100 días de guerra: Foto: Agencia Paco Urondo

Cartas desde la guerra (día 100): “Ucrania demuestra su fuerza y su voluntad de ser libre e independiente”

En el contexto de los 100 días del inicio de la invasión rusa, el arzobispo mayor de los greco-católicos exhorta a seguir adelante.

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(ZENIT Noticias / Kiev, 03.06.2022).- Han pasado 100 días desde que Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk iniciara su correspondencia para narrar, desde el país invadido, el estado de las cosas. Pero el arzobispo mayor de los greco-católicos no se ha quedado sólo en dar el “parte de guerra”. Ha ido profundizando, con un lenguaje sencillo y claro, en aspectos espirituales que han verdaderamente nutrido la fe no sólo de los ucranianos. Traemos el texto de este centésimo día desde el inicio de la invasión.

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¡Alabado sea Jesucristo!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy es viernes 3 de junio de 2022 y Ucrania ya está viviendo el centésimo día de esta terrible guerra que Rusia trajo a la sufrida y atribulada tierra ucraniana. Cien días que los ucranianos están defendiendo su tierra. Cien días que los ucranianos están conteniendo esta invasión rusa que nos supera en todos los recursos que nosotros podemos contrarrestar contra ellos. Pero han sido cien días de gran manifestación de la presencia de Dios entre nosotros.

Ucrania está en pie. Ucrania lucha. Y en el centésimo día tenemos buenas noticias del frente. En las cuatro direcciones nuestras tropas han rechazado al enemigo. En el sur de nuestra Patria, en la región de Khersón, se pudieron liberar más de 20 poblados. Ucrania demuestra su fuerza y su voluntad de ser libre e independiente. El pueblo ucraniano muestra su indestructibilidad en esta lucha y sorprende con ello al mundo. Pero por cada día de esta resistencia, el pueblo ucraniano paga el más alto precio: ayer, el presidente de Ucrania reiteró que al menos 100 soldados ucranianos mueren cada día y entre 400 y 500 de nuestros combatientes son heridos. Corre sangre por el suelo de Ucrania…

Creemos que el Señor Dios es Aquel en Quien podemos y debemos esperar. Y hoy, en este centésimo día de guerra, comenzamos el primer día de la “década misionera”. Diez días de espera de la venida del Espíritu Santo durante los cuales nuestra Iglesia estará pidiendo por un espíritu misionero, pidiendo que seamos capaces de poder compartir nuestra Fe con aquellos que aún no son cristianos y que todavía no han conocido a Jesucristo.

Hoy el Santo Evangelio, la Palabra de Dios, que es la fuente de la Verdad de Cristo en este día, nos cuenta la conversación entre Cristo y sus discípulos en la Última Cena. En ese momento Felipe le pide a Jesús: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta”. Este apóstol muestra la aspiración más profunda de todo hombre: conocer a su Creador, conocer a su Salvador. Esta es la aspiración más profunda que cada persona debe realizar en su vida. Y así, Cristo dice: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. “Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí?”

Ese anhelo, ese deseo de conocer la fuente, el origen de la propia existencia, está arraigado en la búsqueda de todo ser humano. Y esa es la tarea de los discípulos de Cristo. La tarea del creyente llamado al ministerio misionero en la Iglesia es señalar el camino. Señalar ese Camino que es la Verdad y la Vida. De tal modo que cuando hablamos del Camino por el cual podemos conocer al Padre, estamos predicando a Cristo. Cuando hablamos de encontrar la Verdad, para comprender lo que le sucede al hombre, incluso en medio de una violenta guerra, estamos señalando a Cristo. Cuando buscamos la plenitud de la vida, cuando queremos vivir, incluso en tiempos de una invasión militar mortal, estamos predicando a Cristo.

Hoy quiero invitar a todos a recorrer este camino de la década de la misión. Quiero invitar a todos a rezar por todos nuestros sacerdotes, monjes, monjas, laicos, que predican a Cristo a los que aún no lo conocen realizan esta obra misionera de nuestra iglesia. Pido una oración especial por nuestros soldados. Ellos son hoy para nosotros los testigos especiales. Testigos de la presencia de Dios, porque no hay ateos en la línea del frente. Hasta los no creyentes sienten que allí, en ese confín entre la vida y la muerte hay Alguien; y quién es ese Alguien lo saben los cristianos y señalan la presencia del Dios vivo presente entre nosotros en su Hijo Jesucristo.

Hoy rezamos por todos aquellos que aún no conocen el verdadero camino, por los que todavía buscan a Dios.

Oh Dios, ayúdanos a cumplir nuestra vocación misionera. Oh Dios, bendice a Ucrania. Oh Dios, dales alegría a tus hijos por el encuentro Contigo. Oh Dios, Tú eres nuestra Verdad, Tú eres nuestra Vida, danos vivir en Ti, danos conocerte, Contigo encontrarnos, y hacer que el mundo entero Te conozca.

La bendición del Señor y su misericordia descienda sobre ustedes por su divina gracia y amor y permanezcan ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén.
¡Alabado sea Jesucristo!

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Redacción Zenit

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