Por: Fionn Shiner y Raquel Martín
(ZENIT Noticias / Sudán del Sur, 05.04.2022).- Un obispo en Sudán del Sur se sinceró sobre la terrible experiencia de recibir un disparo el año pasado y dijo que la experiencia le ha dado una idea de los sufrimientos de su rebaño.
En declaraciones a la organización benéfica católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el obispo Christian Carlassare de Rumbek, un misionero italiano, describió lo que le sucedió: “Ese día me enfrenté a dos jóvenes que me apuntaban con armas, durante la noche y sin ningún lugar a donde correr. Me dispararon, pero afortunadamente el Señor guió las balas y no me hirieron demasiado. Golpearon los músculos de mis piernas pero fallaron en áreas vitales. Este fue un momento de gracia, porque me dio la humildad de ser como el pueblo, llevando las mismas heridas que el pueblo”.
El obispo Carlassare recibió un disparo en la madrugada del 26 de abril de 2021 por dos hombres armados que ingresaron a su casa, poco antes de su ordenación episcopal, que originalmente estaba programada para el 23 de mayo de 2021.
Sus lesiones requirieron más de seis cirugías y casi un año para sanar. Recibió tratamiento en Italia, Nairobi, la capital de Kenia y Juba, pero está optimista sobre su recuperación: “Esto lo interpreto como una señal para volver a ponerme de pie y mostrarles que ellos también pueden volver a ponerse de pie, a pesar de las heridas causadas por un conflicto sin fin, a pesar de la presencia de tantas armas, de tantos territorios ocupados. por milicias y desplazados. Ante esta desesperación, tenemos que brindar esperanza de que sus heridas puedan sanar, que podamos volver a ponernos de pie y caminar por el camino de la paz”.
Mons. Carlassare, ordenado obispo de Rumbek el 25 de marzo 2022, explicó que el cristianismo en Sudán del Sur tiene raíces poco profundas y condenó la violencia cometida por los cristianos: Nosotros vivimos en un país donde el cristianismo a menudo no es más que superficial, no ha echado raíces en la vida de la población. La violencia debería estar lejos del cristianismo, pero está muy presente. Muchas personas toman las armas y las usan para lograr sus intereses y objetivos. Hay mucho trabajo por hacer. La población sufre por los conflictos, la inestabilidad, la pobreza endémica y la falta de servicios… El ataque que sufrí fue una clara señal de esto”.
Al comentar sobre las actitudes occidentales hacia África, el obispo Carlassare dijo: “Mi experiencia con estos países africanos me ha demostrado que la estabilidad es muy frágil, y es necesario darle tiempo a las cosas y no sacar conclusiones precipitadas sobre lo que está sucediendo”.
