(ZENIT Noticias / Punjab, Pakistán, 20.04.2023).- Según el director de la Comisión Católica Justicia y Paz en Pakistán, el padre Emmanuel Yousaf, los secuestros y conversiones forzosas de jóvenes pertenecientes a minorías cristianas van en aumento. «El problema se agudiza día a día», afirma el sacerdote en una entrevista concedida a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).
Según el padre Yousaf, los más afectados son los miembros de las minorías cristiana e hindú de las provincias de Sindh y Punjab. Aunque existen leyes contra los matrimonios precoces y los matrimonios forzados, éstas no se aplican: «Una de las razones es que esto afecta sobre todo a cristianos e hindúes, y que en Pakistán la presión procede de la sociedad musulmana. Presionan a las familias y a las niñas».
Sin recurrir a un tribunal, es imposible liberar a las mujeres de las manos de los secuestradores musulmanes radicales, pero esto lleva mucho tiempo y dinero, añadió. «Incluso los abogados tienen miedo de tratar estos casos, y los jueces también están preocupados». El padre Yousaf subraya que los musulmanes radicales de Pakistán son una minoría pequeña pero influyente: «Tengo muchos amigos musulmanes, pero son la mayoría silenciosa, ése es el problema».
El sacerdote cree que la opinión pública occidental debería ocuparse también de la situación de los derechos humanos en Pakistán. Según el padre Yousaf, esto también se aplica a las leyes sobre la blasfemia, según las cuales cualquier denigración del Islam y del profeta Mahoma es un delito punible. Esta norma se utiliza a menudo para saldar cuentas personales. «A menudo se trata de una disputa personal o un conflicto por la tierra», explica. Cuando un cristiano es acusado de blasfemia, lo que hacen es reunir a los musulmanes de las ciudades interesadas y vecinas: «Vienen y saquean las casas y prenden fuego a la iglesia». Su principal preocupación no es cambiar o abolir las leyes contra la blasfemia, «sino detener el abuso que se hace de ellas», subraya el sacerdote.
Los cristianos, que representan menos del dos por ciento de la población de Pakistán, se enfrentan a muchos prejuicios. «Muchos aquí creen que podemos conseguir un visado para viajar al extranjero en poco tiempo, pero no es cierto. Dicen que pertenecemos a Europa porque somos cristianos, pero somos pakistaníes y amamos este país».
Refiriéndose a la libertad religiosa, el padre Yousaf afirma que no hay avances en Pakistán. Por eso es muy importante el apoyo de organizaciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACS), que lleva años colaborando estrechamente con la Comisión Justicia y Paz. La fundación pontificia permite a la Comisión pagar los gastos legales de las familias cuyas niñas han sido secuestradas, o llevar a cabo actividades educativas sobre derechos humanos. Por ello, añade el sacerdote, «estoy agradecido a ACS. Sois un gran apoyo para nosotros, porque cuando tenemos que ir a los tribunales, es muy caro. Pero seguiremos luchando por estas pobres chicas». En los juicios, dijo, siguen ocurriendo «pequeños milagros», por lo que merece la pena continuar.
Según un informe presentado al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en el verano de 2022, durante 2021 hubo 78 casos documentados y denunciados de jóvenes secuestradas en Pakistán, obligadas a convertirse al Islam y forzadas a contraer matrimonio. El informe fue elaborado por el Centro para la Justicia Social (CJS) de Lahore. El CJS también documentó 84 casos de persecución por presunta blasfemia en 2021. Sin embargo, según el Centro, las cifras reales son mayores porque la mayoría de estos casos no se denuncian a la policía.