Lisa Correnti
(ZENIT Noticias – Center for Family and Human Rights / Nueva York, 20.11.2023).- La profesora de derecho y absolutista del aborto Sarah Cleveland obtuvo un gran apoyo de la Asamblea General de la ONU y del Consejo de Seguridad para cumplir un mandato de nueve años en la Corte Internacional de Justicia. Esto a pesar de un gran esfuerzo pro-vida para mantenerla fuera.
El presidente Biden había seleccionado previamente a Cleveland para ser su principal asesora legal en el Departamento de Estado de los Estados Unidos, un esfuerzo que fue frustrado por grupos provida que advirtieron a los senadores republicanos sobre el extremismo abortista de Cleveland mientras se desempeñaba en el Comité de Derechos Humanos de la ONU.
En ese Comité en 2018, Cleveland y sus colegas fueron autores de una controvertida decisión conocida como Comentario General 36 que colocó el aborto como un derecho humano internacional bajo la cláusula del «derecho a la vida» en el tratado sobre el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).
Cabe señalar que Cleveland y sus colegas no tienen autoridad para modificar tratados de derecho imperativo. Lo hicieron de todos modos, a pesar de que en el PIDCP no se menciona el aborto.
La adopción de la Observación General 36 ha servido de impulso para que el órgano de vigilancia del tratado presione a todos los países que son parte del PIDCP para que despenalicen el aborto.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ), de la que Cleveland formará parte a partir de ahora, es el principal órgano judicial de la ONU, con sede en La Haya. El Tribunal se creó en 1945 y está compuesto por 15 miembros. El Tribunal está diseñado para resolver disputas legales entre los Estados miembros y ofrecer opiniones consultivas a los órganos de la ONU.
Los expertos jurídicos esperan que Cleveland utilice su puesto en el Tribunal para promover el aborto y los derechos de las personas LGBTIQ+ en países con leyes que prohíben el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Los países propusieron nueve candidatos para cinco vacantes en la Corte Internacional. Según los procedimientos de la ONU, se celebraron votaciones simultáneas tanto en la Asamblea General como en el Consejo de Seguridad. La primera votación en la Asamblea General fue concluyente, ya que cinco candidatos obtuvieron la «mayoría absoluta» necesaria, 97 de 193 votos. Cleveland recibió el segundo mayor número de votos, 135, sólo superado por el candidato de México. En el Consejo de Seguridad la votación requirió cinco votaciones antes de ser concluyente. En las elecciones no se aplica el derecho de veto. Las votaciones en ambas cámaras fueron secretas.
A pesar de contar con los votos necesarios, un tercio de los Estados miembros de la ONU no apoyaron a Cleveland. El mes pasado se distribuyó entre los Estados Miembros una petición de impugnación firmada por más de 350 organizaciones provida de más de 80 países.
La petición advertía de que Cleveland es una «globalista proabortista y una activista judicial» que «cree que los tratados internacionales son instrumentos vivos» y que «los expertos internacionales pueden fabricar nuevas obligaciones de derechos humanos independientemente de lo que decidan las naciones soberanas».
Las organizaciones provida creen que las obligaciones internacionales creadas por los juristas «triunfarían sobre cualquier decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos o de cualquier tribunal nacional en cualquier parte del mundo.»
La Casa Blanca respondió a las críticas con una declaración de apoyo del presidente Biden a principios de noviembre. «Apoyo firmemente la candidatura de la profesora Sarah Cleveland para formar parte de la Corte Internacional de Justicia…Académica de talento y profesional del derecho internacional, Cleveland está comprometida con los principios que desde hace tiempo han estado en el corazón de la Corte: independencia judicial, rigor y humanidad.»
Cleveland se incorporará oficialmente al Tribunal en febrero de 2024. Otros miembros elegidos son la juez Hilary Charlesworth (Australia), reelegida para un segundo mandato, Bogdan-Lucian Aurescu (Rumanía), Juan Manuel Gómez Robledo Verduzco (México) y Dire Tladi (Sudáfrica).
Traducción del original en lengua inglesa realizada por el director editorial de ZENIT.