Personas transexuales. Foto: Human Rights Watch

Riesgo de suicidio es 12 veces mayor entre transgéneros que se operan para “cambio de sexo”

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El estudio examinó datos de 16 millones de pacientes adultos estadounidenses, entre 18 y 60 años, desde 2003 hasta 2023, que se presentaron en 56 salas de emergencias de hospitales para recibir tratamiento.

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(ZENIT Noticias / Austin, 27.05.2024).- El riesgo de suicidio crece hasta 12 veces tras la cirugía de «reafirmación de género», según un estudio realizado por investigadores de la Rama Médica de la Universidad de Texas.

El estudio examinó datos de 16 millones de pacientes adultos estadounidenses, entre 18 y 60 años, desde 2003 hasta 2023, que se presentaron en 56 salas de emergencias de hospitales para recibir tratamiento.

Los investigadores detectaron 1,501 pacientes sometidos a una cirugía de transición de género en los cinco años anteriores a su visita a la sala de emergencias. Los datos muestran que 3.47% de estos pacientes fueron tratados por intentos de suicidio, frente a 0.29% sin el antecedente de la cirugía, que marca una diferencia 12.12 veces mayor.

La Revista de Estudios Socioeducativos, ReSed, de la Universidad de Cádiz, España, ya publicó en 2022 que “el suicidio supone la primera causa de muerte no natural en España”. Y mayor por “la pertenencia a un grupo social minoritario como es el caso del colectivo LGBTIQ+, y concretamente de las personas trans”. Analizó que “la ideación suicida es frecuente en la población trans. Su aparición precoz correlaciona positivamente con la aparición de conductas suicidas” y le convierte en “el colectivo más vulnerable”.

El estudio de la Universidad de Texas no incluyó a menores y no cita si los pacientes padecían enfermedades mentales antes de la cirugía.

Julie Quist, presidenta de la junta directiva de la Liga de Protección Infantil, declaró a The Epoch Times que estaba sorprendida por la alta tasa 12.12 con riesgo de suicidio. Recordó que a los padres se les presiona para permitir que sus hijos se sometan a estas cirugías irreversibles, con preguntas como «¿Quieres una hija o quieres un hijo muerto?».

Comentó Julie Quist que, si los intentos de suicidio en operados para la transición tienen esos datos en los mayores de 18 años, puede suponerse un porcentaje mayor entre niños y adolescentes por su inmadurez.

Investigadores de la Universidad de Groningen en los Holanda publicaron un estudio sobre encuestas de 2772 adolescentes durante 15 años y encontraron que 11% de los adolescentes tempranos reportaron «insatisfacción de género». La prevalencia disminuyó a 4% cuando alcanzaron 26 años: «La insatisfacción de género, si bien es relativamente común durante la adolescencia temprana, en general disminuye con la edad y parece estar asociada con un peor autoconcepto y salud mental a lo largo del desarrollo».

Un informe del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido mostró la confusión de género en los menores al tratarse con técnicas de salud mental o con intervenciones de transición de género. La Dra. Hilary Cass, pediatra que realizó la revisión y redactó el informe, concluyó que los pilares de la medicina de género «están construidos sobre cimientos inestables».

Patrick Lappert, cirujano plástico y reconstructivo certificado desde hace más de 25 años, indicó un estudio publicado por investigadores suecos en 2011 con resultados similares de alta tasa de suicidio y mayor necesidad de atención psiquiátrica hospitalaria en las personas sometidas a cirugía de reasignación de género. Y destacó que los médicos no pueden señalar que los tratamientos quirúrgicos reducen las tendencias suicidas.

Lappert comentó que, «si lo piensan bien, la cirugía transgénero es una forma de autolesión. Por lo tanto, no debería sorprender que las personas que se hacen eso a sí mismas puedan suicidarse cuando se les acaba la esperanza».

«Hay personas que sufren y quieren ser felices», explicó, y el negocio de la reconstrucción «les dan afirmación social. Les brindan una comunidad segura y afirmativa dónde vivir. Les dan medicamentos y cirugía. Pero, cuando se les acaban las cosas que ofrecer, el problema psicológico sigue ahí. Nunca lo examinaron. Nunca se preguntaron por qué una persona tendría disforia de género. Simplemente afirman y facturan, afirman y facturan, y es una industria enorme. Pero eso llegará a su fin».

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Rafael Llanes

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