(ZENIT Noticias / Kaduna, Nigeria, 22.03.2023).- Dos estudiantes católicos secuestrados en un seminario del noroeste de Nigeria han relatado los hechos que condujeron al martirio de uno de sus compañeros.
Pius Tabat y Stephen Amos fueron secuestrados en el Seminario del Buen Pastor de Kaduna junto con Peter Umenukor y Michael Nnadi, que fue asesinado por sus captores.
En una conferencia en línea organizada por la organización caritativa católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), los dos hombres describieron cómo les despertaron los disparos cuando sus secuestradores asaltaron el complejo del seminario la noche del 8 de enero de 2020.
Tabat dijo: «Cuando llegamos a la puerta, nos apuntaron a la cabeza con una pistola. El hombre armado cogió nuestros teléfonos, aparatos y objetos de valor y nos pidió que saliéramos. Nos llevaron por encima de la valla y nos sacaron del lugar para que no nos vieran las fuerzas de seguridad. Nos internamos en el monte esa misma noche».
Al grupo de cuatro seminaristas les hicieron caminar durante tres o cuatro horas antes de decirles que se subieran a lomos de motocicletas para el resto del trayecto.
El seminarista prosiguió: «Nos llamaron más tarde para comunicarse con nuestros padres, para informarles de que habíamos sido secuestrados. Nos pegaron durante esas llamadas. Llorábamos de la tensión, mientras nuestros padres escuchaban por teléfono. Esta rutina continuó durante unas dos semanas. Cada vez que hacíamos la llamada, nos pegaban».
Sus captores les golpeaban sin descanso «todos los días, sin piedad». Por la noche les decían que cantaran canciones y cánticos cristianos mientras sus secuestradores seguían golpeándoles.
«Uno de nuestros hermanos [Peter Umenukor] cayó muy enfermo, casi al borde de la muerte. Se lo llevaron y lo dejaron al borde del camino, y dijeron a alguien que fuera a recogerlo. Afortunadamente, sobrevivió».
Michael Nnadi, de 18 años, fue asesinado, según su asesino, Mustapha Mohammed, por predicar el Evangelio. El líder de la banda, Mohammed, fue finalmente detenido a finales de abril de 2020.
Tabat dijo: «Durante esos días uno de los secuestradores empezó a hacer preguntas, y Michael intentó explicarle nuestra fe cristiana. Llegó un momento en que pidió que le enseñaran el «Padre Nuestro», y Michael se lo enseñó. Puede que se supiera que esto era lo que estaba pasando, o que el propio chico se lo dijera. Estábamos sentados con los ojos vendados y vinieron a buscarlo… Más tarde, esa misma noche, el jefe de la banda nos dijo que habían matado a nuestro hermano y que, si no les pagaban a la mañana siguiente, nos matarían a nosotros también. Fue una de las noches más largas de nuestra vida”.
Y agrega: «Por la mañana nos llamaron y nos dieron nuestros móviles para que llamáramos a nuestros padres y nos despidiéramos antes de que nos mataran. Así lo hicimos y volvimos a nuestras tiendas, dejando nuestras vidas en manos de Dios. Pero ese día no nos mataron».
Tres días después fueron finalmente liberados. «No creemos que sea una coincidencia que nos liberaran cuatro días después de que lo mataran. Fue como si su sangre nos liberara, él pagó el precio de nuestra libertad».
El seminarista añadió: «Fue martirizado a sangre fría, su único delito fue ser cristiano y seminarista católico».
Pius Tabat y Stephen Amos creen que el ataque al seminario pudo deberse a la hostilidad de sus secuestradores hacia la fe de los estudiantes.
Tabat dijo: «Nuestros secuestradores eran pastores fulani, hablaban la lengua fulani. No podemos decir cuál era su motivo, pero las personas que conocimos en el cautiverio eran en su mayoría cristianas, por lo que no está fuera de lugar decir que se trata sobre todo de un ataque contra nuestra fe cristiana. Los lugares de culto o los líderes musulmanes nunca son atacados en nuestra zona, así que parece que el objetivo era nuestra fe católica».