(ZENIT Noticias / Traunstein, 02.07.2024).- Una víctima del exsacerdote Peter Hullermann, condenado en 1986 por pederastia y denunciado por episodios similares en 1979 mientras trabajaba en la diócesis de Essen, acusó al Cardenal Ratzinger porque Hullermann siguió una terapia psíquica en la región y pidió ser hospedado en las arquidiócesis de Múnich y Freising. El arzobispo de Múnich Joseph Ratzinger aceptó la concesión del alojamiento, pero señaló que el sacerdote no interviniera en actividades pastorales.
La prohibición de Ratzinger no fue respetada y Hullermann abusó sexualmente de menores otra vez. El entonces vicario general de Múnich, Gerhard Gruber, asumió la responsabilidad de esta negligencia, pero una víctima llevó a Benedicto XVI a los tribunales reclamando daños y perjuicios en el verano de 2022.
Un mes antes de su muerte, Joseph Ratzinger accedió a testificar en el juicio por celebrarse en la corte provincial de Traunstein. Siendo papa emérito, expresó «su pesar por los abusos y errores que han ocurrido durante el tiempo de mi mandato en sus respectivos lugares».
El anciano Pontífice falleció el último día de 2022, antes de dar el testimonio frente al tribunal. El demandante continuó el procedimiento legal. Tras la muerte de Ratzinger, el abogado de la víctima reclamó daños y perjuicios a sus herederos. Hace unos días, el Tribunal Superior Regional de Múnich rechazó la demanda con una sentencia donde sostuvo no tener conocimiento de la «existencia de una herencia» de Ratzinger y que la justicia alemana no está obligada a buscar posibles herederos para intervenir en el proceso civil. El tribunal bávaro se declaró exento e invitó al demandante que acudiera a la justicia vaticana para hallar los herederos de Benedicto XVI.
El abogado del demandante juzgó «insuficiente la sentencia del Tribunal Superior Regional de Múnich» e «ignora el hecho de que un ciudadano alemán no puede acceder a un tribunal hereditario del Vaticano para nombrar un representante de acuerdo con la ley vaticana». Su siguiente paso fue anunciar la intención de apelar y llevar la denuncia al Tribunal Constitucional Federal alemán.
Los cinco primos vivos de Ratzinger tienen dificultad para aceptar la herencia, consistente en una pequeña suma en una cuenta bancaria. Las dos casas que poseía Benedicto XVI pasaron al instituto que lleva su nombre.
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