(ZENIT Noticias / Roma, 24.06.2024).- Han pasado 36 años desde la ordenación de 4 obispos sin mandato pontificio por parte de Monseñor Marcel Lefebvre. Aquel acto mereció la ex comunión que, por misericordia, fue levantada en 2009 por Benedicto XVI. Por aquel entonces, entre 1986 y 1992, Jorge Mario Bergoglio estaba estudiando un doctorado en Alemania -que no terminó-, después trabajó en el colegio El Salvador de Buenos Aires, posteriormente en una iglesia en Córdoba y finalmente fue llamado a ser obispo auxiliar de la capital argentina.
Ahora Jorge Mario es el Papa Francisco, obispo de Roma y 266 sucesor del apóstol san Pedro. Y como tal deberá tomar una decisión ante un anuncio que ha adelantado el superior del distrito francés de los lefebvristas (Fraternidad Sacerdotal San Pío X), padre Benoît de Jorna, en una carta a los benefactores:
“(…) el 30 de junio de 1988, Monseñor Lefebvre realizó una «operación de supervivencia» de la Tradición católica al consagrar a cuatro obispos auxiliares. Estos obispos, que eran bastante jóvenes en ese momento, evidentemente lo son menos treinta y seis años después. Como la situación eclesiástica no ha mejorado desde 1988, se ha hecho necesario pensar en darles asistentes, que un día se convertirán en sus sustitutos.
Cuando el Superior General anuncie una decisión de este tipo, podemos esperar un frenesí mediático contra los «fundamentalistas», los «rebeldes», los «cismáticos», los «desobedientes», por nombrar sólo algunos. En ese momento, tendremos que enfrentarnos a discusiones, insultos, desprecios, rechazos, tal vez incluso rupturas con personas cercanas a nosotros”.
Salvo que se trate de una ordenación aprobada de alguna forma por el Papa (hecho bastante improbable si se piensa en la reciente negativa vaticana en materia litúrgica a un arzobispo neozelandés), una ordenación sin mandato pontificio supone la pena de excomunión latae sententiae prevista por el Código de Derecho Canónico (n. 1382). En la pena incurren no sólo el que ordena sino también el ordenado y los que fungen como co-consagrantes.
Pero este, que en la practica supone un cisma, no es el único que el Papa Francisco tiene ante sí y que ha sido noticia esta semana pasada.
Fue el ex nuncio Carlo Maria Vigano quien dio a conocer en su cuenta de X (antes Twitter) que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe le convocó al Vaticano para un juicio canónico por cisma. “Considero las acusaciones contra mí como un honor. Creo que la formulación misma de los cargos confirma las tesis que he defendido repetidamente en mis distintos discursos. No es casualidad que la acusación contra mí se refiera al cuestionamiento de la legitimidad de Jorge Mario Bergoglio y al rechazo del Vaticano II: el Concilio representa el cáncer ideológico, teológico, moral y litúrgico del que la “Iglesia sinodal” bergogliana es el necesario metástasis”, escribía despectivamente en sus redes sociales el arzobispo, quien cada vez ha ido quedando más solo por sus posturas radicales en este campo y quien en el pasado reciente ha sido objeto de cuestionamientos por el uso del dinero recabado mediante donativos.
𝗔𝗻𝗻𝗼𝘂𝗻𝗰𝗲𝗺𝗲𝗻𝘁 𝗿𝗲𝗴𝗮𝗿𝗱𝗶𝗻𝗴 𝘁𝗵𝗲 𝘀𝘁𝗮𝗿𝘁 𝗼𝗳 𝘁𝗵𝗲 𝗲𝘅𝘁𝗿𝗮𝗷𝘂𝗱𝗶𝗰𝗶𝗮𝗹 𝗰𝗿𝗶𝗺𝗶𝗻𝗮𝗹 𝘁𝗿𝗶𝗮𝗹 𝗳𝗼𝗿 𝘀𝗰𝗵𝗶𝘀𝗺 (art. 2 SST; can. 1364 CIC)
The Dicastery for the Doctrine of the Faith has informed me, with a simple email, of the initiation of… pic.twitter.com/sVQmV2U4Af
— Arcivescovo Carlo Maria Viganò (@CarloMVigano) June 20, 2024
Vigano ha confirmado en un comunicado que no se presentará al juicio y desmintió a la mal informada revista de los jesuitas en los Estados Unidos, America Magazine, en la que se afirmó que se había presentado el jueves 20 de junio.
Tampoco se presentaron a juicio las que son -desgraciadamente- las monjas más famosas en este momento en España. Me refiero a las monjas clarisas del convento de Belorado, cerca de Burgos, quienes han incurrido en cisma por los mismos motivos que los lefebvristas y que el arzobispo Vigano: rechazo del Concilio Vaticano II y no reconocimiento como Papa de Francisco.
