(ZENIT Noticias / Santiago, 30.06.2023).- El Arzobispo de Santiago expuso sobre la dignidad humana en audiencia pública del Consejo Constitucional la mañana del viernes 30 de junio. El presidente de los obispos católicos de Chile estuvo acompañado por la secretaria general adjunta del Episcopado nacional, Valeria López y relevó en su presentación que la Iglesia consciente de que su misión -esencialmente religiosa- incluye la defensa y la promoción de los derechos fundamentales de la persona humana, comprende que este esfuerzo debe abrirse a la colaboración oportuna con los organismos gubernativos y no gubernamentales, al diálogo ecuménico, y con las demás religiones, así como en contacto con organizaciones civiles.
Es así como Celestino Aós profundizó respecto de la dignidad de la persona desde la Doctrina Social de la Iglesia, valorando el trabajo y esfuerzo que se está realizando para lograr «una buena Constitución para Chile», añadiendo que «nosotros queremos a Chile, y queremos aportar nuestra visión acerca de la Dignidad de las personas humanas».
Qué se entiende por «Dignidad humana»
«Hablamos del valor dignidad. Pienso que este Consejo debe determinar de qué tratamos. A Dignidad se le atribuyen valores diversos y contrapuestos», expresó el pastor señalando la que algunos la identifican con autonomía total, otros como prestación de servicios básicos e incluso algunos la invocando la violencia en diversas formas. «Algunos afirman que el concepto puede variar de acuerdo con los contextos en los que se desarrolla. Por todo esto debe determinarse qué se entiende por dignidad humana; y creo mejor hablar de dignidad del ser humano», subrayó.
Por eso, el arzobispo de Santiago comenzó desglosando que «todo ser humano posee dignidad», afirmando que las cosas tienen valor de intercambio, en tanto el ser humano tiene valor en sí mismo. «En consecuencia, los derechos humanos residen en la persona, en cuanto sujeto del poder y origen del Estado. Por lo tanto, los derechos humanos no son concesiones de los Estados, sino que son de cada persona en virtud de su dignidad. Los Estados deben garantizar, promover y defender el conocimiento y el ejercicio efectivo de los derechos de todos los ciudadanos».
«Creado a imagen y semejanza de Dios, y redimido por Jesucristo, el ser humano se considera sujeto libre y por tanto responsable de sus actos. La dignidad va unida inseparablemente a la libertad y a la responsabilidad. Como católicos. afirmamos la inviolable dignidad de la persona humana, que es intrínseca al ser humano por ser imagen de Dios, y por ello, la vida de todo ser humano es sagrada e inviolable, por lo que cada persona tiene valor absoluto. La dignidad de cada ser humano posee una especial identificación con el derecho a la vida y con aquellas exigencias elementales de justicia: las condiciones materiales y espirituales básicas para la realización de la vida», manifestó el Cardenal, mencionando que en el artículo 16 n. 1, donde se señala que la Constitución asegura a todas las personas el derecho a la vida, la frase siguiente, en el mismo enunciado respecto de prohibir la pena de muerte «pareciera señalar que la garantía constitucional se limita a esa prohibición, cuando, en rigor, asegurar el derecho a la vida es más amplio que prohibir la pena de muerte. Por ello proponemos que esa frase pase al numeral 2 del Art. 16, donde parece encontrar un contexto más propicio. Esta dignidad, connatural a la vida humana e igual en toda persona, se descubre y se comprende, ante todo, con la razón», puntualizó el obispo.
También, el pastor recordó que la «dignidad del ser humano es inalienable» por lo que el reconocimiento de la dignidad humana de unos, no puede provocar el menoscabo de la dignidad humana de otros, ni es sacrificable en aras de intereses estatales o colectivos. Además, destacó que «la dignidad del ser humano se realiza y se vive en sociedad», sociedad que será tanto más justa en cuanto favorezca la realización de todos los individuos «no sólo en el ámbito material, sino también en el espiritual, e interpele al reconocimiento de dicha dignidad como base para las decisiones políticas y económicas y la edificación de la comunidad humana». Asimismo, relevó que en Chile «subsisten situaciones que atentan contra la dignidad del ser humano», urgiendo trabajar por las personas que se encuentran en las periferias territoriales, socio económicas, y existenciales, a las que el Papa Francisco ha hecho constante referencia en su Pontificado, señalado que bien muchos actores sociales han de unir esfuerzos en esta tarea «es sin dudas el Estado quien tiene allí una responsabilidad esencial, tendiendo a los sectores más vulnerados de la sociedad».
Dignidad de la persona y libertad religiosa
Más adelante, en referencia a la dignidad de la persona y libertad religiosa, reconoció que el artículo 16 n. 13 recoge varios de los elementos que los tratados internacionales señalan en la configuración de la libertad religiosa, agregando: «creemos que puede aún completarse, incorporando: la autonomía de las entidades religiosas, la igualdad de trato entre ellas, el reconocimiento del régimen jurídico que les es propio, y la objeción de conciencia; quedando establecido en el cuerpo constitucional que el Estado no puede coaccionar a persona alguna para actuar en contra de sus convicciones o creencias religiosas y que toda persona puede abstenerse de realizar conductas contrarias a ellas», sugiriendo además una adecuada armonización entre ese artículo y el resto del articulado del Anteproyecto, de modo que el derecho fundamental a la libertad religiosa en él contemplado, no quede debilitado o limitado por otras disposiciones que pudieran constituir una vulneración de su efectivo ejercicio.
Finalmente, Celestino Aós manifestó que la Iglesia «estima en mucho el dinamismo de la época actual, que está promoviendo globalmente los Derechos Humanos», compromiso que se desarrolla en una doble dirección «de anuncio del fundamento cristiano de tales derechos, y de denuncia de las violaciones de los mismos». Es por ello que en virtud de todo lo manifestado en la audiencia, el pastor pidió que se pudiera esclarecer el concepto «Dignidad del ser humano» y que haya una mejor coherencia entre el articulado, porque a esos principios fundamentales afirmados se añaden otros que «los recortan o condicionan».
«Es hermoso y alentador verlos a ustedes trabajar juntos por una Constitución que nos lleve a un Chile más justo y mejor; es hermoso constatar cómo hay tantos ciudadanos y ciudadanas que, como nosotros lo hacemos ahora, ofrecen su aporte para bien de todos», expresó al concluir sus palabras el Cardenal.