(ZENIT Noticias / Roma, 30.03.2024).- Por la tarde del Jueves Santo, el Papa Francisco se trasladó a la cárcel de mujeres de Rebibbia, en Roma, para celebrar la Santa Misa in Cœna Domini y encontrarse con las reclusas y los trabajadores del centro.
A su llegada, tras saludar a todos los que le esperaban fuera, el Papa presidió la Misa, concelebrada con el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y Responsable de la Capilla Musical Pontificia, monseñor Diego Giovanni Ravelli. Junto a las reclusas, estuvo presente una representación de los funcionarios y del personal del centro penitenciario.
Tras la proclamación del Santo Evangelio, el Papa pronunció una homilía de forma extemporánea.
A continuación, como es costumbre, el Papa Francisco repitió el gesto de Jesús durante la Última Cena, cuando el Señor lavó los pies a sus discípulos, a 12 reclusas de diferentes nacionalidades. Es la primera vez que las 12 personas son sólo mujeres.
Al final de la Santa Misa, la Directora del Centro Penitenciario, la doctora Nadia Fontana, dirigió unas palabras de agradecimiento al Papa y ofreció como regalo una cesta de productos cultivados en la granja del interior del Centro Penitenciario, un rosario y dos estolas confeccionadas en los talleres de collares y costura por las propias internas. Por su parte, el Papa Francisco obsequió un cuadro de la imagen de la Virgen, un huevo de Pascua gigante y, para un niño, un huevo kínder (el niño es hijo de una de las reclusas).
Posteriormente el Papa dejó la cárcel y regresó al Vaticano.
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