(ZENIT Noticias / Pemba, Mozambique, 27.02.2024).- La miseria causada por la insurgencia yihadista en el norte de Mozambique no tiene precedentes, pero la situación puede deteriorarse aún más, según un obispo local.
El obispo António Juliasse, de la diócesis de Pemba, dijo a la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) que grupos militantes afiliados a Daesh (ISIS) han asaltado más de 12 aldeas, provocando que la población huyera a las ciudades en busca de seguridad.
Mons. Juliasse afirmó que “una docena de pueblos, algunos de ellos muy poblados, fueron atacados” y “todas las capillas cristianas fueron destruidas”.
Agregó que el peor ataque ocurrió en “Mazeze, en los puestos administrativos del distrito de Chiúre, donde muchas infraestructuras públicas y sociales de propiedad estatal fueron destruidas. «Nuestra misión, que brindó tanto apoyo en la región, también fue destruida», dijo.
El obispo explicó que su prioridad ha sido brindar refugio y apoyo a los desplazados internos (PDI): “Están huyendo de las aldeas que han sido reducidas a cenizas, y aquellos cuyas aldeas podrían ser las siguientes en la fila también están huyendo… Están buscando un espacio seguro; no sé dónde lo encontrarán. Tal vez tendrán que conformarse con lo menos inseguro».
Destacó que lo peor podría estar aún por llegar para quienes han huido de sus hogares: “Sólo llevan lo que pueden, en un bulto sobre la cabeza o en la bicicleta familiar. Eso es todo lo que les queda. Pronto vendrán el hambre, la sed y las enfermedades”.
Los cristianos son una minoría en el norte de Mozambique, predominantemente musulmán, pero las dos comunidades históricamente han coexistido pacíficamente hasta que estalló la insurgencia armada en 2017.
Los grupos extremistas tienden a atacar instituciones civiles y estatales, pero también se han denunciado ataques contra comunidades específicamente cristianas, incluido el asesinato de una religiosa italiana en 2022.
Alrededor de 5.000 personas han muerto y 1 millón han sido desplazadas como resultado del conflicto, según las cifras más recientes (aunque probablemente ya obsoletas).
El obispo Juliasse dijo que el objetivo final de los terroristas no está claro, pero sus métodos se han vuelto más brutales a medida que aumenta su influencia.
Añadió que existe un gran riesgo de que quienes sufren a causa de la insurgencia “se conviertan en rostros olvidados, ahogados por las otras guerras del mundo.
«No podemos simplemente sentarnos y no hacer nada».
La Iglesia católica ha apoyado a los desplazados internos en Mozambique y ha trabajado para lograr una resolución pacífica del conflicto.
El obispo Juliasse ha pedido a todos los misioneros que acompañen a los que huyen y les ayuden en todo lo que puedan.
El obispo dijo que las oraciones del Papa Francisco por la paz en Mozambique el domingo 18 de febrero tuvieron «un efecto curativo» en su comunidad y «les dieron alivio y consuelo inmediatos».
El apoyo de ACN en Mozambique ha incluido asistencia pastoral y asesoramiento para los desplazados internos, así como vehículos para misioneros y la construcción de decenas de viviendas y centros comunitarios.
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