la reciente exoneración de la Universidad del Gran Cañón (GCU) de una enorme multa federal ha generado tanto celebración como debate Foto: Telemundo Arizona

Trump exonera a importante universidad católica de millonaria multa impuesta por Biden

La multa original de $37.7 millones, impuesta durante la administración Biden en 2023, acusaba a la GCU de prácticas engañosas en cuanto a los costos y requisitos de sus programas de doctorado. El secretario de Educación, Miguel Cardona, presentó la medida en aquel momento como parte de una ofensiva

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(ZENIT Noticias / Washington, 31.05.2025).- En un clima donde la intersección entre educación, política y fe suele generar controversia, la reciente exoneración de la Universidad del Gran Cañón (GCU) de una enorme multa federal ha generado tanto celebración como debate. Tras casi dos años de litigios, el Departamento de Educación de EE. UU., bajo la administración Trump, ha exonerado oficialmente a la mayor universidad cristiana del país de cualquier irregularidad relacionada con las denuncias de engaño a estudiantes de doctorado.

La multa original de $37.7 millones, impuesta durante la administración Biden en 2023, acusaba a la GCU de prácticas engañosas en cuanto a los costos y requisitos de sus programas de doctorado. El secretario de Educación, Miguel Cardona, presentó la medida en aquel momento como parte de una ofensiva, comprometiéndose a enviar un mensaje claro contra la explotación en la educación superior. Sin embargo, la dirección de la GCU tuvo una visión diferente. El rector de la universidad, Brian Mueller, denunció las acusaciones como infundadas y con una carga política, insistiendo en que la institución había actuado con integridad, transparencia y en consonancia con sus valores cristianos.

El momento de las sanciones causó sorpresa entre los defensores de la libertad religiosa. No solo la GCU fue sancionada, sino que la Liberty University, otra institución cristiana líder, recibió una multa casi idéntica casi al mismo tiempo. Esta coincidencia alimentó las acusaciones de sesgo ideológico, y los críticos cuestionaron si las acciones del gobierno se debían menos al rigor regulatorio que a la hostilidad hacia la educación religiosa.

El propio Mueller llamó la atención sobre este patrón, preguntando públicamente por qué las dos universidades cristianas más grandes del país estaban siendo sancionadas simultáneamente. Para muchos en el sector de la educación religiosa, no parecía una coincidencia.

La reciente decisión de revocar la sanción marca una marcada desviación de ese enfoque. En un anuncio de mediados de mayo de 2025, el Departamento de Educación, bajo la administración Trump, declaró inequívocamente que la GCU no sería sancionada. No se detectaron infracciones, no se impondrían multas y ni la universidad ni ninguno de sus funcionarios o empleados serían considerados responsables.

La portavoz del departamento, Ellen Keast, presentó la decisión como un retorno a una gobernanza basada en principios. «A diferencia de la administración anterior, no atacaremos a las instituciones por su identidad religiosa», declaró. «La rendición de cuentas sigue siendo esencial, pero su aplicación debe basarse en hechos, no en agendas ideológicas».

Este sentimiento ha resonado profundamente entre los líderes de la educación cristiana. David Closson, director del Centro de Cosmovisión Bíblica del Consejo de Investigación Familiar, elogió la decisión como una reivindicación no solo para la GCU, sino para la comunidad de la educación superior cristiana en general. «La noticia de hoy es alentadora para quienes se preocupan por la integridad y la equidad en el ámbito académico», declaró Closson. «La GCU ha mantenido constantemente que no engañó a sus estudiantes, y este resultado lo confirma». Closson también elogió el liderazgo de la GCU por afrontar la dura prueba con moderación y humildad, destacando lo que describió como una respuesta «llena de Espíritu» ante la tormenta. Enfatizó el papel crucial de la universidad en la formación intelectual y espiritual de los estudiantes y calificó la victoria legal como una señal de esperanza para otras instituciones religiosas bajo escrutinio.

Si bien la resolución del caso puede marcar el fin de este desafío legal específico, ha reavivado el debate nacional sobre el trato que los organismos reguladores dan a las instituciones religiosas. El episodio de la GCU se ha convertido en un punto álgido en la guerra cultural más amplia sobre si las universidades religiosas reciben las mismas protecciones y la misma presunción de buena fe que sus homólogas seculares.

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Tim Daniels

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