(ZENIT Noticias / Castilla-León, 02.07.2024).- La estabilidad de los pueblos rurales en España está en juego: cada vez nacen menos niños en el país país y cada vez las personas son más viejas. Los primeros perjudicados son los pueblos que están a las puertas de su desaparición como tal ante la falta de una generación que pueda sostener estos remansos de paz.
Sin embargo, la esperanza es lo último que se pierde. Así lo señalan muchos de los mayores que siguen resistiendo y optan por seguir viviendo en la España rural, tan defenestrada y olvidada por aquellos que legislan.
Los pueblos de la España rural: remanso de paz, lugar de tradiciones vivas y transmisión de valores
Mientras que en las grandes ciudades se olvidan muchas veces de valores como la donación, entrega, solidaridad, caridad e incluso humanidad, en los pueblos más rurales de la ‘España vaciada’ se siguen viviendo estos valores que siempre van acompañados de una fe muy fortalecida.
Pueblos como Marazoleja, Marazuela o Juarros de Riomoros, forman parte de la España rural y destacan porque la comunidad que los conforman, en un total cerca de 60 habitantes por cada pueblecito. Son personas mayores que transmiten esos valores a los forasteros que se acercan a conocer la Castilla más rural y de las más bonitas de toda la comarca castellanoleonesa.
El 80% de los habitantes de los pueblos tienen la fe más arraigada que los habitantes de las grandes ciudades
La vivencia de las tradiciones es un hecho real en cada uno de los pueblos de la España rural, en algunos de mayor forma que en otros. Sin embargo, hay un dato que no debe dejar indiferente: el 80% de los habitantes de los pueblos tienen una fe más arraigada que aquellos que residen en las grandes ciudades. El motivo no es otro sino que en los pueblos la fe es algo que se vive de manera natural y con gran devoción, sin tibiezas.
Frente al desolador drama que se cierne sobre los pueblos rurales que podrían ver su extinción en apenas 15 años, el llamado de los habitantes es muy claro: “necesitamos jóvenes, necesitamos familias que vengan, que quieran repoblar la España rural, necesitamos que no dejen morir nuestra comarca”, así es como lo expresa Rosario, una mujer que a sus 85 años de edad hace un reclamo a la juventud y les insta a que “no tengan miedo, aquí pueden venir les acogemos encantadamente, son nuestra esperanza”.
Petición que también han transmitido a los poderes públicos a los que acusan de no querer atenderlos y olvidar por completo que son ganaderos, agricultores o pescadores el sistema no se sostiene.
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