En su cuenta de Instagram publicaban el pasado viernes 21 de junio:
Las Hermanas clarisas de Belorado manifiestan, y así lo han comunicado en este instante, que es su voluntad la de no comparecer al señalamiento previsto en el día de hoy por el Tribunal Eclesiástico de Burgos, al haberse separado de la Iglesia conciliar en virtud de decisión formal adoptada por ellas con fecha de 8 de mayo, no resultando por tanto competente el derecho canónico para conocer de ninguna cuestión relativa a este aspecto, y comunican que han conferido su representación a una Comisión negociadora, en la que se encuentra este bufete y GTRS, a fin de que medien y negocien con la Comisión homóloga del Comisariado del Arzobispado de Burgos para buscar una solución pacífica y extrajudicial al conflicto que permita el reconocimiento de sus derechos personales y patrimoniales que están siendo expoliados por el Arzobispado.
Fue el 13 de mayo cuando ese grupo de monjas anunciaba su separación de la Iglesia católica desconociendo al Papa como autoridad. Detrás de esta declaración estaban dos hombres que se auto perciben como obispo uno y como sacerdote el otro, si bien no han logrado demostrar quién les confirió el sacramento respectivo válidamente.
El arzobispo de Burgos, comisario del Vaticano para este suceso, hizo todo lo posible para mantener la comunión, pero al final ellas solas se han aislado… aunque como pretenden quedarse con el monasterio, que es propiedad de la Iglesia, irán a juicio.
Un cuarto cisma es el de 500 mil católicos de rito siro malabar de India. El problema de fondo es la liturgia, concretamente el modo de celebrar la misa. En 2021 se acordó un modo uniforme para todos, pero la arquidiócesis más numerosa no se adhirió. Peleas fueron, peleas vinieron. El Papa les llamó al orden, les mandó un comisario e incluso les cambió al arzobispo mayor. Y fue este el que les puso un ultimátum que se cumple el 3 de julio: obedecen o quedan excomulgados. La semana pasada se había anunciado un acuerdo, pero al comenzar la última semana de junio sabemos que todo ha caído y que el 10% de los miembros de la iglesia católica de rito siro malabar parece que quedarán fuera de la comunión y, en ese sentido, se consumará -ojalá que no- el cisma más numeroso desde el de Lefebvre, 36 años atrás.
La semana no ha sido la mejor para el Papa. El empresario Raffaele Mincione, quien perdió un juicio en el Vaticano, ha llevado su causa a la Organización de las Naciones Unidas acusando a la Santa Sede de violaciones en el proceso judicial. El asunto, como hicimos notar en ZENIT, puede repercutir en la reputación de la Santa Sede en el área de la administración de justicia.
Por otra parte, el tema de las palabras usadas por el Papa -semanas atrás- para referirse a los homosexuales ha sido un tema incómodo que el Papa experimentó de primera mano. El jueves 20 de junio el Papa se conecto al evento virtual “Building Bridges Across Asia Pacific” (“Construyendo puentes a través de Asia y del Pacífico”). En un momento, un joven filipino tomó la palabra y le dijo directamente:
“Soy Lorez Acevedo, de Tondo, Manila. Un estudiante becado de la Facultad de Psicología del Ateneo de Manila University. Yo mismo fui marginado y acosado a causa de ser bisexual, a causa de mi homosexualidad, mi identidad y porque soy hijo de una madre soltera. Mi madre no pudo divorciarse de mi padre. Por favor, autorice el divorcio en Filipinas y deje de usar un lenguaje ofensivo contra la comunidad LGTBQIA+. Esto acarrea un gran dolor”.
Finalmente, un dolor más humano y cercano ha tocado la vida del Papa pues murió su confesor. La gratitud y cariño del Papa hacia él es tan grande que el domingo 23 de junio el Papa se trasladó hasta el lugar donde le estaban velando en Roma para recogerse en oración por él.
Estos son los eventos más recientes en la difícil vida de quien lleva la barca de san Pedro. Podemos agregar, para concluir ya y por deseo de ofrecer una visión más completa, que la semana pasada (la penúltima de junio 2024) el Papa también dedicó tiempo a encuentros con su consejo de cardenales y algunas mujeres. Durante esos encuentros se abordó nuevamente el tema del papel de la mujer, pero también el del derecho canónico y el de la economía en un contexto más amplio. Los tres fueron materia del sínodo sobre la sinodalidad de 2023.
Entre los temas tratados en algunos de sus discursos de esta semana pasada estuvieron el del big-bang y los agujeros negros (donde reivindicó el papel de un sacerdote y científico como George Lemaitre), el ecumenismo con luteranos e Inteligencia Artificial (tema sobre el que ha ido desarrollando un magisterio propio).
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