En el templo se encuentra una antigua estatua de la Virgen que fue traída desde México en el siglo XVII y se venera con el título de Nuestra Señora de la Paz y el Buen Viaje Foto: CBCP News

Convierten en santuario internacional en Filipinas a Virgen de los migrantes: la virgen mexicana (que no es Guadalupe)

En presencia de 80 obispos filipinos se celebró la solemne liturgia con la proclamación del título concedido por el Vaticano. Aquí se venera a la Virgen como «Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje». Es el primer santuario internacional en el sudeste asiático y el tercero de todo el continente.

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(ZENIT Noticias – Asia News / Antipolo, 29.01.2024).- La Iglesia católica en Filipinas vivió el viernes 26 de enero una jornada histórica con la solemne liturgia de la proclamación de la catedral de Antipolo como santuario internacional. En el templo se encuentra una antigua estatua de la Virgen que fue traída desde México en el siglo XVII y se venera con el título de Nuestra Señora de la Paz y el Buen Viaje. Por esa razón es muy querida por los inmigrantes filipinos de todo el mundo.

Con el reconocimiento concedido por el Vaticano – que aceptó una solicitud de la Conferencia Episcopal Católica de Filipinas en 2021 – la Catedral de Antipolo se ha convertido en el primer santuario internacional en Filipinas y de todo el Sudeste Asiático. Actualmente sólo existen tres santuarios internacionales en Asia, y el filipino es el único vinculado a la devoción mariana: los otros dos son la iglesia de Santo Tomás en Kerala y la de los Mártires en Haemi, Corea del Sur.

La proclamación del título de santuario internacional tuvo lugar el viernes 26 durante una solemne celebración eucarística presidida por el nuncio apostólico, monseñor Charles John Brown, junto con el obispo de Antipolo, monseñor Ruperto Santos y otros 80 obispos de todo el país. Entre los numerosos fieles presentes se encontraba también la primera dama de Filipinas, Louise Araneta-Marcos.

En su homilía, el nuncio señaló la importancia de este evento como testimonio del «carácter internacional de la Iglesia católica filipina», subrayando la devoción de los inmigrantes por la Virgen de Antipolo, a la que rezan por la seguridad en sus viajes. “Ustedes son portadores de un regalo para el mundo, y Nuestra Señora aquí en Antipolo es verdaderamente la madre de ese regalo, porque ese regalo es Jesús” dijo, vinculando la diáspora filipina con la evangelización.

“Pedimos al Señor y esperamos ser una bendición para todos, ser sus canales de gracia e instrumentos de la bondad de Dios para los demás”, dijo por su parte Monseñor Santos. «Este será nuestro mandato y nuestra misión a partir de ahora, para que este sea un santuario de conversión, de compasión y de caridad», añadió, e invitó al santuario a estar especialmente al lado de «los más vulnerables y los que no tienen voz».

El templo fue construido en 1632 como santuario para la Virgen de Antipolo, una imagen que había llevado el Gobernador General Juan Niño de Tabora desde Acapulco, México. A pesar de los daños causados ​​por los reiterados terremotos, el santuario se convirtió en un lugar de peregrinación durante el período español. Incluso el joven José Rizal, el héroe nacional filipino, recordaba en sus diarios que había ido allí como peregrino con su padre en 1868.

El título de Nuestra Señora de la Paz que se atribuye al santuario está relacionado con los dolorosos acontecimientos que se vivieron durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las tropas de ocupación japonesas lo transformaron en arsenal en 1944. El sacristán Procopio Ángeles salvó la imagen de la Virgen escondiéndola en un bidón de gasolina vacío enterrado bajo tierra. Desde allí fue llevada a la iglesia de Quiapo, en Manila, escapando así de los bombardeos estadounidenses. Reconstruida después de la guerra, la iglesia fue proclamada santuario nacional en 1954 y luego se convirtió en catedral cuando se creó la diócesis de Antipolo en 1983.

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Redacción Zenit

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