Por la mañana del viernes 1 de marzo, el Papa recibió en audiencia a los participantes en el Congreso “Vulnerabilidad y comunidad: entre acogida e inclusión” Foto: Vatican Media

3 reflexiones del Papa sobre vulnerabilidad y acogida

Palabras del Papa a participantes en el Congreso “Vulnerabilidad y comunidad: entre acogida e inclusión”

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(ZENIT Noticias / Ciudad del Vaticano, 02.03.2024).- Por la mañana del viernes 1 de marzo, el Papa recibió en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico a los participantes en el Congreso “Vulnerabilidad y comunidad: entre acogida e inclusión” que se desarrolló en Sacrofano. El Congreso, como de hecho destacó el Papa, puso al centro el tema de la vulnerabilidad y su acogida, considerada en sus diversas formas. Aunque por salud no pronunció él mismo le discurso, lo hizo uno de sus colaboradores. Ofrecemos a continuación las tres reflexiones propuestas por el Papa. La traducción al español es de ZENIT.

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1º Sentirme vulnerable y acogido por Cristo

En primer lugar: para acoger a los hermanos y hermanas vulnerables, debo sentirme vulnerable y acogido como tal por Cristo. Él va siempre por delante de nosotros: se hizo vulnerable, hasta la Pasión; acogió nuestra fragilidad para que, gracias a Él, podamos hacer lo mismo. San Pablo escribe: «Recibíos los unos a los otros como Cristo os recibió» (cf. Rm 15,7). Si permanecemos en Él, como sarmientos en la vid, daremos buenos frutos, incluso en este vasto campo de la acogida.

2ª La vulnerabilidad no es una cuestión “políticamente correcta”

Una segunda pista. Jesús pasó la mayor parte de su ministerio público, sobre todo en Galilea, en contacto con pobres y enfermos de todo tipo. Esto nos dice que la vulnerabilidad no puede ser una cuestión «políticamente correcta», ni una mera organización de prácticas, por buenas que sean. Digo esto porque, desgraciadamente, el riesgo está ahí, siempre acecha, a pesar de toda buena voluntad. Especialmente en las realidades más grandes y estructuradas, pero también en las más pequeñas, la vulnerabilidad puede convertirse en una categoría, las personas en individuos sin rostro, el servicio en una «actuación», etcétera. Así que debemos permanecer firmemente anclados al Evangelio, a Jesús, que no enseñó a sus discípulos a planificar el cuidado de los enfermos y los pobres. Jesús quería formar a los discípulos en una forma de vida estando en contacto con los vulnerables, en medio de ellos. Los discípulos vieron cómo se encontraba con la gente, vieron cómo acogía: su cercanía, su compasión, su ternura. Y después de la Resurrección, el Espíritu Santo imprimió en ellos esta forma de vida. Después, de nuevo el Espíritu formó a hombres y mujeres que se hicieron santos amando a las personas vulnerables como Jesús. Algunos están canonizados y son modelos para todos nosotros; pero ¡cuántos hombres y mujeres se han hecho santos acogiendo a los pequeños, a los pobres, a los frágiles, a los marginados! Y es importante, en nuestras comunidades, compartir con sencillez y gratitud las historias de estos testigos ocultos del Evangelio.

3ª Los vulnerables no son objetos, son sujetos

Me gustaría dejaros una última pista. En el Evangelio, los pobres, los vulnerables, no son objetos, son sujetos, son protagonistas junto con Jesús del anuncio del Reino de Dios. Pensemos en Bartimeo, el ciego de Jericó (cf. Mc 10,46-52). Esa historia es emblemática, os invito a releerla a menudo porque es muy rica. Estudiando y meditando este texto vemos que Jesús encuentra en aquel hombre la fe que buscaba: sólo Jesús lo reconoce en medio de la multitud y del ruido, escucha su grito lleno de fe. Y aquel hombre, que gracias a su fe en el Señor recupera la vista, se pone en camino, sigue a Jesús y se convierte en su testigo, hasta el punto de que su historia ha entrado en los Evangelios. El vulnerable Bartimeo, salvado por el vulnerable Jesús, comparte la alegría de ser testigo de su Resurrección. He mencionado esta historia, pero habría muchas otras, con distintos tipos de vulnerabilidad, no sólo física. Pensemos en Magdalena: ella, que estaba atormentada por siete demonios, se convirtió en la primera testigo de Jesús resucitado. En resumen: las personas vulnerables, encontradas y acogidas con la gracia y el estilo de Cristo, pueden ser una presencia evangélica en la comunidad creyente y en la sociedad.

Traducción del original en lengua italiana realizada por el director editorial de ZENIT.

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Redacción Zenit

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