar desde el corazón mismo del Evangelio”, dice el Papa al inicio de Jornadas Católicas Europeas

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El Papa Francisco dirige un mensaje a los participantes en las Jornadas Sociales Católicas Europeas que se celebran en la capital eslovaca.

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 18.03.2022).- Del 17 al 20 de marzo se han tenido en Bratislava, capital de Eslovaquia, las 3as Jornadas Sociales Católicas Europeas (“The European Catholic Social Days”). Se trata de un encuentro de católicos comprometidos con el apostolado social de la Iglesia de todo el continente europeo, el cual ofrece una oportunidad única para que la Iglesia reflexione sobre su misión hacia y en la sociedad contemporánea.

En esas jornadas participan obispos, clérigos y laicos de todas las edades y durante los encuentros abordan y debaten las principales cuestiones que preocupan a la Iglesia mientras considera la mejor manera de responder a los «gozos y esperanzas, temores y aspiraciones» de los hombres y mujeres de buena voluntad en el mundo actual. “Queremos conectar el debate sobre Europa con la Doctrina Social de la Iglesia Católica.”, dicen los organizadores.

Entre los participantes en estas Jornadas se encuentran tanto la presidenta de Eslovaquia, la señora Zuzana Caputova, como el primer ministro del país, el señor Eduard Heger.

 En ocasión de este evento, el Papa quiso hacerse presente por medio de un mensaje dirigido al arzobispo de Vilnius y presidente del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), Mons. Gintaras Grušas.

En su mensaje, el Papa expresa su pesar porque la situación actual de guerra no es lo que esperábamos ante una paulatina salida de la pandemia:

 

“Lo que estamos viviendo en estas últimas semanas no es lo que esperábamos después de la difícil emergencia sanitaria provocada por la pandemia, que nos hizo experimentar un signo de impotencia y miedo, junto a la fragilidad de nuestra existencia. La tragedia de la guerra que tiene lugar en el corazón de Europa nos deja atónitos; nunca pensamos que volveríamos a ver tales escenas, que recuerdan a las grandes guerras del siglo pasado. El desgarrador grito de auxilio de nuestros hermanos ucranianos nos insta, como comunidad de creyentes, no sólo a reflexionar seriamente, sino a llorar con ellos y hacer algo por ellos, a compartir la angustia de un pueblo cuya identidad, historia y tradición han sido heridas. La sangre y las lágrimas de los niños, el sufrimiento de las mujeres y los hombres que defienden su tierra o huyen de las bombas sacuden nuestra conciencia. Una vez más, la humanidad se ve amenazada por un perverso abuso de poder y de intereses creados, que condena a personas indefensas a sufrir todas las formas de violencia brutal”.

 

El Papa también agradece la ayuda pronta y “coral” al salir al paso de las necesidades de los ucranianos e insta “a que sigan rezando para que quienes tienen en sus manos el destino de las naciones no dejen piedra sobre piedra para detener la guerra y abrir un diálogo constructivo que ponga fin a la inmensa tragedia humanitaria que está provocando”.

A continuación el Papa subraya que “Hoy más que nunca es urgente revisar el estilo y la eficacia del arte de la política. Ante los numerosos cambios a los que asistimos en el ámbito internacional, es nuestro deber «hacer posible el desarrollo de una comunidad mundial, capaz de lograr la fraternidad a partir de los pueblos y naciones que viven en la amistad social» (Encíclica Fratelli tutti, n. 154). Que la guerra, que «deja al mundo peor» y es «un fracaso de la política y de la humanidad, una entrega vergonzosa a las fuerzas del mal» (n. 261), provoque en este sentido una reacción contraria, un compromiso para refundar una arquitectura global de la paz (cf. n. 231), en la que la casa europea, nacida para garantizar la paz tras las guerras mundiales, tenga un papel primordial”.

Profundizando en el título de las jornadas (“Las sociedades europeas en transición: una contribución cristiana a la solidaridad y la justicia social”), el Papa comenta que “un nuevo comienzo, nos invita a reflexionar sobre la transición que se está produciendo en la sociedad europea. Este tiempo, todavía afectado por la pandemia, ha provocado considerables cambios sociales, económicos, culturales y también eclesiales. En esta situación marcada por el sufrimiento, los miedos han crecido, la pobreza ha aumentado y la soledad se ha multiplicado; mientras muchos han perdido sus empleos y viven de forma precaria, la forma de relacionarse con los demás ha cambiado para todos. En este contexto, la vida de la Iglesia no se ha librado de muchas dificultades, especialmente debido a la limitación de las actividades pastorales”.

 

A continuación menciona que:

 

“Como cristianos y como ciudadanos europeos, estamos llamados a poner en práctica con valentía lo que dijo uno de los grandes padres fundadores de la Comunidad Europea, Alcide De Gasperi, cuando habló del «bien común de nuestras patrias europeas, de nuestra patria Europa» (Discurso a la Conferencia Parlamentaria Europea, 21 de abril de 1954). Sí, Europa y las naciones que la componen no están enfrentadas, y construir el futuro no significa unificar, sino unir aún más en el respeto a la diversidad. Para los cristianos, reconstruir la casa común significa «convertirse en artesanos de la comunión, en tejedores de la unidad a todos los niveles: no por estrategia, sino por el Evangelio» (Homilía en la Misa con los CCEE, 23 de septiembre de 2021). En otras palabras, tenemos que volver a empezar desde el corazón mismo del Evangelio: Jesucristo y su amor salvador. Este es el anuncio siempre nuevo que hay que llevar al mundo, ante todo mediante el testimonio de vidas que muestran la belleza del encuentro con Dios y del amor al prójimo”.

 

Comentando el logotipo de las jornadas, el Papa alude a la imagen de san Martin de Tours quien “cortando su capa en dos para dársela a un pobre. Nos recuerda que el amor es proximidad concreta, compartir, cuidar de los demás. Los que aman superan el miedo y la desconfianza hacia los que llegan a nuestras fronteras en busca de una vida mejor: si acoger, proteger, acompañar e integrar a tantos hermanos y hermanas que huyen de los conflictos, el hambre y la pobreza es justo y humano, es aún más cristiano. Transformemos los muros aún presentes en Europa en puertas de acceso a su patrimonio de historia, fe, arte y cultura; promovamos el diálogo y la amistad social, para que crezca una convivencia humana basada en la fraternidad”.

Finalmente, el Santo Padre confía estas jornadas a la intercesión de María. Podrá seguirse este evento online, en vivo, gratuitamente y en inglés, italiano y eslovaco en la sección streaming de la web de las Jornadas: https://www.catholicsocialdays.eu/en.

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Jorge Enrique Mújica

Licenciado en filosofía por el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, de Roma, y “veterano” colaborador de medios impresos y digitales sobre argumentos religiosos y de comunicación. En la cuenta de Twitter: https://twitter.com/web_pastor, habla de Dios e internet y Church and media: evangelidigitalización."

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